?Por qu¨¦ pedir las llaves si puedes llamar al cerrajero?
Absuelto un ex juez y senador del PP que tras separarse revent¨® la cerradura del domicilio familiar
?Por qu¨¦ vas a pedir las llaves a tu pareja para llevarte los libros y la ropa de la casa en la que ya no vives si en tu condici¨®n de juez de lo penal puedes llamar a dos cerrajeros en d¨ªa festivo, hacerte acompa?ar de polic¨ªas de paisano y reventar las cerraduras del domicilio y del despacho profesional de tu compa?era?
Fue un 15 de agosto, fiesta en toda Espa?a. El entonces juez de Castell¨®n Manuel Altava se acababa de separar despu¨¦s de m¨¢s de cuatro a?os de convivencia y su mujer se hab¨ªa quedado en el domicilio conyugal. Aprovechando que ¨¦sta hab¨ªa ido a Benic¨¤ssim de vacaciones con los dos hijos de ambos, el juez se person¨® en la casa con los cerrajeros, varios polic¨ªas de paisano, tres transportistas para acarrear los enseres y un cami¨®n de mudanzas y se apoder¨® de 70 cajas de libros, adem¨¢s de cuadros, estanter¨ªas, mesa y silla de despacho, ordenadores, impresoras y todos los efectos que consider¨® suyos. Una vecina, alarmada por las tentativas de reventar la cerradura, avis¨® a la polic¨ªa municipal y a la ya ex, que regres¨® de la playa y todav¨ªa tuvo tiempo de oponerse a lo que calific¨® de "expolio" y de discutir sobre la propiedad de unos discos y unas plumas.
Si la entrada en el domicilio tuvo como finalidad retirar enseres que el juez consideraba suyos, no se sabe qu¨¦ objeto ten¨ªa forzar las puertas del despacho profesional de la mujer, situado en la planta baja del mismo inmueble, as¨ª como registrarlo y desordenar los expedientes.
Dec¨ªa la actriz Shelley Winters: "Cuando est¨¦s a punto de casarte con alguien, ve a almorzar con su ex esposa".
El asunto dio lugar a que el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Castell¨®n abriera un proceso por "delito de realizaci¨®n arbitraria del derecho propio". Es decir, que aunque los objetos fueran de su propiedad, el marido no pod¨ªa reventar las cerraduras y entrar en la casa y el despacho de su mujer para llev¨¢rselos por el art¨ªculo 33, tambi¨¦n llamado "porque s¨ª". Y Altava, que era juez, ten¨ªa que saberlo.
El caso sigui¨® adelante, se abri¨® el juicio oral y cuando estaba a punto de sentarse en el banquillo de los acusados en Castell¨®n, Altava fue salvado por la campana. Dej¨® temporalmente la judicatura para presentarse a las elecciones y result¨® elegido senador por el Partido Popular.
Y entonces, al ser aforado, el caso pas¨® al Supremo. La fiscal¨ªa consider¨® que exist¨ªan elementos suficientes para acusar a Altava por delitos de "realizaci¨®n arbitraria del propio derecho y allanamiento de despacho profesional" y pidi¨® que se siguiera el tr¨¢mite del procedimiento abreviado.
Sin embargo, el juez instructor del Supremo, Jos¨¦ Manuel Maza, en una sorprendente resoluci¨®n, ha apreciado que Altava no cometi¨® delito alguno y ha archivado el caso. Explica Maza, con inusual clarividencia, que el reventar las cerraduras del domicilio y del despacho de su esposa no es un acto de fuerza ni de intimidaci¨®n. ?l considera que no se hab¨ªa producido todav¨ªa la ruptura de la pareja, sino un alejamiento temporal, y que lo que su ex colega hizo s¨®lo fue un "mero cambio de cerradura" de su "propio domicilio". Agrega que el ex juez "en ning¨²n momento pretend¨ªa realizar un derecho propio contra la voluntad de su ex pareja".
Y usted se preguntar¨¢: si todo era tan inocuo, ?por qu¨¦ el juez no llam¨® a su ex pareja y le pidi¨® las llaves para entrar en la vivienda y llevarse sus cosas, en lugar de hacerlo cuando ella estaba de vacaciones y por la fuerza?; ?por qu¨¦ la vecina avis¨® a la polic¨ªa municipal y a la ex esposa para que regresara inmediatamente?; ?por qu¨¦ la ex pareja se opuso a las pretensiones del juez calificando de "expolio" lo ocurrido? y, sobre todo, ?qu¨¦ parte del despacho profesional de la esposa le parecer¨¢ al juez Maza que puede considerarse domicilio familiar de su compa?ero?
Parece claro que los ciudadanos no tenemos la sagacidad y perspicacia de un magistrado del Supremo para estas cosas de la justicia, pero sin ser Sherlock Holmes, a simple vista se aprecia que algo no cuadra.
Menos mal que todos sabemos que los jueces del Supremo no prevarican, porque seguro que habr¨¢ malpensados que opinen que el asunto tiene un malsano tufillo corporativo.
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