Modelos europeos de reforma laboral
Los trabajadores no crearon esta crisis, pero el ajuste se est¨¢ realizando a su costa. Ahora se hace inevitable un cambio en el mercado de trabajo. ?Qu¨¦ modelos han funcionado en Alemania, Holanda y Dinamarca?
Espa?a est¨¢ sometida a un peligroso c¨ªrculo vicioso. Si no convencemos a los mercados internacionales de que nuestra econom¨ªa es competitiva -y eso hasta ahora parece incierto-, lo m¨¢s probable es que surjan recelos sobre el grado de sostenibilidad de nuestros presupuestos generales y la posibilidad real de que podamos llegar al a?o 2013 con un d¨¦ficit p¨²blico de s¨®lo el 3% sobre el PIB. El primer aviso lo tuvimos el pasado 28 de febrero, seg¨²n la nota que public¨® la mayor agencia de rating que califica la deuda p¨²blica espa?ola. Fue una advertencia seria. Y la nota iba acompa?ada de una amenaza virtual. Los que tienen en sus manos la clasificaci¨®n de la deuda soberana de los pa¨ªses pueden verse obligados a bajar la calificaci¨®n de la espa?ola, y eso podr¨ªa conducirnos a que sea m¨¢s dif¨ªcil colocarla en esos exigentes mercados y a tener que pagar por ella tipos de inter¨¦s que a su vez empeorar¨¢n el ya excesivo d¨¦ficit p¨²blico del 10,4% sobre el PIB.
El sistema alem¨¢n evita los despidos y prepara a las empresas para resurgir tras la crisis
La f¨®rmula danesa es posible por la existencia de una generosa red de protecci¨®n social
Actualmente, la deuda soberana de Espa?a rinde m¨¢s de 80 puntos b¨¢sicos sobre la alemana, a pesar de que en proporci¨®n al PIB nuestra deuda es del 54%, muy por debajo del 73% de Alemania. La nota publicada en Londres es en cierto modo demoledora, pues considera que entre los a?os 1995 a 2007 m¨¢s de la mitad del incremento de los ingresos fiscales procedi¨® del sector de la construcci¨®n en general. Y puesto que ¨¦stos han desaparecido y lo seguir¨¢n haciendo en los pr¨®ximos a?os, entraremos en el c¨ªrculo vicioso de que los menores ingresos fiscales tendr¨¢n que financiarse con deuda a tipos de inter¨¦s superiores, que a su vez provocar¨¢n m¨¢s d¨¦ficit p¨²blico y ¨¦ste la necesidad de emitir m¨¢s deuda, y as¨ª sucesivamente.
Las recomendaciones son las usuales. Mayor austeridad, reforma estructural del mercado de trabajo y no confiar demasiado en la contribuci¨®n al PIB de las exportaciones, pues ¨¦stas pueden llegar a tener una aportaci¨®n inferior al 25%. Entremos por consiguiente en la reforma de nuestro mercado de trabajo y hag¨¢moslo tambi¨¦n teniendo la perspectiva que nos brindan los modelos que han tenido ¨¦xito en Europa. Puesto que el crecimiento del d¨¦ficit p¨²blico est¨¢ ligado, de una parte, al aumento de los ingresos, y, de otra, a la reducci¨®n de los gastos necesarios para cubrir los subsidios por desempleo, s¨®lo una verdadera reforma laboral podr¨¢ romper la posibilidad de que se produzca el mencionado c¨ªrculo vicioso.
La reforma laboral, que se ha mezclado con un proceloso plan de reforma de las pensiones, el posible retraso de la edad de jubilaci¨®n y una serie de cambios, podr¨ªa contribuir a reducir el paro y preparar la plataforma para la creaci¨®n de empleo neto. El gobernador del Banco de Espa?a ha venido insistiendo en la necesidad de avanzar hacia convenios que se desliguen de los convenios colectivos y tengan en cuenta la situaci¨®n real de las empresas. Lo esencial ser¨ªa que los trabajadores de cualquier empresa pudieran acordar con sus empresarios lo que sea m¨¢s conveniente y pueda favorecer la mejora de la productividad y la ganancia de cuotas de competitividad internacional.
En este sentido, los sindicatos han dado prueba de su buena voluntad para alcanzar pactos que reconduzcan el mercado y sienten las bases para la creaci¨®n de empleo. No obstante, una cosa son las buenas intenciones de la patronal y otra la realidad de muchas empresas. Las encuestas revelan que se est¨¢n produciendo despidos calculados de manera precisa para no romper los l¨ªmites de los ERE y de esta forma adelgazar la estructura de las plantillas sin provocar conflictos.
El gobernador del Banco de Espa?a apoy¨® en el C¨ªrculo Financiero de Vigo la denominada "propuesta de los 100", en el sentido de conseguir un contrato fijo y una indemnizaci¨®n que aumentar¨ªa en funci¨®n de los a?os de antig¨¹edad. De esta manera se evitar¨ªa que se perpetuara la divisi¨®n del mercado de trabajo entre trabajadores fijos y eventuales.
Los trabajadores no crearon esta crisis, pero el ajuste se est¨¢ realizando a su costa. ?Qu¨¦ modelos ha dise?ado con ¨¦xito Alemania, Holanda y Dinamarca?
Alemania introdujo el "trabajo corto" o Kurzarbeit. Las empresas que tengan dificultades pueden pedir al Gobierno subsidios para que sus trabajadores trabajen menos horas, pero no pierdan el puesto en la plantilla, sus habilidades y destrezas y, lo que no es menos importante, su sentido de pertenencia a un proyecto. Han de estar dentro del sistema de la Seguridad Social y pueden perder hasta un 10% de su salario. Por las horas que dejan de trabajar -sin perder el empleo, insistimos- perciben el 67% de su salario normal si tienen un hijo o dependiente y un 60% los que no los tengan. Inicialmente esta f¨®rmula se plante¨® para seis meses, pero con la crisis el Gobierno aument¨® el sistema hasta un a?o y medio, al tiempo que ampliaba los programas de formaci¨®n y entrenamiento. Porque de lo que se trata es de que estos trabajadores est¨¦n preparados para cuando llegue el relanzamiento y Alemania vuelva a recuperar sus mercados internacionales. Para ello sus empresas precisan la mejor plantilla, motivada por un sentido de pertenencia y con mejores conocimientos sobre las nuevas tecnolog¨ªas. Gracias a este tipo de contratos, un mill¨®n de trabajadores conservan hoy sus puestos y su moral de trabajo y se han evitado otros tantos despidos.
Holanda se dio cuenta muy pronto de las ventajas de esta f¨®rmula y la introdujo r¨¢pidamente, ahorr¨¢ndose el despido de dos millones de trabajadores. En 2009 consigui¨® frenar el paro en s¨®lo el 3,6%, frente al 8% de Alemania. Lo que se pretende es que no sea necesario contratar despu¨¦s de la recuperaci¨®n a los de mejor cualificaci¨®n. Los tendr¨¢n ya en plantilla y s¨®lo bastar¨¢ con "reactivarlos".
En plena crisis, Dinamarca consigui¨® reducir el paro al 3,5% gracias a lo que reconoce como sistema flexible de seguridad o "flexiseguro". Inicialmente era s¨®lo un modelo de dos patas. De una parte, las empresas pod¨ªan libremente despedir y contratar trabajadores, porque exist¨ªa la segunda pata de un generoso sistema social que actuaba de red protectora. Pero la introducci¨®n del sistema, incluso en la d¨¦cada de los noventa, no fue f¨¢cil porque el paro registrado lleg¨® al 8%. Entonces, los daneses se dieron cuenta de que era necesario introducir un tercer punto de apoyo: pol¨ªticas activas para desarrollar el mercado de trabajo. Esto es f¨¢cil de proponer y dif¨ªcil de conseguir, y s¨®lo a partir de 2006, tras 20 a?os, se consigui¨® que el modelo fuera estable.
En principio, el modelo dan¨¦s podr¨ªa parecer muy inestable y dependiente del sistema de seguro por desempleo para amortiguar las fluctuaciones. Pero al final, y como consecuencia de la estructura de la industria del pa¨ªs -posiblemente no exportable sin reformas a Espa?a-, hizo posible que se alcanzara el nivel deseado. Un pa¨ªs que tiene miles de empresas peque?as y una edad de jubilaci¨®n relativamente temprana cre¨® oportunidades para que el modelo se afianzase. Cuando se examinan las curvas de paro, empleo y las de los que buscan nuevos empleos se observa que la volatilidad ha tendido a desaparecer, incluso frente a esta dura crisis.
Para concluir, una reforma del mercado de trabajo no puede producirse en el vac¨ªo. Depende de la cultura sindical, de la organizaci¨®n de las empresas y del apropiado sentido de la realidad. Si los agentes sociales no son conscientes de que el gasto p¨²blico no puede seguir creciendo por encima de las posibilidades de recaudaci¨®n de la hacienda p¨²blica, las reformas tendr¨¢n una vida muy corta. Porque el margen de maniobra ya no est¨¢ ni en las manos del Gobierno ni en la de los agentes sociales. Nos viene dado por las condiciones que exigen los mercados de capitales para seguir financiando nuestro d¨¦ficit p¨²blico a tipos de inter¨¦s soportables. Un aumento de los tipos de inter¨¦s del 1%, cuando tengamos un volumen de deuda equivalente al 74% del PIB, representar¨¢ sobrecargar el d¨¦ficit p¨²blico con m¨¢s de 7.000 millones de euros.
Cuando se vive en una situaci¨®n de emergencia nacional, s¨®lo la visi¨®n de conjunto puede permitir adentrarse en reformas del mercado de trabajo que puedan ser viables y duraderas. Todo lo dem¨¢s ser¨¢ la lucha est¨¦ril por ganar posiciones en las que todos podemos perder.
Robert Tornabell es catedr¨¢tico de Finanzas en ESADE Business School. Su ¨²ltimo libro es El d¨ªa despu¨¦s de la crisis (Ariel).
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