Stalin o Pink Floyd, seg¨²n Stoppard
?lex Rigola trae su versi¨®n de 'Rock'n'Roll', la visi¨®n del dramaturgo ingl¨¦s sobre el fin del comunismo y la frustraci¨®n de la contracultura juvenil
"?Quieres saber una cosa? Me plante¨¦ votar a la Thatcher, para aumentar las distancias y restreg¨¢rselo por la cara a los obreros, para hacerle el juego a los poderosos; cualquier cosa con poder despertar a esos cabrones". Son los a?os ochenta y Gran Breta?a est¨¢ a los pies de los conservadores brit¨¢nicos; un viejo marxista cojo despotrica desesperado. Su hija est¨¢ junto a ¨¦l, ignorando lo que dice, lamentando haberse jugado su futuro a la carta de las comunas juveniles y el LSD. "Fui la reina del ¨¢cido de la universidad...". Llu¨ªs Marco y Chantal Aim¨¦e pulen sus papeles. El mi¨¦rcoles, las butacas estaban vac¨ªas, y en medio de la frialdad del ensayo, el desamparo de los personajes es cruel.
La obra transcurre en un jard¨ªn ingl¨¦s y en un piso de la Praga de 1968
Rock'n'Roll, la obra del dramaturgo ingl¨¦s de origen checo Tom Stoppard (Zl¨ªn, 1937), son dos horas de teatro que destripan los peligros vitales de la adicci¨®n a los credos (sea el marxismo o sea el hippismo, salvando las distancias) a trav¨¦s de la evoluci¨®n humana e ideol¨®gica de tres personajes: Max Morrow, un catedr¨¢tico comunista de Cambridge; su hija Emy, una hippie enamorada de Pink Floyd, y Jan, un joven checo, alumno de Max, que regresa a su pa¨ªs cuando los tanques sovi¨¦ticos invaden Checoslovaquia. La trama arranca en 1968 con la Primavera de Praga y termina en 1990, con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
"El problema de los personajes es que toman decisiones muy terminantes; cada uno se aferra a sus mitos. Y lo bueno es ver lo desolados que est¨¢n todos al final", explica ?lex Rigola (Barcelona, 1969), director de la obra, que se puede ver desde ma?ana en las naves del teatro Espa?ol en el Matadero. Rock'n'Roll se interpret¨® el a?o pasado en el Lliure de Barcelona y gan¨® el Premio de la Cr¨ªtica de Barcelona. En Madrid coincide con la representaci¨®n de otra pieza de Stoppard, Realidad, en el Mar¨ªa Guerrero.
Las escenas transcurren en el estupendo jard¨ªn ingl¨¦s de Max Morrow (porche de madera y ladrillo marr¨®n, c¨¦sped verde esperanza, barbacoa) y en el piso de Jan en la Praga comunista, iluminado en blanco y negro. Una escenograf¨ªa sobria que deja el protagonismo al lenguaje y al sonido.
El cartel, un retrato del fil¨®sofo Carlos Marx con la lengua de los Rolling Stones, se?ala sus ingredientes: m¨²sica y dial¨¦ctica pol¨ªtica. Canciones de John Lennon, Pink Floyd o The Doors acompa?an una trama de discusiones conceptuales que contaminan las relaciones vitales de los personajes. El hueso te¨®rico se basa en un hecho real, las cartas que se enviaron durante la dictadura comunista dos checos c¨¦lebres, V¨¢clav Havel, dramaturgo y primer presidente de la Rep¨²blica Checa despu¨¦s del r¨¦gimen, y el escritor Milan Kundera. Havel era partidario de oponerse abiertamente al Gobierno comunista, por lo que estuvo preso. Kundera prefer¨ªa guarecer sus ideas en met¨¢foras art¨ªsticas. La toma de posici¨®n del intelectual ante el poder, la fricci¨®n entre sus miedos y sus principios, es el dilema moral del texto de Stoppard. Una cuesti¨®n que se aviv¨® en 2008 cuando una revista checa public¨® que Kundera, autor de La insoportable levedad del ser, pudo haber delatado a un amigo ante la polic¨ªa secreta checa en los cincuenta.
Al final de Rock'n'Roll, seg¨²n Rigola, cae el Muro, se abren los archivos del r¨¦gimen y los personajes descubren una fosa s¨¦ptica de miserias: "Hay traiciones a amigos, familiares, vecinos... Y se ve c¨®mo era cada uno, aparte de lo que dec¨ªa ser". Sobre la denuncia a Kundera, no probada, es cauto: "No puedo posicionarme. ?T¨² has estado en una sala de interrogatorio? Yo no".
El director catal¨¢n se?ala que la dial¨¦ctica te¨®rica no hace pesado el espect¨¢culo: "Rock'n'Roll tiene m¨¢s que ver con la vida que con la pol¨ªtica. Hay amor, poder, enga?o. Puede parecer densa, pero al escuchar los di¨¢logos de los actores, con la m¨²sica, se hace tan agradable...".
El humor sard¨®nico de Max, el viejo marxista, es una de las vetas de humor seguras de la obra, con un rictus agrio y brillantes juicios: "El m¨¦dico no me deja tomar nurof¨¦n [un antiinflamatorio y analg¨¦sico] con alcohol", dice a su hija con un whisky en la mano. "No se?or", responde Emy, "lo que ha dicho es que no puedes tomar alcohol con nurof¨¦n". "Pues es lo mismo", cierra Max sorbiendo un trago. L¨®gica de primer orden de un fil¨®sofo de Cambridge.
Rock'n'Roll, del 23 de febrero al 14 de marzo. Naves del Espa?ol. Matadero. Paseo de Legazpi, 14. 22 euros.
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