P¨®sters para enmarcar
Dec¨ªamos ayer (v¨¦ase columna anterior en la p¨¢gina 18 del diario EL PA?S del 9 de febrero) que, a la inversa de lo sucedido con ocasi¨®n de otras rivalidades pol¨ªticas, en estos momentos el Partido Popular para nada quiere romper el p¨®ster electoral de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, por estimar ventajosa su debilidad; de la misma manera que el PSOE se afana incansable en preservar el p¨®ster de Mariano Rajoy como candidato porque lo eval¨²a de forma id¨¦ntica. Como estamos viendo, cada uno de los dos preconizados contendientes para los comicios de 2012 considera a su rival y es, a su vez, considerado por ¨¦l, como un activo valios¨ªsimo en aras de obtener la ansiada victoria en las urnas. Cada uno se apresta a comparecer en la campa?a m¨¢s que aportando sus m¨¦ritos se?alando los dem¨¦ritos del adversario como el mayor activo propio. Pero hasta que empiece la carrera, de los p¨®sters a romper, hemos pasado a los p¨®sters a enmarcar. Sucede que en medio de una crisis, que estar¨ªa reclamando la contribuci¨®n de todos para salir antes y mejor, la actitud en la que ambos antagonistas, Zapatero y Rajoy, coinciden es la de garrotazo y tente tieso, que se refleja en el Duelo a garrotazos, una de las pinturas negras de Goya que decoraban la Quinta del Sordo y que fue trasladada a lienzo en 1874 por Salvador Mart¨ªnez Cubells seg¨²n encargo del banquero belga Fr¨¦deric Emile Erlanger, quien al fracasar su intento de venderlas en la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs, las don¨® al Museo del Prado, donde se encuentran desde 1881. El cuadro presenta a dos villanos enterrados hasta las rodillas luchando a bastonazos en un paraje desolado. Es una imagen de la lucha fratricida tan ambientada entre los espa?oles desde tanto tiempo atr¨¢s.
Asombra imaginar c¨®mo avanzar¨ªamos todos si dej¨¢ramos de hacernos da?o
Entonces, comparece el rey Juan Carlos y convoca a los interlocutores responsables del mundo econ¨®mico, financiero, empresarial y laboral, empezando por la vicepresidenta segunda y ministra de Econom¨ªa y Hacienda, Elena Salgado, y siguiendo por los secretarios generales de los dos sindicatos mayoritarios, Ignacio Fern¨¢ndez Toxo, de Comisiones Obreras, y C¨¢ndido M¨¦ndez, de la Uni¨®n General de Trabajadores. Como ha se?alado en su Telegrama para Hora 14 de la cadena SER un buen amigo periodista, el Rey lo hace en un momento en el que las circunstancias apretadas de la crisis nos interpelan a todos y nos reclaman algunos acuerdos b¨¢sicos, algunos pactos inteligentes, que nos permitan consensos ¨²tiles para superarla. Pero tampoco han dejado de brotar las susceptibilidades de una y otra parte, por mucho que los tratadistas m¨¢s solventes hayan resumido en tres las funciones del Rey: estar informado, advertir y estimular y el intento de don Juan Carlos haya sido el de ponerlas en juego.
Asombra imaginar c¨®mo avanzar¨ªamos todos si dej¨¢ramos de hacernos da?o. Pero en medio de tantos cambios sociales perdura el entusiasmo por el desastre y el gusto por la autoflagelaci¨®n. Suenan las quejas por la mirada cr¨ªtica que nos dirigen algunos ¨®rganos importantes de la prensa internacional, pero apenas son cacahuetes en comparaci¨®n con las atrocidades que sobre la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola imprimen cada d¨ªa los diarios espa?oles. La prensa extranjera es de una benevolencia extraordinaria y apenas recoge algo de lo que rebosan los nuestros. Aunque llamarlos nuestros podr¨ªa resultar excesivo. Es incomprensible que ¨®rganos period¨ªsticos que se sienten representantes de la derecha m¨¢s comme il faut se entreguen con todo desenfreno a la propaganda de la negatividad en cuanto se refiere a la econom¨ªa espa?ola. Parecen ciegos y sordos a las consecuencias que se desencadenan, en primer lugar, para la empresa y los empresarios que han internacionalizado sus negocios y que acaban siendo penalizados precisamente por su condici¨®n de espa?oles. Porque la coloraci¨®n nacional puede ser un valor a?adido, como lo es en el caso por ejemplo de los alemanes, los suizos, los holandeses o los americanos, o convertirse en una etiqueta negativa como la que ahora grava sobre nuestros compatriotas.
Entre tanto, el presidente Zapatero reincide en unas maneras de gobernar, sin atender a sus ministros, en las ant¨ªpodas de la disciplina orquestal que exaltaba nuestro Arturo Soria y Espinosa y que ha llevado a lo m¨¢s excelso Maris Jansons al frente de la Royal Concertbouworkest de Amsterdam seg¨²n pudimos escuchar la pasada semana en el Auditorio Nacional. Y desde la acera de enfrente todo son reclamaciones para que ZP sea valiente y tome medidas impopulares porque como ha escrito The Economist se tratar¨ªa de evitar The cruelty of compasi¨®n.
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