Joan Baez acerca a Vigo el cancionero del viejo mundo
La estadounidense interpret¨® un poema de Rosal¨ªa de Castro
Acomodados en las butacas, algunos espectadores la escuchaban con los ojos cerrados y gesto de suma concentraci¨®n. El teatro era una caja de resonancia para aquella voz con timbre claro y brillante, capaz de elevarse hasta un falsete de esos que ponen la piel de gallina. "S¨ª, es ella", asent¨ªan complacidos. Quiz¨¢ se la estaban imaginando sobre el escenario con su larga melena negra y otro jovencito, de nombre Bob Dylan, justo a su lado.
Algunas decepciones, diversos reconocimientos y muchos a?os despu¨¦s, resulta que el mundo ha cambiado y la "reina de la canci¨®n protesta" es una Excelent¨ªsima Se?ora galardonada con la Orden de las Letras y las Artes de Espa?a que peina canas y se corta el pelo; la ¨²ltima vez, en Vigo, antes de su primer y ¨²nico concierto en Galicia, el pasado viernes. Y sucede tambi¨¦n que el escudero fiel que ahora entona sus cantos se llama de otra manera. El mito es un ser humano de 69 a?os que el pr¨®ximo mes de octubre celebrar¨¢ el primer medio siglo de su ¨¢lbum de debut. Pero hay algo invariable en toda esta historia: por mucho que los patronos del sistema global hayan decretado el fin de la inocencia, Joan Baez se mantiene firme en la creencia de que su m¨²sica tiene que estar bien provista de mensaje.
La cantante reafirma la creencia de que su m¨²sica debe llevar mensaje
At¨®nito se qued¨® el p¨²blico ante la dicci¨®n perfecta en 'Adios r¨ªos'
Quiz¨¢ eso explique lo poco que la artista neoyorkina ha variado su repertorio en cinco d¨¦cadas para adaptarlo a los auditorios del nuevo mundo; esos a los que acuden sus fans eternos, j¨®venes que buscan rozar su leyenda e incluso coet¨¢neos que, en su d¨ªa, bien pudiesen haber frecuentado la trinchera opuesta y que se suben al carro del buenrollismo para quedar bien, aunque sigan sin compartir los motivos de su rebeld¨ªa. La insistencia de Baez en proclamar la resistencia y la esperanza es su convicci¨®n en la vigencia de su praxis. Quienes ya lo han visto venir en otras ocasiones, siguen creyendo en la necesidad de alertar de la llegada del lobo. El preso n¨²mero 9 muere cada d¨ªa en alguna parte y conviene recordarlo, parece querer decirnos Baez.
Adem¨¢s de que hayan cambiado las reglas para moverse sobre el tablero de juego, hay algunos matices nuevos en la actualizaci¨®n de su habilidad sonora. La deriva religiosa, patente en temas como God is God, incluido en su ¨²ltimo disco, producido por el aguerrido e izquierdista m¨²sico country Steve Earle y de t¨ªtulo Day after Tomorrow (2008), aproxima a Baez a la actitud latente en otros compa?eros de viaje. Cabr¨ªa preguntarse si los trovadores de la revoluci¨®n no estar¨¢n se?alando otro camino.
Baez contin¨²a haci¨¦ndolo a su manera, con sus ademanes discretos, tranquilos y cargados de humanidad. Encontrando la felicidad en la lucha misma y convirtiendo en armon¨ªas delicadas las narraciones de ciertos horrores, como la reciente Scarlet Tide. Sobre el escenario del Teatro Caixanova de Vigo, el primer concierto sin batuta de este Xacobeo 2010 fue, musicalmente, una actuaci¨®n en ac¨²stico y country, intimista y recogida, llevada a cabo por una banda dirigida por el guitarrista y cantante John Doyle e integrada por Dirk Powell (acorde¨®n, banjo, mandolina y viol¨ªn), Todd Phillips (bajo) y Gabriel Harris (percusiones).
Ni una palabra para la distinci¨®n otorgada ese mismo d¨ªa por el Consejo de Ministros; agradecida en cambio por ese otro t¨ªtulo de "guapa" que un espectador joven le tribut¨® desde el p¨²blico y que fue respaldado por el aplauso rotundo que sus seguidores gallegos hace d¨¦cadas que guardaban para ella. Como si fuese consciente de esa circunstancia, hizo varias bromas sobre el paso del tiempo mientras, con el mismo esquema que repite en esta gira espa?ola, presentaba cada una de las canciones que iba interpretando, con excepci¨®n de las versiones (de Dylan y Leonard Cohen) y sus archiconocidos temas, tambi¨¦n en espa?ol: No nos mover¨¢n, La Llorona, De Colores, Gracias a la vida.
Baez escoge no revestir la solemnidad: tampoco present¨® la sorpresa que fragu¨® con un buen amigo vigu¨¦s que le habl¨® de Rosal¨ªa de Castro. At¨®nito se qued¨® el p¨²blico cuando se percat¨® de que estaba cantando en gallego, con una dicci¨®n impecable, Adi¨®s r¨ªos adi¨®s fontes. Sola, con su guitarra, teji¨® una urdimbre de s¨ªmbolos para cerrar el c¨ªrculo de la dignidad. Al bis sali¨® descalza y no olvid¨® decir una vez m¨¢s, "graci?as, bicos, boas noites", ante 1.000 personas puestas en pie para ovacionar el cancionero de aquel viejo mundo.
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