Vuelva dentro de un mes
Esperas de hasta 30 d¨ªas en los servicios sociales de Barcelona
"Por lo menos hice unas 10 llamadas en dos d¨ªas para intentar pedir hora. No hubo manera. As¨ª que he venido para que me den cita para otro d¨ªa. Seguro que va para largo". El relato es de Bego?a, una mujer que aguardaba en el centro de servicios sociales del Poblenou para tramitar asistencia domiciliaria destinada a su madre, que est¨¢ imposibilitada. El caso de Bego?a no es aislado. Llamadas de tel¨¦fono que no son atendidas y esperas de m¨¢s de 15 d¨ªas -hasta un mes- para poder concertar la primera cita son deficiencias recogidas en un informe interno del ¨¢rea de Acci¨®n Social del Ayuntamiento de Barcelona. Ese departamento hizo un chequeo sobre tres centros sociales que han realizado una prueba piloto del nuevo sistema de atenci¨®n que se est¨¢ implantando. Seg¨²n el resultado, en las oficinas de Barceloneta y Marina se atienden menos del 50% de las llamadas que entran, que deber¨ªan ser el primer contacto con los centros sociales para pedir una cita. El problema del tel¨¦fono, no obstante, no es exclusivo de esas oficinas, ya que se repite en muchas otras.
Ciutat Vella, Nou Barris y Sant Mart¨ª, distritos con m¨¢s demanda
"Me han dicho que no cogen el tel¨¦fono porque no podr¨ªan atender a las personas que esperan", a?ade Bego?a mientras espera su turno. El pasado martes a las 16.30 horas, unas 15 personas aguardaban ser atendidas en el centro del Poblenou. Muchos no ten¨ªan cita e iban a concertarla, previa exposici¨®n de su caso a la ¨²nica trabajadora que atend¨ªa a los usuarios en la mesa de la recepci¨®n.
Seg¨²n el informe municipal, en los dos centros chequeados la espera para la primera cita es de m¨¢s de 15 d¨ªas en el 75% de los casos. A veces es m¨¢s larga, lo que motiva que la persona que necesita la ayuda acabe desistiendo porque ya ha buscado otra soluci¨®n. El tiempo para la segunda entrevista -que suele ser de seguimiento y control- puede ser de m¨¢s de 30 d¨ªas. ?se es el plazo que le dieron el martes a un ciudadano rumano, Florian, que solicit¨® ayuda econ¨®mica.A veces, esa primera cita no resuelve nada y se remite al usuario a otras oficinas. Eso le ocurri¨® a Shabir, un paquistan¨ª afincado en Espa?a desde 2000. Los problemas le llegaron con la crisis. Perdi¨® el empleo y, tras el subsidio de paro, ahora cobra 420 euros como renta m¨ªnima. "Pero el alquiler es de 800 euros y no llegamos", dice en un correcto castellano. As¨ª las cosas, pidi¨® una cita hace un mes y medio, y el martes pasado sali¨® de las oficinas del centro del Poblenou con una direcci¨®n anotada. "Me han dicho que tengo que ir a otra oficina para pedir una ayuda para el alquiler", explicaba con la decepci¨®n dibujada en su rostro. A las seis de la tarde ya no quedaba nadie en la sala de espera del centro del Poblenou. En el del Tur¨® de la Peira, pese a que la web municipal se?ala que el horario es hasta las ocho de la tarde los martes y jueves, el martes a las 19.15 ya estaba cerrado. No todo el panorama es igual. Mar¨ªa, usuaria del centro de servicios sociales de Sant Antoni, sostiene que tuvo la asistencia social que necesitaba para atender a su cu?ado -imposibilitado por una hemiplejia- de un d¨ªa para otro: "Todo ha ido como una seda, vienen dos veces al d¨ªa".
Antonio Lorite (UGT), presidente del comit¨¦ de empresa del Ayuntamiento de Barcelona, afirma que la mayor¨ªa de los centros sociales -hay 34 y se incrementar¨¢n hasta 41- y sus trabajadores est¨¢n desbordados: "Hay listas de espera de hasta 40 d¨ªas por una plaza de comedor social". Los mayores problemas se dan, de acuerdo con la informaci¨®n que llega a ese sindicato, en los centros de Ciutat Vella y Nou Barris, Sants-Montju?c y Sant Mart¨ª. Son los distritos con una mayor concentraci¨®n de inmigraci¨®n, un sector de la poblaci¨®n en el que hay m¨¢s usuarios de los servicios sociales porque tambi¨¦n es uno de los m¨¢s perjudicados por la crisis econ¨®mica. En el centro de servicios sociales de la plaza del Pedr¨®, en el barrio del Raval, por ejemplo, la mayor parte de las personas que entraron en dos horas el mi¨¦rcoles por la ma?ana de la semana pasada eran inmigrantes. Al salir explicaban que tramitaban ayudas de alimentos o econ¨®micas, para afrontar el alquiler o el pago de recibos de suministros.
UGT sostiene, adem¨¢s, que el a?o pasado algunos centros sociales denegaron asistencia por falta de recursos, hasta que recibieron m¨¢s fondos. Esa misma cr¨ªtica hace el personal de la oficina de la S¨ªndica de Greuges de la ciudad tras constatar que en 2009 hubo problemas de dotaciones presupuestarias en algunos centros. El departamento de Acci¨®n Social del Consistorio niega que se hayan rechazado peticiones de servicios b¨¢sicos -como ayuda alimentaria- por falta de recursos en 2009, a?o en el que el incremento de la demanda oscil¨® entre el 20% y el 27%, seg¨²n diferentes c¨¢lculos. S¨ª admite, en cambio, que las necesidades que hay en cada barrio pueden llegar a desplazar otros servicios que no se consideran tan prioritarios. Eso provoca, en la pr¨¢ctica, diferencias entre distritos. Es el caso de una mujer inmigrante con un hijo peque?o que viv¨ªa en una habitaci¨®n realquilada en un piso. Durante un tiempo tuvo la ayuda de una trabajadora social durante dos horas, dentro de un programa de atenci¨®n a familias en riesgo de exclusi¨®n. Al cambiarse de domicilio -en un distrito diferente- y volver a solicitar la misma ayuda, tuvo un no como respuesta.
La discrecionalidad de algunas ayudas es admitida por trabajadoras que atienden cada d¨ªa las peticiones. "Cada caso es diferente y hay que valorar muchas cosas, entre ellas el contexto familiar y social", argumenta una trabajadora social. "Lo que hace falta es clarificar las prestaciones sociales que hay y los baremos. Llevamos tiempo reclamando un cat¨¢logo de los servicios sociales", apunta Lorite. Mayte Fandos, edil de CiU, ha pedido reiteradamente que se clarifiquen los criterios de las ayudas y las condiciones: "Da la sensaci¨®n de que todo depende de criterios discrecionales".
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