Corrupci¨®n administrativa y parroquial
El excelente reportaje realizado por este peri¨®dico sobre la trama de corrupci¨®n en las restauraciones del patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico nos ha permitido conocer uno de los modus operandi m¨¢s originales en la tipolog¨ªa de la corrupci¨®n. Se trata de un tipo de corrupci¨®n administrativa, urdida por funcionarios de la Conseller¨ªa de Cultura, que puede ser adjetivada adem¨¢s como "parroquial" por un doble motivo: de un lado, porque la actividad restauradora corrupta se llev¨® a cabo en diversas iglesias de parroquias de Ourense y Pontevedra; de otro, porque dicha actividad no habr¨ªa podido ser realizada sin la colaboraci¨®n de sus p¨¢rrocos.
La trama descubierta por la brigada de delitos econ¨®micos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa ofrece una estructura tan sencilla como ingeniosa de cara a asegurarse la impunidad, y que s¨®lo ha podido ser desentra?ada merced a la denuncia de un empresario arrepentido. La urdimbre estaba tejida a partir de tres hilos (t¨¦cnicos de la conseller¨ªa, sacerdotes y empresarios restauradores) que, en esencia, se entrelazaban del modo siguiente: tras ponerse de acuerdo con los sacerdotes y con los empresarios sobre el plan que hab¨ªa que seguir, los t¨¦cnicos consegu¨ªan que la conseller¨ªa subvencionase los trabajos de rehabilitaci¨®n de las iglesias de los sacerdotes integrados en la trama y que la cuant¨ªa de la subvenci¨®n no sobrepasase los 50.000 euros; de este modo, las subvenciones pod¨ªan ser otorgadas por el procedimiento de adjudicaci¨®n directa (prescindiendo del concurso p¨²blico) y con la condici¨®n de que los sacerdotes encargasen la rehabilitaci¨®n a las empresas que pertenec¨ªan a la trama; finalmente, el c¨ªrculo se cerraba con el pago de comisiones que, en met¨¢lico o en especie, los empresarios favorecidos efectuaban a los t¨¦cnicos de la conseller¨ªa.
Llama la atenci¨®n el concepto de "mentira" que tienen los sacerdotes imputados
Son evidentes los indicios delictivos que se deducen de este relato, sustentado en pruebas documentales y en conversaciones grabadas por la polic¨ªa. Con independencia de otros delitos, como el de tr¨¢fico de influencias o el de prevaricaci¨®n, que pudiesen haber cometido algunos miembros de la trama, el delito principal (y el sancionado con pena de prisi¨®n de significativa gravedad) es el de cohecho, que en el presente caso se aplicar¨ªa tanto a los funcionarios que recibieron las comisiones ilegales (cohecho pasivo) como a los empresarios que las pagaron (cohecho activo).
Por su parte, los sacerdotes que actuaron como intermediarios en el plan delictivo podr¨ªan ser considerados como cooperadores necesarios del cohecho, puesto que de las conversaciones grabadas por la polic¨ªa se deduce que eran plenamente conscientes del sentido de su intervenci¨®n, como piezas imprescindibles en el engranaje de la trama, lo cual impide que su contribuci¨®n pueda ser reconducida a las denominadas conductas "neutrales" de participaci¨®n (que son impunes) y obliga a calificarlas como un supuesto claro de participaci¨®n punible. Es m¨¢s, en algunos casos la intervenci¨®n de los sacerdotes podr¨ªa ser calificada de autor¨ªa directa de un delito de cohecho, como sucede en la venta de la casa rectoral de Para?os en Covelo al funcionario cabecilla de la trama por un precio irrisorio en comparaci¨®n con su valor de mercado, una venta que, por cierto, fue aprobada por el Obispado de Tui. Y m¨¢s all¨¢ de las infracciones delictivas presuntamente cometidas, llama poderosamente la atenci¨®n el concepto de "mentira" que tiene alguno de los sacerdotes imputados: "No dije mentira a la polic¨ªa, pero tampoco dije toda la verdad, ni mucho menos".
De todo ello deber¨ªa tomar buena nota el cardenal Rouco, quien (?casualidades de la vida!) en una de sus inefables arengas nos acaba de ilustrar acerca de las causas fundamentales que han incidido en la crisis econ¨®mica actual y que, a su juicio, son principalmente de naturaleza "¨¦tico-moral y espiritual". Sin que sirva de precedente, hay que estar de acuerdo con monse?or Rouco: en el caso de la trama de corrupci¨®n de las iglesias y monasterios gallegos incide indudablemente un factor "espiritual", si bien habr¨ªa que matizar que, como suele suceder en todos los supuestos de corrupci¨®n, concurre tambi¨¦n un incuestionable factor cosmo-tel¨²rico. Y lo relevante es que, a mayores, aqu¨ª ha habido entre ambos factores una conjunci¨®n astral.
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