La fuerza de la igualdad
Han pasado treinta a?os de Autonom¨ªa y ya m¨¢s de treinta desde que, en 1977, Naciones Unidas declar¨® el 8 de marzo como D¨ªa Internacional de la Mujer Trabajadora. Desde entonces, conmemoramos en este d¨ªa los pasos que las mujeres hemos dado para alcanzar la igualdad. Es, por tanto, una fecha simb¨®lica y reivindicativa, un magn¨ªfico momento para hacer balance de todo lo que hemos conseguido y, m¨¢s importante a¨²n, de todo lo que nos queda para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres.
El 8 de marzo es un d¨ªa para la reflexi¨®n, que ha de nacer de un debate compartido y de la experiencia que nos proporciona a las mujeres el quehacer diario. Una reflexi¨®n que se lleva a cabo en las miles de asociaciones de mujeres, cuyo trabajo sigue siendo fundamental; en el Gobierno de Andaluc¨ªa, ejemplo de igualdad en su composici¨®n y en su apuesta pol¨ªtica; y una reflexi¨®n que se est¨¢ produciendo tambi¨¦n estos d¨ªas, de forma mucho m¨¢s amplia, en la Comisi¨®n de la Mujer de las Naciones Unidas en Nueva York, donde se eval¨²an los avances alcanzados desde la ¨²ltima Conferencia Mundial, celebrada en Beijing en 1995.
Y en los 30 a?os de Autonom¨ªa tambi¨¦n se han producido grandes cambios. Los avances democr¨¢ticos son evidentes: el impulso de la transversalidad del principio de igualdad en todas las acciones del Gobierno de Andaluc¨ªa, y la puesta en marcha de una ley para combatir la desigualdad y otra para luchar permanentemente contra la violencia de g¨¦nero son buenos ejemplos. En gran medida, estas acciones han conseguido transformar, radicalmente en muchos casos, la situaci¨®n de las mujeres de nuestra tierra, con una presencia masiva en todos los niveles educativos, conquistando un mercado laboral excluyente durante d¨¦cadas, alcanzando grandes cotas de autonom¨ªa e independencia o incorpor¨¢ndonos al mundo empresarial, donde hoy ya representamos el 30% del empresariado.
Todas estas conquistas nos llenan de satisfacci¨®n, pero no deben ocultar todas las muestras de discriminaci¨®n que a¨²n persisten en nuestra sociedad. En el ¨¢mbito familiar, las mujeres seguimos soportando casi en exclusividad las tareas del hogar y el cuidado de hijos e hijas, compatibiliz¨¢ndolas, a duras penas, con la jornada laboral. Y, adem¨¢s, las mujeres sufren en amplios sectores del tejido productivo discriminaciones en salarios y estabilidad laboral, trabas al acceso a puestos de mayor responsabilidad y la persistencia de pr¨¢cticas deleznables como el acoso laboral y el despido, la extinci¨®n o la no renovaci¨®n de los contratos a causa de la maternidad.
Por tanto, este 8 de marzo no puede camuflarse bajo proclamas vaporosas y no debemos pintar con colores triunfalistas la realidad actual, a pesar de los logros alcanzados, porque no son suficientes. Debemos analizar y reflexionar c¨®mo vamos a corregir las consecuencias, a¨²n latentes, de un sistema todav¨ªa basado en la desigualdad de g¨¦nero. Las mujeres andaluzas han trabajado siempre y mucho, dentro y fuera del hogar, aunque nunca han visto reconocido ese esfuerzo, porque ten¨ªamos "trabajo" pero no un empleo. El compromiso del Gobierno andaluz es que estas situaciones no vuelvan a ocurrir y, no s¨®lo por una cuesti¨®n de justicia social o eficiencia econ¨®mica, sino porque as¨ª lo dice la ley. Adem¨¢s, una sociedad no puede renunciar al 50% de sus activos, de su energ¨ªa y eficiencia, porque esa es la verdadera fuerza de la igualdad, que optimiza la formaci¨®n, la capacitaci¨®n y la entrega de toda su ciudadan¨ªa. Por ello, vamos a seguir apostando por el fomento del empleo y apoyo al sector empresarial de las mujeres, y de las iniciativas de conciliaci¨®n de la vida familiar y profesional entre mujeres y hombres.
Estamos en un momento crucial para conseguir que la distancia que todav¨ªa hoy separa a las mujeres de los hombres sea mucho m¨¢s corta. Y tenemos una oportunidad ¨²nica, la que nos brinda el I Plan Estrat¨¦gico para la Igualdad de Mujeres y Hombres en Andaluc¨ªa, una herramienta necesaria para alcanzar de manera real el objetivo com¨²n de acabar con las desigualdades. Nuestras pol¨ªticas de igualdad avanzan con una tendencia sostenida y ya no concebimos una Andaluc¨ªa en la que la igualdad de oportunidades no sea una realidad. Hemos eliminado espacios de discriminaci¨®n, pero nuestro gran objetivo no es ganar unas batallas, sino asegurar un triunfo de fondo que beneficie a toda nuestra sociedad: el triunfo del 100%, el triunfo de la igualdad.
Micaela Navarro Garz¨®n es consejera para la Igualdad y Bienestar Social
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