Par¨ªs canoniza a Ghesqui¨¨re
El dise?ador pisa con Balenciaga el acelerador de la moda en la semana del 'pr¨ºt-¨¤-porter' - La nostalgia protagoniza el resto de las propuestas
El arranque de la semana de la moda de Par¨ªs, en la que se presentan las colecciones para el pr¨®ximo oto?o-invierno, trajo una ambivalente reflexi¨®n sobre el pasado y el futuro del vestir. Una vez m¨¢s, Nicolas Ghesqui¨¨re se sali¨® de cualquier gui¨®n previsto al hablar de una humanidad que busca amparo y sentido en el arte contempor¨¢neo. Su visi¨®n en Balenciaga pisa el acelerador de la moda y su valent¨ªa se engrandece en un panorama lastrado por la conservadora recuperaci¨®n de valores a?ejos.
Antes de su ¨¦pico desfile de ayer, la t¨®nica era el revival de los a?os sesenta. Un clich¨¦ tan manido nunca es f¨¢cil de gestionar y gener¨® resultados convencionales en la colecci¨®n de Giles y desconcertantes, en la de Rochas. La idea de su dise?ador, Marco Zanini, era resultar ir¨®nico, alegre y optimista. Por ello, se lanz¨® de cabeza a los brocados, volantes, lazos y colores vivos a partir de una inspiraci¨®n f¨ªlmica: la comedia Cactus Flower que en 1969 uni¨® a Goldie Hawn e Ingrid Bergman. Las combinaciones crom¨¢ticas eran sugerentes, pero el humor ten¨ªa un trazo tan poco sutil que bordeaba la parodia.
Cuando en el majestuoso sal¨®n del ayuntamiento de Par¨ªs son¨® la melod¨ªa de V¨¦rtigo, era f¨¢cil pensar que Dries Van Noten tambi¨¦n iba a viajar a esa ¨¦poca. Pero la banda sonora fue lo ¨²nico que el dise?ador belga tom¨® prestado de la pel¨ªcula de Alfred Hitchcock de 1958. Y ni siquiera en eso fue literal: lo mezcl¨® con una canci¨®n de la banda post punk The Mekons (arreglo gentileza de Malcom McLaren).
Algo parecido hizo Van Noten con la ropa, que se movi¨® entre d¨¦cadas con arrojo. Una chaqueta gris con falda evas¨¦ repensaba las cl¨¢sicas formas de los cincuenta con proporciones nuevas. Al menos en su caso, el resultado era una silueta moderna a partir de un c¨®ctel de gui?os pret¨¦ritos.
Algunos dise?adores parecen encantados de estar encallados en el pasado. Como Christophe Decarnin. Mientras Balmain siga siendo una superventas entre millonarias con esp¨ªritu de cabareteras es dif¨ªcil que cambie de rumbo. Aunque, como a veces sucede con las referencias c¨ªclicas, era m¨¢s bien la revisi¨®n de la revisi¨®n lo que evocaban sus casacas con brocados, foulards de seda y pantalones de cuero. Piensen en Prince en los ochenta inspir¨¢ndose en el atuendo eduardiano y saz¨®nenlo con la sobredosis de lentejuelas y sexualidad que hace que se paguen fortunas por sus minivestidos.
Pero los ejercicios de nostalgia parec¨ªan ropa vieja frente al alarde de creatividad que exhibi¨® Ghesqui¨¨re. El punto de partida era envolver el cuerpo y protegerlo. Una idea que tuvo un desarrollo conceptual profundamente original y est¨¦ticamente bell¨ªsimo, gracias a los juegos de colores inspirados en Lucy Orta y Folkert de Jong. Los materiales de ¨²ltima generaci¨®n se comprim¨ªan y apilaban como en un intrincado mecano. De su f¨¦rtil imaginaci¨®n brotaban abrigos, chaquetas y trajes que exig¨ªan un mapa para comprender totalmente su estructura. La parte superior de un mono se abr¨ªa sobre su ajustado pantal¨®n para descubrir un interior de doble faz que cubr¨ªa el torso con grafismos importados de las artistas Dominique Gonzalez Foerster y Cindy Sherman. Haciendo valer su obsesi¨®n por la ciencia ficci¨®n, cerr¨® con tres siluetas de otra galaxia que ilustraban el esp¨ªritu de la colecci¨®n: impresas, acolchadas y protegidas por burbujas. Una lecci¨®n de talento de las que hacen que la moda tire del hilo y deshaga la madeja de autorreferencias en la que a menudo se enreda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.