Escurriendo el bulto
Las noticias que siguen llegando de Grecia reflejan que, pese a la impopularidad que conlleva, el Gobierno griego se ve obligado a tomar medidas que afectan a las pensiones, al sueldo de los funcionarios y a las subidas de impuestos como forma de responder a las presiones de los acreedores externos. Sin embargo, por estos lares seguimos esperando que la crisis se acabe sola, por lo que todos los grupos de presi¨®n siguen teniendo ¨¦xito en su af¨¢n de escurrir el bulto, consiguiendo que las medidas gubernamentales no les afecten a ellos y/o se pospongan indefinidamente.
Por no poner sino los ejemplos mas evidentes, que afectan a los sectores de las finanzas y de la construcci¨®n, podemos ver que 30 meses de crisis no han conseguido aflorar las perdidas reales de esos sectores y que, en consecuencia, se reduzca tanto el tama?o de las entidades financieras como el precio de los pisos, pues fue su excesivo crecimiento en el pasado lo que gener¨® gran parte de la crisis actual. Otro sector como el de los funcionarios no s¨®lo ha conseguido mejorar su posici¨®n durante estos dos a?os de crisis, sino que se ha blindado para los pr¨®ximos tiempos frente a los eventuales recortes. Obviamente, en ese contexto nadie osa acometer ninguna reforma a fondo de la Administraci¨®n que aumente su eficacia.
Pese a la crisis, la Administraci¨®n vasca sigue viviendo en la gloria
Basta con ver las dos medidas estrellas del "pacto anticrisis" para ver que est¨¢n concebidas de forma que no molesten a nadie. Por un lado, en un sistema sobrendeudado como es el financiero y que, por lo tanto, necesita urgentemente reducir su tama?o, el Gobierno no tiene otra idea que la de aumentar la oferta financiera, al crear un nuevo actor, el ICO, que inyecte 20.000 millones de euros adicionales al sistema. Por otro lado, en un pa¨ªs con un exceso de viviendas nuevas sin vender que oscila, seg¨²n las fuentes, entre el mill¨®n y el mill¨®n y medio, al Gobierno no se le ocurre otra cosa que fomentar la rehabilitaci¨®n de las viviendas actuales, es decir aumentar aun m¨¢s la oferta. Con ello se posponen una vez m¨¢s las medidas dr¨¢sticas que necesitan ambos sectores.
En Euskadi las cosas tambi¨¦n parece que se deslizan por la l¨ªnea de escurrir el bulto, de buscar la l¨ªnea de menor resistencia y de esperar que la crisis pase pronto y sin necesidad de intervenir quir¨²rgicamente. Pasan los meses, las diferentes administraciones anuncian medidas de austeridad, pero nadie osa poner en tela de juicio ning¨²n macroproyecto, sino que se siguen prometiendo nuevas y costosas infraestructuras cuya rentabilidad econ¨®mica y social se ignora. Por supuesto, tampoco nadie acomete la desagradable y dif¨ªcil tarea de reformar nuestra Administraci¨®n, que es cara e innecesariamente compleja, para mejorar su eficacia.
Los datos, sin embargo, son contundentes. Seg¨²n la ultima estad¨ªstica de ejecuci¨®n presupuestaria publicada, correspondiente al tercer trimestre del 2009, el gasto de Gobierno y diputaciones en personal propio hab¨ªa subido un 6,8% sobre el ejercicio anterior, lo que quiere decir que se han contratado muchos m¨¢s funcionarios y que cada funcionario ha visto mejorar sustancialmente su sueldo. Peor a¨²n, el gasto del capitulo 2, donde se esconden las m¨²ltiples subcontratas que realizan parte del trabajo de la Administraci¨®n, ha subido nada menos que un 10,8%. Es decir, que a pesar de la crisis actual la Administraci¨®n vasca sigue viviendo en la gloria.
Probablemente por eso, la nueva ley Municipal tampoco parece que vaya a acometer la tarea de reformar la estructura de nuestra Administraci¨®n local, plasmada en un n¨²mero excesivo de municipios, 251, y en donde un principio de racionalidad administrativa deber¨ªa forzar la uni¨®n de los m¨¢s peque?os y promover las mancomunidades de servicios en todos los dem¨¢s, de manera que con menos personal se pudieran dar realmente unos servicios de calidad al ciudadano.
Igualmente, hay que revisar a fondo el papel de las diputaciones, pues su formato actual no responde ni a necesidades objetivas ni a la historia. Desde un punto de vista funcional, las diputaciones actuales ejercen una serie de funciones sin claro perfil, muchas de las cuales ser¨ªan ejecutadas con mayor eficiencia a nivel de mancomunidades de municipios (como, por ejemplo, todo lo relacionado con los servicios sociales) y otras podr¨ªan ser ejecutadas con mayor eficacia por el Gobierno vasco. Pero los intereses creados son los que son, y ah¨ª esta la reciente advertencia del PNV, para que no se toque la LTH.
?Y qu¨¦ decir del abrumador colectivo de empresas "privadas" que han sido creadas por las administraciones en estos ¨²ltimos a?os?. Nadie sabe con exactitud ni cu¨¢ntas son ni lo que cuestan, pero se habla de que hay m¨¢s de 240 empresas, sin contar las que dependen de los ayuntamientos, que dan empleo a unos 10.700 trabajadores. Muchas de ellas no est¨¢n sometidas a ning¨²n control de gasto y en muchos casos han servido, o sirven, para contratar a amigos, tanto si son empleados como si son proveedores. Afortunadamente aqu¨ª s¨ª parece que se mueve algo, pues el Parlamento vasco acaba de aprobar una moci¨®n pidiendo que se racionalice este subsector de la Administraci¨®n vasca. A ver si es verdad, porque para salir de la crisis necesitamos conseguir reducir el coste de nuestra Administraci¨®n entre un 15 y un 25%.
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