Pisos construidos como chal¨¦s
Los ocupantes del inmueble de Ricardo Aroca eligieron d¨®nde poner las ventanas
Quedan siete pinos. Eran ocho, pero pod¨ªa no quedar ninguno. Cuando Ricardo Aroca y su equipo vieron los enormes ¨¢rboles del solar donde ten¨ªan que construir los pisos, all¨¢ por 1976, decidieron que la planta del edificio se quebrase para dejar hueco a lo que la naturaleza hab¨ªa colocado all¨ª mucho antes. "El trazado de la planta es el que sali¨®; la arquitectura ha de ser, ante todo, lugar", dice el arquitecto. Con camisa naranja y tirantes, oculto tras una espectacular barba blanca, pero sin pelos en la lengua, Aroca sentencia cada frase con una risotada bucanera. Ha sido decano del colegio profesional, catedr¨¢tico de la Escuela y ha construido centenares de edificios en Madrid. Como arquitecto le obsesiona ser "razonable", dice que ¨¦se es su "estilo", y echa pestes sobre los arquitectos estrella que "llenan el orbe de cafeteras gal¨¢cticas".
"Si no te lo dicen, ni te enteras de que no hay dos ventanas iguales"
Sus setenteros bloques de la calle de Arturo Soria son un ejemplo de este sentido com¨²n. Aunque puedan pasar inadvertidos para el lego (son sencillos, de ladrillo marr¨®n con persianas verdes) tienen detalles llenos de sensibilidad para con el entorno y los vecinos. Los arquitectos no s¨®lo se preocuparon de salvar los ¨¢rboles (a uno, el que ya no est¨¢, le colocaron un soporte en la fachada para sostenerlo). Tambi¨¦n conservaron la valla original del solar ("?para qu¨¦ cambiarla, si funcionaba?"); colorearon los portales para que la gente no tuviese que dar explicaciones a las visitas por el telefonillo ("es el portal naranja', en vez de 'cruza el jard¨ªn y el segundo a la derecha"); liberaron la planta baja para tener soportales donde hacer vida com¨²n; separaron los pilares para que no hubiese tantas columnas en el garaje; gastaron en un buen ladrillo que durase, pero prescindieron de m¨¢rmoles y granitos superfluos ("lo importante de una casa es lo que no se ve, las instalaciones, que salga mucha agua de los grifos"). Y, sobre todo, dieron total libertad a los vecinos para configurar sus hogares. Cada uno pudo elegir la superficie y la distribuci¨®n de su piso. Escogieron desde qu¨¦ azulejos pon¨ªan en el ba?o hasta d¨®nde colocaban las ventanas. "Como si fuesen privilegiados due?os de un chal¨¦", dice el arquitecto.
Como el orden de la fachada no lo iban a dar las ventanas (que son todas distintas), los arquitectos sacaron la estructura del edificio al exterior. Los soportes met¨¢licos vistos equilibran la fachada: "Si no te lo dicen, ni te enteras de que no hay dos ventanas iguales". ?Fue toda esta libertad cosa del esp¨ªritu hippy de los setenta? "??Qu¨¦ hippy, ni hippy?!", r¨ªe Aroca, "simplemente, no hay por qu¨¦ coartar la libertad si no es necesario".
Sin embargo, hay algo de estos bloques que s¨ª marca el esp¨ªritu de los tiempos. Fueron un encargo de una comunidad de vecinos, cuyo n¨²cleo, un grupo de amigos, contrat¨® a los arquitectos. "Entonces era bastante com¨²n, los profesionales de clase media se lo pod¨ªan permitir", dice Aroca, "ahora ser¨ªa imposible, con el actual precio del suelo, uno solo de aquellos pisos comunitarios de los setenta, vale lo que cost¨® todo el edificio en su momento".
Aroca, de 70 a?os, est¨¢ a punto de jubilarse de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura donde da clase de Estructura: "La ense?anza siempre ha sido mi prioridad", dice. ?Su gran lecci¨®n a los alumnos? "Que aprendan a ser razonables", insiste. "Nosotros pudimos construir mucho, pero las nuevas generaciones no tienen casi oportunidades y cuando les sale un proyecto quieren lucirse, que se note, salir...". Para Aroca las revistas de arquitectura son "como la prensa del coraz¨®n": "Material de lectura para el pobre arquitecto que est¨¢ en casa con la bata y los rulos, haciendo lo que puede y so?ando con ser Estefan¨ªa de M¨®naco". El profesor considera que querer salir en las revistas es un error: "A lo m¨¢ximo que puedes aspirar como arquitecto es que a los pocos meses de hacer una obra parezca que siempre haya estado ah¨ª".

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.