?Soso o sereno?

Nada parece haber cambiado. Obviamente, se percibe la crisis, quiz¨¢ aqu¨ª de forma comparativamente m¨¢s acusada, no tanto por la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs, sino por ser muy grande el peso institucional de Arco y estar muy desmedradas las arcas del Estado. La sensaci¨®n de correr un espacio demasiado despejado se amortigua por el hecho de haber mejorado el dise?o ferial, con lo que se ha evitado el agobiante batiburrillo de anta?o. Se percibe entre lo exhibido un talante de aprensiva prudencia; pero hasta esto tiene sus ventajas, porque se ha reducido el n¨²mero de tonter¨ªas m¨¢s o menos vistosas. S¨ª, nos encontramos un Arco m¨¢s tranquilo.

?M¨¢s sereno o, simplemente, soso? Si no queremos conformarnos con las apariencias, y se afronta el punto cr¨ªtico crucial de evaluar si a estas alturas Arco ha logrado convertirse en una referencia internacional y no en un simple espect¨¢culo pol¨ªtico-medi¨¢tico para que los espa?oles simulen ser lo que no son, las cosas se complican. No hace falta ser un rabioso liberal para comprender que un mercado no puede funcionar permanentemente tutelado. Y Arco dista mucho de haberse creado un mercado nacional e internacional rentable, que no hay que equivocar con que a algunos, entre sus feriantes locales, les haya ido o les vaya bien, tampoco nunca quedando claro c¨®mo y por qu¨¦, pero todav¨ªa menos confundir el ¨¦xito comercial con el revuelo medi¨¢tico y la asistencia masiva de visitantes. Aunque comparta la ilusi¨®n, no veo que Arco haya conseguido crearse un perfil competitivo, como ser¨ªa haberse convertido en la gran oferta del arte latinoamericano para Europa. No; nosotros queremos aparentar ser m¨¢s modernos que nadie, aunque se nos vea el pelo de la dehesa y arruinemos al contribuyente.