La caravana de los desvalidos
Alguna gente dice que hay que leer varios peri¨®dicos de distinto signo para saber lo que ocurre, pero en realidad basta con leer uno solo para tener noticias de dos mundos diferentes. Ahora mismo, sin ir m¨¢s lejos, miras el diario y en la noticia de arriba se informa de que el hotel Ritz va a empezar una reforma que le a?adir¨¢, entre otras cosas, 18 nuevas habitaciones de lujo, un spa y un gimnasio bajo el jard¨ªn; mientras que en la noticia de abajo se dice que la miseria en la Comunidad de Madrid ha crecido tanto en estos tiempos de crisis para casi todos y grandes negocios para unos cuantos, que obliga a 250.000 personas a pedir comida en los centros de beneficencia que hay en la capital, donde cada d¨ªa y cada noche llega en busca de ayuda la caravana de la que hablaba Valle-Incl¨¢n en uno de sus poemas: "Por los caminos florecidos / va la caravana de los desvalidos, / ciegos, leprosos y tullidos. / No tienen albergue en la noche fr¨ªa, / no tienen yantar a la luz del d¨ªa, / por eso son hijos de Santa Mar¨ªa". Las cosas cambian deprisa, pero s¨®lo en la parte de la realidad.
El mundo siempre estar¨¢ partido en dos, pero se puede exigir que las dos mitades no est¨¦n tan lejos
En el Ritz, que es una maravilla, un t¨¦ con pastas vale 30 euros. En los centros de caridad, el Banco de Alimentos de Madrid, la Cruz Roja o C¨¢ritas reparten modestas bolsas de alimentos con tomates, az¨²car, arroz y alguna bebida, o dan bocadillos de madrugada, o guisan lo que puedan en los comedores sociales, o lo reparten a domicilio a los m¨¢s necesitados. Lujo y miseria de un sistema que no funciona porque la planta noble de los edificios, en donde est¨¢n las oficinas m¨¢s grandes, cada vez est¨¢ m¨¢s lejos del suelo. Tanto que en Espa?a ya empieza a ser verdad lo que el novelista nicarag¨¹ense Sergio Ram¨ªrez me dijo una ma?ana mientras pase¨¢bamos por Managua: "Aqu¨ª, como en otras muchos lugares de Latinoam¨¦rica, hay dos pa¨ªses; uno virtual, en el que viven, o vivimos, las personas que no tenemos problemas econ¨®micos acuciantes, y otro real, en el que viven todos los dem¨¢s. No tengo ni que decirte que el segundo es mucho mayor que el primero".
Es fant¨¢stico que se rehabilite el hotel Ritz y que las necesidades de quienes puedan pag¨¢rselo est¨¦n cubiertas, pero ?y el resto? ?La soluci¨®n es darles limosna? A lo mejor con los millones de euros que los Gobiernos del primer mundo han dedicado a salvar de la quiebra a los bancos que nos metieron en esta crisis, aunque nunca hubieran hecho gran cosa por los clientes expoliados por esos mismos bancos durante d¨¦cadas, se podr¨ªa hacer que las personas que tienen problemas graves dejasen de tenerlos, ?no?
Por desgracia, el mundo siempre va a estar partido en dos, pero podemos exigir, como m¨ªnimo, que las dos mitades no est¨¦n tan lejos. No se trata de poner a este lado el spa del Ritz y al otro los comedores sociales, como si fueran dos boxeadores a punto de pelearse, pero s¨ª que es cierto que en ciertos momentos, cuando las cosas, como dicen en Chile, se ponen de color hormiga, parece algo ofensivo que una cosa se construya encima de la otra, o al menos en el solar de al lado. Seguro que a alguno esta idea le parece ret¨®rica, populista o cualquiera de esas otras palabras que han inventado los poderosos para desestabilizarle el lenguaje a los d¨¦biles. Algo habr¨¢ que hacer, porque si ya es preocupante que, nada m¨¢s que en Madrid, 250.000 personas tengan que pedir caridad para poder comer, m¨¢s lo ser¨ªa que s¨®lo fuesen las 250.000 primeras. Y, en cualquier caso, ha pasado demasiado tiempo desde que Valle-Incl¨¢n escribi¨® ese poema que se llama Los pobres de Dios, as¨ª que tendr¨ªa que haberse quedado antiguo. ?Lo est¨¢?
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