Tragedia en Chile
El se¨ªsmo ha dejado cientos de v¨ªctimas y una grav¨ªsima destrucci¨®n de infraestructuras
El presidente electo, el liberal-conservador Sebasti¨¢n Pi?era, que jurar¨¢ dentro de dos semanas, no pod¨ªa tener peor recibimiento. Uno de los terremotos m¨¢s intensos de todos los tiempos -8,8 en la escala de Richter- ha afectado, con pavorosa imparcialidad, la mayor parte de Chile, desde el sur con epicentro cerca de la ciudad de Concepci¨®n, hasta el norte, pasando por la capital, Santiago, e islas del Pac¨ªfico, hasta evocar en ellas el ominoso espectro de un tsunami que acab¨®, sin embargo, siendo comparativamente menor.
Se contabilizan ya m¨¢s de 700 muertos, lo que contrasta con los cientos de miles que perdieron recientemente la vida, tambi¨¦n por un corrimiento, en Hait¨ª, pero el da?o causado a infraestructuras y a la capacidad productiva nacional ha sido igualmente inmenso. La destrucci¨®n en el pa¨ªs econ¨®micamente mejor dotado de Am¨¦rica Latina, as¨ª como vigorosamente democr¨¢tico, puede evaluarse en unos 20.000 millones de euros, lo que supera lo que deber¨ªa costar la reconstrucci¨®n de la isla antillana; pero ello se debe a que en Chile hab¨ªa mucho m¨¢s que perder.
Pasar¨¢n semanas antes de que se haya restablecido plenamente la normalidad, con el sistema viario y de transporte casi paralizado, zonas en grave desabastecimiento y episodios de saqueo, en especial de art¨ªculos de primera necesidad.
Pero ¨¦ste es tambi¨¦n el momento para que Pi?era comience su mandato venciendo a la adversidad. Es el momento de demostrar que tiene capacidad de liderazgo para aunar esfuerzos en busca de la recuperaci¨®n. Y las instituciones democr¨¢ticas, que en las elecciones del pasado enero registraron un cambio notable apartando a la concertaci¨®n de centro-izquierda, que llevaba 20 a?os en el poder, en beneficio de la derecha, tendr¨¢n la ocasi¨®n de probar, como bien merece el pueblo chileno, que son las m¨¢s eficaces, las m¨¢s igualitarias, las m¨¢s compasivas para volver a poner, y con la mayor rapidez, el pa¨ªs en pie.
Cabe comentar no sin iron¨ªa la evidencia de que Am¨¦rica -la Latina y la otra- se une en una misma voz y solidaridad -el venezolano Ch¨¢vez y el norteamericano Obama- ¨²nicamente ante tragedias como las de Chile o Hait¨ª. Ambas merecen que no olvidemos, pero en el caso de Santiago hay que esperar, adem¨¢s, que la reconstrucci¨®n, pronta y total, sea una obra fundamentalmente nacional.
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