El estratega de la 'narcoguerrilla'
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Abdul Ghani Baradar, jefe militar de los talibanes, es conocido entre sus hombres con el apodo que el mul¨¢ Omar le puso hace a?os, hermano, lo que da una idea de la proximidad entre ambos. Los dos provienen de la misma parte de Afganist¨¢n, combatieron juntos contra el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico en la d¨¦cada de los ochenta y, en los noventa, fundaron el movimiento talib¨¢n. El mul¨¢ Baradar es m¨¢s que la mano derecha de Omar. Es el jefe de facto desde que el l¨ªder tuvo que esconderse tras los atentados del 11-S y su captura puede tener un impacto mayor sobre el curso de la guerra en Afganist¨¢n que todas las ofensivas de la OTAN juntas.
El poder de Baradar, de 42 a?os, era enorme. Hasta su detenci¨®n hace unos 10 d¨ªas en Karachi (Pakist¨¢n), el n¨²mero dos de los talibanes era el responsable del d¨ªa a d¨ªa de las operaciones militares y la estrategia militar y pol¨ªtica, y de elegir y expulsar a los comandantes y gobernadores talibanes. En la guerra que libran en la actualidad contra la OTAN, Baradar puso en marcha la estrategia de sembrar las carreteras con bombas artesanales y utilizar t¨¢cticas de guerrilla siempre que sea posible. Adem¨¢s, era miembro destacado de la Shura de Quetta (consejo talib¨¢n, situado en la capital de la provincia de Baluchist¨¢n) y controlaba la fortuna procedente del opio (principal fuente de financiaci¨®n de los talibanes), el secuestro y la extorsi¨®n.
Su amistad con el mul¨¢ Omar naci¨® mientras luchaban contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica y es clave en el nacimiento del movimiento. Tras la guerra, ambos abrieron su madraza en Maiwand, a 70 kil¨®metros de Kandahar. Con la ayuda de una treintena de hombres, se rebelaron contra los se?ores de la guerra locales por ir contra la tradici¨®n isl¨¢mica. Con los a?os, acabaron controlando Afganist¨¢n. Baradar convirti¨® a los talibanes en una fuerza efectiva de combate. Cuando fueron expulsados del Gobierno, Baradar era viceministro de Defensa y fue el comandante responsable de defender el norte de Afganist¨¢n. A?os despu¨¦s de la derrota, dirigi¨® personalmente las ofensivas lanzadas contra los soldados de la OTAN en los inviernos de 2008 y 2009, que sorprendieron a los comandantes occidentales, acostumbrados a que la ¨¦poca de combates fuertes en Afganist¨¢n fuera entre mayo y noviembre.
Baradar pertenece al grupo de los viejos talibanes, curtidos en la d¨¦cada de los noventa, y te¨®ricamente m¨¢s moderados que los nuevos talibanes, surgidos a partir de 2001, m¨¢s extremistas e ideol¨®gicamente m¨¢s cercanos a Al Qaeda.
La captura de Baradar, considerado m¨¢s proclive a negociar con el Gobierno de Kabul, puede suponer una radicalizaci¨®n de la lucha. Pero los nuevos talibanes, precisamente por su extremismo, pueden perder apoyos entre la poblaci¨®n, m¨¢s cercana a las maneras de l¨ªderes como Baradar que, seg¨²n un extenso perfil publicado por la revista Newsweek el a?o pasado, "opera como un l¨ªder tribal past¨²n tradicional". Cuando visitaba una localidad, el n¨²mero dos del mul¨¢ Omar hablaba no s¨®lo con los altos responsables militares y pol¨ªticos, sino tambi¨¦n con los oficiales de bajo rango y ancianos de las aldeas.
Para mejorar la imagen de los talibanes, Baradar reparti¨® el a?o pasado entre sus combatientes un peque?o manual de conducta, seg¨²n la prensa estadounidense por orden del mul¨¢ Omar. En ¨¦l, daba consejos sobre c¨®mo evitar la muerte de civiles durante el combate, c¨®mo ganarse la simpat¨ªa de la poblaci¨®n, y la necesidad de limitar los ataques suicidas, en los que suelen morir muchos civiles.
Antes de ser detenido, Baradar no ten¨ªa oficina fija ni residencia, pero conoce al detalle el entramado talib¨¢n en Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, una informaci¨®n de valor incalculable para los servicios secretos de Occidente.
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