Un grave precedente
Las disensiones a ambas orillas del Atl¨¢ntico sobre el uso de la fuerza no son nuevas. Se produjeron, incluso, en plena guerra fr¨ªa, suavizadas, eso s¨ª, por la amenaza de un avance sovi¨¦tico sobre Europa occidental. Y, desaparecida la URSS, siguieron en otros escenarios m¨¢s cercanos. Baste recordar dos ejemplos. La invasi¨®n de Egipto por Gran Breta?a y Francia, apoyadas por Israel, en 1956 en respuesta a la nacionalizaci¨®n del Canal por Nasser, y las interminables disputas con los socios europeos de EE UU sobre Kosovo. En ambos casos, la posici¨®n estadounidense fue decisiva. La amenaza de Eisenhower de suspender la ayuda a sus dos principales socios europeos se tradujo en una inmediata retirada franco-brit¨¢nica de Egipto. En Kosovo, la presi¨®n americana se tradujo en una intervenci¨®n militar de la OTAN, sin autorizaci¨®n de la ONU, que termin¨® con la limpieza ¨¦tnica en la provincia serbia y provoc¨® la ca¨ªda del dictador Slobodan Milosevic.
Ahora la tensi¨®n la causa Afganist¨¢n o, mejor dicho, lo que Washington cree la tibia respuesta europea
Ahora la tensi¨®n la provoca Afganist¨¢n o, mejor dicho, lo que Washington considera la tibia respuesta europea, excepci¨®n hecha de Reino Unido, a las necesidades de la ISAF, las fuerzas de la Alianza que combaten en el pa¨ªs asi¨¢tico. La ca¨ªda de la coalici¨®n de Gobierno en Holanda a causa de la permanencia de los 2.000 soldados holandeses en Afganist¨¢n m¨¢s all¨¢ de finales de este a?o ha provocado una mezcla de alarma y disgusto en la Administraci¨®n Obama, que teme un efecto domin¨® en otros pa¨ªses europeos con opiniones p¨²blicas decididamente contrarias a la intervenci¨®n de sus ej¨¦rcitos en una guerra, que, con miop¨ªa e injustamente, consideran un asunto exclusivo americano. Como si Madrid, Londres, Bali o Bombay fueran ciudades ubicadas en California o Florida. La preocupaci¨®n y desencanto estadounidense ante las vacilaciones europeas la ha expresado el martes con contundencia el secretario de Defensa, Robert Gates, en un discurso pronunciado el martes en Washington en presencia de representantes de los 28 pa¨ªses de la Alianza. "La desmilitarizaci¨®n de Europa, donde grandes sectores de la poblaci¨®n y de la clase pol¨ªtica son contrarios a la fuerza militar y los riesgos que conlleva, ha pasado de ser una bendici¨®n en el siglo XX a constituir un obst¨¢culo para conseguir una seguridad aut¨¦ntica y una paz duradera en el siglo XXI". No son s¨®lo advertencias de Gates, sino el reflejo del pensamiento de su jefe, el presidente Obama, que considera la guerra de Afganist¨¢n no s¨®lo justa, sino necesaria para la seguridad de Occidente.
Gates se lament¨® de la falta de helic¨®pteros y de aviones de transporte, que est¨¢n poniendo en peligro a las tropas en el campo de batalla y lo achac¨® al hecho que, s¨®lo cinco de los 28 pa¨ªses de la Alianza cumplen el acuerdo de dedicar el 2% del PIB a defensa. La carencia de helic¨®pteros es tan evidente que el secretario general de la organizaci¨®n, Anders Fogh Rasmussen, tuvo que dirigirse el pasado mes a Mosc¨² en petici¨®n de aeronaves rusas para patrullar la frontera afgana con Rusia y tratar de cortar una de las rutas de exportaci¨®n del opio. ?Ver para creer! (Mosc¨² no ha contestado todav¨ªa a esta inusual petici¨®n).
Hace unos pocos a?os, Robert Kagan defin¨ªa acertadamente la diferencia que separa a la Europa actual y EE UU en los temas militares y de uso de la fuerza. Los europeos quieren ser de Venus y los americanos de Marte, conclu¨ªa Kagan. Una definici¨®n quiz¨¢s inspirada en la que us¨® el premier brit¨¢nico conservador Harold Macmillan en 1959 en una cumbre con Eisenhower en Bermuda convocada para recomponer relaciones tras el incidente de Suez. Queremos ser para ustedes, dijo Macmillan a Ike, "lo que la antigua Grecia fue para la antigua Roma".
Extraordinarias y po¨¦ticas definiciones, pero que no reflejan la realidad hist¨®rica. Porque cuando surgen en la historia los Hitler, los Stalin, los Mao y los Pol Pot los beat¨ªficos y pac¨ªficos venusianos o atenienses de Europa siempre recurren a los marcianos o espartanos del otro lado del Atl¨¢ntico para que los libre de la opresi¨®n o la tiran¨ªa. En Flandes, en Normand¨ªa o en Anzio pueden verse las tumbas de los marciano-americanos que cayeron en defensa de la libertad en Europa. Medio mill¨®n en las dos guerras mundiales del pasado siglo. Un ¨²ltimo dato para ilustrar la generosidad europea en Afganist¨¢n, insisto que con excepci¨®n de Gran Breta?a. Georgia, con una poblaci¨®n de cinco millones de habitantes, acaba de anunciar el aumento de sus efectivos en Afganist¨¢n hasta el millar, todos ellos destinados en la peligrosa provincia sure?a de Helmand. Comparen.
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