El juguete rabioso
Todav¨ªa cuesta salir del asombro. Y no es por las dietas de los diputados de nuestro Parlamento camino de Ourense. Que tambi¨¦n. No, se trata, se?ores, de Eurovisi¨®n. Y el an¨¢lisis sesudo se impone ante este sufragio universal de la horterada y de los m¨¢s cerriles instintos patrios que, muchos modernos, confunden con el pop-art. De Cikilikuatre, al fin y al cabo una buena broma pop de una productora de televisi¨®n que se lo endilg¨® a la p¨²blica por toda la escuadra, hemos ido cayendo en el Averno de la inmundicia. Y es que ¨¦ste es un Estado en el que uno se hace famoso por la groser¨ªa: Aznar apuntando al cielo su dedo embalsamado en la Universidad de Oviedo, Aguirre, la c¨®lera de los dioses, repartiendo por doquier lindezas como hijoputa o puta mierda, como si se tratara de una de esas marquesonas goyescas y finalmente, John Cobra, d¨¢ndole un repaso a los genitales de m¨¢s de dos minutos en la bienamada televisi¨®n-sin-cortes-publicitarios. No es mal perder del chico, que tambi¨¦n, pobre, sino un calculado paso hacia la celebridad. Aqu¨ª el petardeo ya ha descendido directamente a los pozos m¨¢s abyectos de la delincuencia: Mario Conde es bestseller, Rold¨¢n se va con su dinerito a Santo Domingo, el Rafita sigue imitando a Steve McQueen, el agresor de Neira fuera del trullo y dispuesto ya para la tertulia, y Makelele, el kamikaze de Vigo, supongo que en breve tendr¨¢ un programa en alguna emisora local como la peluquera de Arcade tuvo su desnudo en Intervi¨²...
La revoluci¨®n populista est¨¢ en la tele como un botell¨®n gigante lleno de desechos y v¨®mitos
Pero lo del Cobra es muy fuerte. Minutos despu¨¦s de su haza?a genital Telecinco le ha fichado supongo que para que se incorpore de tertuliano a esa n¨®mina donde compiten Mari?as, Pati?o, la Esteban y dem¨¢s reinonas del tomate en lata... La 5 acaba de desmentirlo a esta hora del mi¨¦rcoles, supongo que un poco asustada, pero hubo negociaciones y si no ah¨ª quiz¨¢s en otra parte... As¨ª como lo oyen, sin que nadie se llame a escarnio, ni pinche ni corte en las sabias decisiones de esos gurus que quieren llenar la parrilla de churrasco cueste lo que cueste el asado, salpicando a todas las franjas posibles de la posibilidad: horarios infantiles, matinales, sobremesas y madrugadas con esa Espa?a que va envejeciendo cada d¨ªa m¨¢s y se pasa las horas delante de la televisi¨®n, brasero encendido que da ese calorcillo de refriegas escolares y de zafarrancho de verduleras que la sacrosanta crisis nos ha tra¨ªdo por quintuplicado e este reino de la perplejidad...
Los gur¨²s del share, los mismos que luego se marcan un especial Hait¨ª, han visto una nueva barra de chopped en este muchacho como antes lo han visto en Gran Hermano donde aprendimos como puede ser rentable el arte de zamparse los mocos o ir en ch¨¢ndal por la vida sin importar que seas un racista, un machista o un malamadre de esos que encarna nuestro Tosar... Bendito sea Gayoso y Luar, bendita la telegaita y sus seriales, John Balan y Xan das Bolas, bendito Pi?eiro y todos los que todav¨ªan creen que antes de la basura le queda mucha cuerda a Manolo Escobar y a Ana Kiro, a las queimadas populares, los p¨¢rrocos, las mareas y los coros y danzas de cualquier pedan¨ªa...
Hace ya tiempo que la televisi¨®n se ha convertido en un juguete rabioso, en una caja que almacena un cocktail molotov que da rienda a explosiones sociales curiosamente contenidas en nuestras calles. No, la revoluci¨®n populista est¨¢ en la tele como un botell¨®n gigantesco lleno de desechos y de v¨®mitos, de broncas y bocinazos, de tunantes y tuneros, de crack y ketamina, de trankimaz¨ªn y kalimocho, de comida basura y coros de presos, de tribus que han vendido su alma a la publicidad y de concursantes que matan a su madre en directo por un pu?ado de euros, o se ponen tetas, o se cortan las venas...La revoluci¨®n no est¨¢ en Wyoming ni en Buenafuente, son demasiado cultos e inteligentes para el medio, sino en esos S¨¢lvame que ofrecen la espeluznante catarsis de la realidad: cuanta m¨¢s zafia m¨¢s rating, cuanto m¨¢s negra, triste y pobre m¨¢s probabilidad de seguir en antena...Y lo peor es que no se avistan grandes cambios: ellos, los gurus del mundo cat¨®dico, dicen que hay que dar espect¨¢culo, que no hay que aburrir, as¨ª que programen su momento decisivo en directo, seguro que hay quien le concede unos minutos de fama si usted est¨¢ dispuesto a hacerse el harakiri. ?Y luego ve uno a Tiger Woods pedir disculpas al mundo por andar de hoyo en hoyo y se emociona como un cuento de Heidi!
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