Teor¨ªa del re?idero
Gri?¨¢n y Arenas retoman sus duelos parlamentarios con ataques personales
Un re?idero es un sitio destinado a los altercados de algunos animales, y principalmente a los de los gallos. As¨ª lo define la Real Academia Espa?ola, y fue la met¨¢fora que escogi¨® ayer Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n para asegurar en el Parlamento andaluz que no va consentir que Javier Arenas le arrastre hacia querellas personales, aunque el lustroso choque que protagonizaron ambos dej¨® sus palabras en el aire.
"No voy a convertir las sesiones de control en un re?idero, y que la gente diga: 'mira ah¨ª est¨¢n otra vez esos dos pele¨¢ndose", sostuvo el presidente de la Junta en tono solemne y mirando fijamente a su rival. "A la opini¨®n p¨²blica le importa un bledo lo que usted opine sobre mi persona o lo que yo opine sobre la suya", a?adi¨® para remarcar la idea. Son¨® a punto final, pero no. A rengl¨®n seguido descerraj¨® sobre Arenas la habitual r¨¢faga de proyectiles destinados a zaherir su orgullo, y cerr¨® el debate. "Piense m¨¢s en solucionar los problemas de los andaluces que en solucionar el suyo, que es el de la ambici¨®n de poder frustrada tantas veces", le dijo.
Gri?¨¢n: "A la gente le importa un bledo lo que yo opine de usted, y usted de m¨ª"
Era la respuesta a los muchos aguijonazos con los que el l¨ªder del PP hab¨ªa salteado sus dos turnos de palabra. Con ellos dibuj¨® el perfil de un pol¨ªtico tan ineficaz como pomposo, cuyo rasgo de car¨¢cter m¨¢s destacado es estar pagado de s¨ª mismo. Una muestra: "Ha dedicado usted el 80% de las intervenciones p¨²blicas de los ¨²ltimos meses a hablar de su persona, de s¨ª mismo, de su liderazgo en el PSOE".
En el reinicio del curso parlamentario tras el periodo inh¨¢bil de las navidades, los dos l¨ªderes retomaron el hilo de su combate justo en el punto donde lo dejaron: en los ataques mutuos a las trayectorias pol¨ªticas y la descalificaci¨®n de sus capacidades. Cierto es que envolvieron el gui¨®n (verdadera espina dorsal de sus encuentros dial¨¦cticos), con discusiones sobre las medidas contra la crisis econ¨®mica, asistidos de una ristra de cifras apabullantes que, si bien est¨¢n extra¨ªdas de las mismas fuentes, curiosamente (seg¨²n los datos que se elijan), sirven para argumentar una cosa y la contraria. Pero lucieron m¨¢s las alusiones a cuando Arenas era ministro de Trabajo, a cuando lo era Gri?¨¢n; a lo que hicieron durante sus mandatos en la Seguridad Social, en el INEM; las servidumbres ante sus direcciones nacionales, las audaces o penosas gestiones de sus gobiernos, o el porte y tron¨ªo de cada cual a la hora de defender con valent¨ªa los intereses de los andaluces en Madrid.
Desde que Gri?¨¢n es presidente de la Junta (pronto se cumplir¨¢ un a?o), ¨¦l y Arenas saltan en semanas alternas al campo parlamentario a competir en brillantez. Ambos son oradores sobresalientes y la cosa suele quedar en tablas, entre los v¨ªtores y aplausos exagerados de sus respectivas bancadas, que contribuyen mucho al ambiente, a crispar el ambiente. Dicen que no les preocupa si salen bien o mal, pero no le quitan ojo a la sombra que proyectan sus respectivas siluetas. "Le doy a usted el premio de las ocurrencias", dijo ayer el presidente en un alarde de generosidad, a la vez que le record¨® a Arenas que ¨¦l es capaz de salir airoso de cualquier discusi¨®n.
De momento, el curso ha empezado donde termin¨® el anterior, en la teor¨ªa del re?idero de la que habl¨® Gri?¨¢n.
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