La izquierda francesa, gran favorita en la segunda vuelta electoral
Dos tercios de las ciudades francesas con m¨¢s de 150.000 habitantes ser¨¢n regidas por consejeros municipales y alcaldes de izquierda. Pero Par¨ªs seguir¨¢ en manos de la derecha gubernamental. As¨ª podr¨ªan resumirse los resultados en la segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia, que se celebran hoy.Entre este domingo y el anterior, ha habido tiempo para aquilatar con m¨¢s precisi¨®n las tendencias pol¨ªticas de la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n. A esta hora nadie pone en duda que, al menos en el terreno municipal, la mayor¨ªa de los franceses tiene su coraz¨®n a la izquierda.
Los dos bloques contrapuestos -Uni¨®n de Izquierdas y mayor¨ªa gubernamental- se enfrentar¨¢n hoy con toda claridad en las ciudades donde sus candidatos no consiguieron mayor¨ªa absoluta el pasado domingo. Bastaron cinc¨® d¨ªas para que, unos y otros hayan rectificado estrat¨¦gicamente su rumbo.
La mayor¨ªa, por ejemplo, no ha tenido m¨¢s remedio que solicitar la intervenci¨®n del primer ministro, Raymond Barre, un hombre que se las daba de independiente y que hab¨ªa jurado no mezclarse en la batalla municipal. Pero las cosas han ido francamente mal para el presidente Giscard y su fiel servidor no ha tenido m¨¢s remedio que apoyar p¨²blicamente la candidatura de Michel d'Ornano en una de las circunscripciones de Par¨ªs.
Barre reconoci¨® hace d¨ªas que estas elecciones municipales han sido una dura prueba pol¨ªtica para la mayor¨ªa, hasta el punto que pod¨ªan ser consideradas como la ?primera vuelta? de las elecciones legislativas que se celebrar¨¢n dentro de un a?o. El primer ministro pidi¨® que la mayor¨ªa se una como sea y cuanto antes para dar la batalla definitiva al ?colectivismo? marxista, representado por la Uni¨®n de Izquierdas.
Hay s¨ªntomas de que la llamada de Barre (o de Giscard por persona interpuesta) ha sido escuchada, y la ?batalla de Par¨ªs? no ofrecer¨¢ dificulta des para la derecha. Sucede, sin embargo, que nadie sabe muy bien ahora para qu¨¦ sirve esta batalla y cu¨¢les ser¨¢n las atribuciones del primer alcalde de la capital francesa. Si Chirac logra este puesto -cosa m¨¢s que probable- deber¨¢ inventarse unas funciones que, seg¨²n los expertos, se encuentran a caballo entre las del prefecto (gobernador) y las del jefe de polic¨ªa. Claro que lo importante para el dirigente gaullista ortodoxo no es el puesto sino la victoria de su l¨ªnea. Chirac sabe muy bien que la capital sobre la que ejercer¨¢ sus poderes es algo as¨ª como una ?isla conservadora? asediada por la izquierda ascendente.
Los representantes m¨¢s caracterizados de las fuerzas de derecha argumentan as¨ª ante los abstencionistas: ?Hay que votar para apuntalar a la mayor¨ªa. Hay que votar, no para ganar estas elecciones, que han sido ya perdidas, sino para preparar las pr¨®ximas, en donde no podemos ser derrotados?.
Por su parte, la izquierda ha variado tambi¨¦n de estrategia en las ¨²ltimas horas, aunque sin romper sus orientaciones generales. Nunca Mitterrand y Marchais estuvieron tan discretos, tan moderados y tan tranquilizadores como en los ¨²ltimos d¨ªas. El secretario general del Partido Socialista ha declarado que ni ¨¦l ni sus amigos comunistas desean que Francia caiga en la crisis econ¨®mica irreductible y que, por supuesto, tampoco desean que las elecciones legislativas se anticipen. Ante un electorado que pone en duda las posibilidades de entendimiento entre comunistas y socialistas si llegasen al poder los l¨ªderes de ambas formaciones desean demostrar que la uni¨®n es indestructible y que mal podr¨ªa, ahora, naufragar, cuando las cosas marchan viento en popa para la izquierda.
Si, como dicen algunos, la izquierda ha fait le plein (alcanz¨® la votaci¨®n m¨¢xima) el domingo asado, hoy pueden producirse todav¨ªa algunas variaciones en la anatom¨ªa pol¨ªtica de Francia. Pero ser¨¢n siempre mutaciones de poca monta. Ni siquiera los abstencionistas o los ecologistas har¨¢n que la balanza actual se desequilibre.
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