De enga?os, trampas y chanchullos
Hace pocos d¨ªas, un edificio en el barrio de Sant Gervasi de Barcelona amaneci¨® con una bolsita de pl¨¢stico sobre el felpudo de cada piso. En las bolsas hab¨ªa un tubo de ensayo y unas indicaciones para recoger muestras de agua, que m¨¢s tarde ser¨ªan analizadas gratuitamente para que los inquilinos decidieran si quer¨ªan adquirir un equipo purificador. Lo extra?o era que ten¨ªan que contestar tambi¨¦n preguntas referidas al sexo y edad de los habitantes de cada hogar y a sus h¨¢bitos horarios.
Tanto inter¨¦s por cuestiones alejadas del consumo llevaron a la vecindad a preguntarse por la honradez de los autores de la operaci¨®n. ?Realmente qui¨¦n hab¨ªa tras ello? La idea de una empresa que, acuciada por la crisis, implementaba nuevos recursos de marketing no parec¨ªa cuadrar. O, por lo menos, eso consider¨® la polic¨ªa.
La lista de enga?os es inagotable, pero si tuviera que se?alar la trampa que peor digiero, ser¨ªa la de la informaci¨®n sesgada
Entonces, tal vez fuera un individuo hambriento que, a la manera de los p¨ªcaros coet¨¢neos del Lazarillo de Tormes, aspirase a mejorar su condici¨®n social recurriendo al enga?o o a la estafa. ?sa pod¨ªa ser la respuesta, aunque no se pod¨ªa descartar que se tratase de un ciudadano sin apreturas econ¨®micas pero con gusto por mejorar su patrimonio a base de hacer trampas, procedimiento que, por lo visto, es el deporte nacional.
No hay m¨¢s que ponerse a bucear un poco en la trama G¨¹rtel para darse cuenta de que pol¨ªticos sin dificultades para llegar a final de mes echaron mano del dinero p¨²blico en beneficio propio, ya fuera para financiar empresas constructoras, ya para no tener que pagarse ellos mismos los costosos trajes y las impecables camisas; unos comportamientos al m¨¢s puro estilo de la picaresca espa?ola, s¨®lo que sin la justificaci¨®n del hambre.
Aunque la clase pol¨ªtica es la m¨¢s se?alada por sus trampas, la ciudadan¨ªa en general tambi¨¦n tiende al chanchullo. S¨®lo as¨ª se puede comprender que en la capital catalana cada d¨ªa viajen 13.200 pasajeros sin billete. Y que exista un tr¨¢fico de tarjetas -falsificadas o no- de aparcamientos para personas con discapacidad de las que se aprovechan quienes no son sus leg¨ªtimos beneficiarios. Y tambi¨¦n que las familias se empadronen en un edificio que no es su vivienda habitual para tratar de conseguir plaza en un colegio determinado.
La lista de enga?os ser¨ªa casi inacabable, sobre todo ahora que Internet y las redes sociales permiten que el fraude se multiplique por much¨ªsimos m¨¢s incautos dispuestos a creer, por ejemplo, que en un lejano hospital una ni?a necesita ayuda econ¨®mica para tirar adelante su tratamiento.
De entre esa lista inagotable, si tuviera que se?alar la trampa que peor digiero, ser¨ªa la de la informaci¨®n sesgada, un ejemplo notorio de la cual se ha producido esta semana. El peri¨®dico Abc publicaba una noticia de la que luego se hicieron eco otros medios y numerosas tertulias, la mayor¨ªa asociados a posiciones conservadoras. Dec¨ªa el peri¨®dico en cuesti¨®n: "A¨ªdo gasta 26.000 euros en un mapa de excitaci¨®n sexual del cl¨ªtoris", lo que dio pie, claro, a comentarios despectivos respecto a la ignorancia sexual de ciertas mujeres o a la inutilidad del Ministerio de Igualdad.
Lo que olvid¨® citar ese peri¨®dico fueron dos palabras del enunciado de la investigaci¨®n: inervaci¨®n y genitoplastia. Contado de forma muy simple, la primera se refiere a la acci¨®n de los nervios sobre, en este caso, el cl¨ªtoris. Y el conocimiento de este mecanismo es fundamental para mejorar el resultado de las intervenciones de reconstrucci¨®n de los genitales externos de la mujer, en t¨¦rminos m¨¦dicos: genitoplastia. Dicha intervenci¨®n se aplica en casos de malformaciones cong¨¦nitas, en los de reasignaci¨®n de sexo en transexuales o en los de mujeres que han sufrido la ablaci¨®n.
En el mundo hay m¨¢s de 130 millones de mujeres con los genitales amputados y 6.000 nuevas v¨ªctimas cada d¨ªa. Aunque s¨®lo fueran seis los hombres a los que se les amputara el pene diariamente, ?no se justificar¨ªa un estudio para tratar de reconstru¨ªrselo en las mejores condiciones? Pues de eso se trata, s¨®lo que en femenino.
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