El acusado del doble crimen de las polic¨ªas culpa a "unos narcos"
Un tribunal popular juzga de nuevo a Pedro Jim¨¦nez
M¨¢s delgado, rapado y con gafas, Pedro Jim¨¦nez regres¨® ayer a la Audiencia de Barcelona para ser juzgado de nuevo por el doble crimen de unas polic¨ªas ocurrido en L'Hospitalet de Llobregat en 2004 cuando se encontraba de permiso penitenciario. A?o y medio despu¨¦s de celebrarse aquel juicio que el Tribunal Supremo anul¨® porque no se hizo con jurado, el acusado se present¨® ayer ante el tribunal popular con el mismo gui¨®n: negando los hechos con frialdad y culpando a "unos narcos".
Konan -as¨ª se le llama en la c¨¢rcel por el aspecto b¨¢rbaro que le gusta cuidar a Jim¨¦nez pese a su constituci¨®n enclenque- no s¨®lo aguant¨® las dos horas del interrogatorio de la fiscal Teresa Yoldi sin alterarse, sino que se permiti¨® en dos ocasiones recordar que en las piezas de convicci¨®n que se le estaban mostrando "no iban a encontrar ni una sola huella suya".
El acusado implica a un preso que estaba en la c¨¢rcel en aquella ¨¦poca
En otro momento incluso se anticip¨® a la fiscal anunci¨¢ndole: "y ahora me preguntar¨¢ usted que..." y tampoco perdi¨® la oportunidad de recordar un informe pericial en el que se duda que la navaja que se le encontr¨® fuera la empleada para apu?alar con sa?a a las v¨ªctimas. "Veo que usted se ha le¨ªdo la causa", le acab¨® respondiendo la fiscal con una leve sonrisa y mir¨¢ndole a los ojos. "Si, algo he le¨ªdo", replic¨® Jim¨¦nez, quien no despeg¨® los brazos cruzados del cuerpo en todo el interrogatorio, pese a que sus dedos no pararon quietos un segundo.
El acusado vest¨ªa ayer unos tejanos oscuros, la parte superior de un ch¨¢ndal y unas zapatillas deportivas m¨¢s que grandes. Explic¨® que acudi¨® a la casa de las mujeres a recoger un paquete con 250 gramos de hach¨ªs, coca¨ªna y 400 euros por encargo de otra persona, aunque al final mantuvo relaciones sexuales con una de las v¨ªctimas, Aurora R., de 23 a?os. Fueron consentidas, dijo, pero ayer no record¨® si eyacul¨® en su vagina, si existi¨® tambi¨¦n penetraci¨®n anal y si emple¨® un consolador. "Tres contradicciones con anteriores declaraciones", se apresur¨® a remarcar la fiscal para que constara en acta.
"?Qui¨¦n inici¨® la relaci¨®n?", insisti¨® la fiscal en el tramo m¨¢s escabroso del interrogatorio y siguiendo la coartada. "No voy a entrar en ese tema", replic¨® Jim¨¦nez. Pero no s¨®lo entr¨®, sino que hasta declar¨® que condujo a la v¨ªctima a la ba?era a practicar un juego er¨®tico y que eso enfad¨® a Silvia N., la otra mujer que compart¨ªa piso.
"Si me pinchan, no sangro", dijo Jim¨¦nez para referirse a la sensaci¨®n que experiment¨® al comprobar que las mujeres eran polic¨ªas por los uniformes que guardaban en el armario. Luego reconoci¨® que fue con su hermana al bar La Oca de Barcelona, pero neg¨®, como sostiene la fiscal, que dejara all¨ª unas zapatillas deportivas que conten¨ªan restos de sangre de una v¨ªctima y que se encontraron en la cisterna de un lavabo del local.
"?Mat¨® usted a Silvia y Aurora? ?Las at¨® y amordaz¨®?", pregunt¨® sin evasivas la fiscal para concluir el interrogatorio y en ambos casos encontr¨® un "no" seco. "?Qui¨¦n lo hizo?", insisti¨®. "No lo s¨¦", replic¨® Jim¨¦nez, pero despu¨¦s a?adi¨® que pod¨ªan ser "unos narcos", pues un traficante conocido como Mustapha D fue el que le encarg¨® que fuera al piso. E incluso hil¨® m¨¢s delgado. "Si he de inclinarme por alguien, supongo que el que vino despu¨¦s de m¨ª". Se refer¨ªa as¨ª a ?lex, un preso de apellido Borisou con el que Jim¨¦nez discuti¨® entre rejas y que ya testific¨® que cuando se cometi¨® el doble crimen estaba en prisi¨®n.
"El criminal siempre se lleva y se deja cosas"
"De toda escena del crimen el autor se lleva cosas, pero tambi¨¦n las deja". La abogada de la acusaci¨®n Laura Par¨¦s inici¨® as¨ª su alegato ante las seis mujeres y los tres hombres que componen el tribunal del jurado. Y lo que delata a Jim¨¦nez, seg¨²n la abogada, es la factura del m¨®vil que compr¨® estando de permiso y que emple¨® en las horas anteriores y posteriores al crimen, las huellas en el cintur¨®n de una v¨ªctima, su semen hallado en la vagina de otra, restos de cabellos en la mano y la boca de otra mujer, las huellas de sus zapatillas deportivas y su imagen en las c¨¢maras del metro.
"No estamos ante un enfermo mental. Es un psic¨®pata", explic¨® la letrada, que solicita penas que superan el centenar de a?os de c¨¢rcel. Igual que la fiscal¨ªa y la Asociaci¨®n Clara Campoamor, cuyo abogado anim¨® ayer al jurado a preguntar ante cualquier duda . "El que pregunta no es el m¨¢s tonto, sino el m¨¢s listo", dijo.
Jim¨¦nez est¨¢ acusado de dos asesinatos, violaci¨®n, allanamiento de morada, profanaci¨®n de cad¨¢ver (por colocar un consolador en el ano de una v¨ªctima), robo con violencia, incendio (por prender fuego a la casa), robo intentado con fuerza (por probar de sacar dinero con la tarjeta de una v¨ªctima) y quebrantamiento de condena (porque deb¨ªa volver a la c¨¢rcel tras un permiso).
Jim¨¦nez tiene ahora 40 a?os y entr¨® en prisi¨®n siendo menor de edad. A los 19 a?os ya fue condenado a 15 y desde entonces ha ido encadenando condenas por robo y violaci¨®n. Su defensor asegur¨® ayer estar convencido de su inocencia.
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