La pir¨¢mide de Jerry Sloan
En Estados Unidos, de peque?o, me ense?aron que mis h¨¢bitos alimenticios ten¨ªan que seguir la pauta marcada por un gr¨¢fico lleno de colores llamado la pir¨¢mide alimentaria. Las lecciones eran sencillas: no necesitas tanta carne, probablemente deber¨ªas comer mucha verdura y el az¨²car y la grasa te matar¨¢n.
Para la versi¨®n de 10 a?os de m¨ª mismo, el problema era la verdura. La perspectiva de tener que comerme entre tres y cinco cosas verdes cada d¨ªa me parec¨ªa una tarea tan dif¨ªcil como que mis padres dejaran que me quedara levantado despu¨¦s de las ocho de la tarde.
Pero, con el paso de los a?os, he comprendido que las autoridades que elaboraron la pir¨¢mide ten¨ªan por lo menos una parte de raz¨®n. Si quiero seguir vivo y mantener mi colon libre de c¨¦lulas cancer¨ªgenas, puede que masticar br¨®coli cada pocos d¨ªas sea una buena idea.
Los Jazz pasan el bal¨®n, juegan en equipo y no llevan pistolas al trabajo
El t¨¦cnico de Utah entiende que la soluci¨®n f¨¢cil y r¨¢pida no funciona
Estar¨ªa dispuesto a apostar que Jerry Sloan, el entrenador de los Jazz de Utah, nunca tuvo ning¨²n problema con la pir¨¢mide alimentaria. Siempre ha sabido que tomar decisiones adecuadas a corto plazo le traer¨ªa beneficios a largo plazo.
Por 876? a?o consecutivo, los Jazz de Utah tienen un balance positivo (escribo, creo que por segundo a?o consecutivo, una columna sobre el perenne ¨¦xito del equipo y usando unos n¨²meros igualmente exagerados). Han conseguido ese balance como lo hacen siempre: pasan el bal¨®n, juegan en equipo y ninguno de los jugadores lleva pistolas al lugar de trabajo.
Como consecuencia de ello, y es importante, a la gente le gusta ver jugar a los Jazz. Esta temporada es el cuarto equipo de la NBA, de 30, en asistencia de p¨²blico. Desde que se inaugur¨®, en 1991, su actual pabell¨®n (?alerta, nombre horrible!: Energy Solutions Arena), los partidos de Utah han tenido una media de m¨¢s de 18.000 espectadores. Cada a?o.
En comparaci¨®n, los Sixers de Filadelfia, una de las franquicias hist¨®ricas de la NBA, s¨®lo han tenido una media de m¨¢s de 18.000 espectadores por partido en cinco de esos 19 a?os.
De acuerdo, los Jazz nunca han sido favoritos al t¨ªtulo en ese periodo de tiempo. Y, aparte de los concursos del pelo m¨¢s rubio y de los recitales del Libro de los Mormones, no hay mucho que hacer en Salt Lake City. Pero, si dirigiera un equipo de baloncesto y me dieran a elegir entre dos franquicias, una que llena un pabell¨®n cada a?o con equipos que casi siempre est¨¢n en los playoffs y otra que s¨®lo se las apa?a para conseguir una de esas dos cosas de Pascuas a Ramos, elegir¨ªa probablemente la del ganador que pone a gente en los asientos.
Pero tambi¨¦n es verdad que, con los a?os, he superado mi actitud reticente frente a la verdura. Lo que significa que podr¨¦ vivir despu¨¦s de los 50 y que probablemente tendr¨¦ un colon sano para mi jubilaci¨®n. Pienso que se puede decir lo mismo de Jerry Sloan: parece que entiende que la soluci¨®n f¨¢cil y r¨¢pida (intentarlo con superestrellas / comer tarta de queso) no funciona. Y que buscar la salud a largo plazo (construir un equipo lentamente / no comer tarta de queso) funciona.
Y as¨ª, por la misma raz¨®n que Jerry Sloan probablemente no tuvo miedo de la pir¨¢mide alimentaria, los Jazz de Utah siguen ganando. Y siguen vendiendo entradas mientras que los Sixers de Filadelfia siguen dirigidos por unos ni?os de 10 a?os.
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