El doctor Rodr¨ªguez de la Fuente y sus lobos
Los lobos, desde tiempos remotos, siempre fueron un simb¨®lico enemigo del hombre. Unas veces porque le atacaban, hambrientos, en manada, y esto consta en relatos por toda Europa; cuando exist¨ªan todav¨ªa en casi todos los pa¨ªses. Y otras veces, porque sus depredaciones causaban da?os cuantiosos en los reba?os.Todav¨ªa, ahora, cuando refiero a los amigos extranjeros que he visto lobos en tierras salmantinas y que mantengo una larga docena de mastines para evitar bajas en mi ganader¨ªa, o que conservo una carlanca (collar con clavos) en la que su chapa herrada tiene marcada la se?al de un colmillo del lobo que mordi¨® en ella, evitando as¨ª que hiciera presa en el cuello del perro durante una lucha nocturna en la cara de asombro de esos amigos se refleja toda la larga historia que, durante siglos, han ido formando los temibles hechos protagonizados por esas fieras carniceras.
Que no son patra?as las historias de lobos lo demuestra la reacci¨®n de otros animales. As¨ª el repeluzno (eriz¨¢rsele el pelo y las crines) que percib¨ª en el caballo que montaba cuando, una vez, cruz¨® mi camino un lobo al anochecer. O la rueda que forman vacas y yeguas, al sentir al lobo, refugiando a las cr¨ªas dentro del c¨ªrculo; las vacas con la cabeza hacia adelante para defenderse con los cuernos, mientras que las yeguas, con los cuartos traseros hacia afuera, se defienden a coces. Porque los lobos son enemigos sanguinarios como lo prueban en aquellos casos en que consiguen penetrar en el redil de las ovejas, haci¨¦ndolas huir y matando cantidad de ellas, cuando no podr¨ªan llevarse m¨¢s de una o, todo lo m¨¢s dos, si atacan en pareja como suelen hacerlo; la hembra amagando por un lado del reba?o para atraerse a los perros y el macho atacando por el lado contrario indefenso. Por este motivo lo corriente es tener una pareja de mastines con las ovejas y, si uno sale tras el primer lobo, el otro queda esperando junto al reba?o. Todo esto es bien sabido en las tierras leonesas, castellanas, c¨¢ntabras, aragonesas, extreme?as y, a¨²n, de la alta Andaluc¨ªa.
Pues bien, el doctor Rodr¨ªguez de la Fuente nos ha obsequiado, en RTVE, con uno de sus trucados reportajes en los que aparecen unos campesinos crueles persiguiendo y matando una loba, de tiernos instintos maternales, que ca¨ªa bajo las escopetas por querer esconder a sus cr¨ªas antes de que se apoderasen de ellas esos hombres sin coraz¨®n.
Yo no se si los televidentes de las grandes ciudades habr¨¢n llorado a la vista de semejante drama rural, pero lo que s¨ª he o¨ªdo son los comentarios de las gentes del campo, que ya est¨¢n mosqueados con las historias del doctor acerca de los perros asilvestrados, echando a ¨¦stos las culpas de las muertes de ganado, para librar de pecado a esos lobos pac¨ªficos y cari?osos con el hombre, como nos lo muestra Rodr¨ªguez de la Fuente jugando, ante las c¨¢maras, con unos ejemplares domesticados que posee. Tambi¨¦n pod¨ªa haber domesticado un tigre o un rinoceronte y no por eso dejar¨ªan de ser fieras.
El doctor debe de creer que en el campo espa?ol no sabemos distinguir entre un perro y un lobo, y debe pensar que esta confusi¨®n viene desde siglos en toda Europa. Pero los campesinos espa?oles piensan, despu¨¦s de haber presenciado esa desdichada emisi¨®n en RTVE, que el que no conoce el campo es el se?or Rodr¨ªguez de la Fuente, ya que no existe ning¨²n pastor que no lleve perro, y si hace su aparici¨®n el lobo, juntos atacan ala fiera, el uno con sus colmillos y el otro con su garrota. Ese pastor que nos present¨® en la pantalla, huyendo campo a trav¨¦s y gritando ??El lobo, el lobo!? ha sido el hazmerreir de toda la gente de campo y ha provocado la indignaci¨®n profesional de los pastores. Porque en las zonas rurales se ve la televisi¨®n, para desgracia del doctor Rodr¨ªguez de la Fuente, en esta ocasion.
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