Cinco horas con Mario y con Miguel
Miguel.... Desde la tristeza de su desaparici¨®n me llega a la memoria su humor socarr¨®n, tan lleno de inteligencia, de sabidur¨ªa. Era un humanista excepcional, o¨ªrle hablar de cualquier cosa, de cualquier tema, era recibir una clase magistral, sin que ¨¦l lo pretendiera, nunca quer¨ªa ser protagonista de nada.
Es curioso, pero es as¨ª. Miguel Delibes que nunca escribi¨® guiones ni textos dram¨¢ticos ha sido una pieza esencial para el cine y el teatro espa?oles. Y ha sido fundamental en mi vida profesional y personal. De mi primer encuentro con ¨¦l, en aquella casa que ten¨ªa en el Paseo Zorrilla de Valladolid, recuerdo unos huevos fritos con patatas que nos hizo ¨¦l mismo para comer y su insistencia en afirmar que le parec¨ªa imposible que hiciera Cinco horas con Mario. "?C¨®mo te lo vas a aprender!, es un texto lleno de retru¨¦canos, inabarcable", repet¨ªa una y otra vez haciendo alusi¨®n a que la protagonista de la obra, Carmen Sotillo, ten¨ªa un soliloquio en el que se daban continuamente los retornos temporales ?C¨®mo vas a saber d¨®nde te encuentras, es imposible no perderse!. Yo s¨®lo me atrev¨ª a decirle que lo conseguir¨ªa pegando el codo. Entonces me pas¨® una cosa que no he vivido en ning¨²n otro momento de mi vida. Me dijo que le interpretara un trozo de Cinco horas con Mario. Me qued¨¦ aterrada. Encima iba con shorts y una camisa y as¨ª era totalmente imposible que el viera a la viuda Carmen Sotillo.
El caso es que en los postres me di cuenta de que era mucho m¨¢s f¨¢cil decirle un trozo del comienzo de mon¨®logo que resistirme, porque ¨¦l estaba muy empe?ado. No he pasado m¨¢s apuro en mi vida, nunca me he puesto a examinarme delante de nadie que yo considerara tanto como a Miguel. El caso es que no pas¨® nada pero insisti¨® que le parec¨ªa imposible. De hecho el mismo d¨ªa que se estren¨® en el Teatro Marquina (26 de noviembre de 1979) sali¨® una entrevista con Delibes en la que declaraba que el montaje deb¨ªa ser una cosa "como de arte y ensayo" e incluso utiliz¨® la palabra aburrido. Yo le llam¨¦ y le dije 'en teatro puedes decir cualquier cosa menos que es aburrido". El problema es que est¨¢bamos ante una persona muy sincera y cuando se trataba de su material mucho m¨¢s. El caso es que estrenamos, con el patio de butacas lleno de acad¨¦micos de la Real Academia y no me mor¨ª de un infarto de puro milagro, porque encima Delibes me hab¨ªa prevenido de que los acad¨¦micos afirmaban que Carmen Sotillo, cuando expresara en voz alta lo que pensaba no iba a ser cre¨ªble.
Sal¨ª, con Jos¨¦ Samano, el productor y Josefina Molina, la directora, entre cajas con un gui¨®n en cada mano, por lo que pudiera pasar, y yo ten¨ªa que convencer a aquella gente, con Miguel sentado en el patio de butacas mir¨¢ndome... Todo sali¨® bien aunque yo creo que hice un mal estreno, suelo hacer malos estrenos, porque hay actores que esa noche se crecen y yo me arrugo. Pero luego fue creciendo el espect¨¢culo y empec¨¦ a disfrutarlo.
Desde ese momento el seguimiento de Miguel fue continuo, aquello fue un impacto tal que nadie hab¨ªamos previsto, a fin de cuentas lo quer¨ªamos hacer porque nos gustaba, pero no intuimos los resultados, ni imaginamos que la gente se quedara conmocionada, gritando bravos. Y Miguel siempre se?al¨® que tuvo una respuesta mucho m¨¢s clara sobre su trabajo como escritor con sus lectores a trav¨¦s del teatro que a trav¨¦s de los libros, porque los espectadores le escrib¨ªan al teatro y le hac¨ªan llegar las cartas.
Pero lo m¨¢s impactante para m¨ª fue algo que lleg¨® a decir en la Cadena SER, y a m¨ª muchas veces, que para ¨¦l la Carmen que escribi¨® ya no exist¨ªa, que yo la suplant¨¦, que no escuchaba m¨¢s voz que la m¨ªa cuando pensaba en la viuda que ¨¦l hab¨ªa creado. Sosten¨ªa que tras el estreno y con los a?os se le hab¨ªa desdibujado y s¨®lo yo era Carmen Sotillo. Son cosas que viniendo de un hombre tan parco en halagos las he valorado mucho. Recuerdo como a ¨¦l le impresionaba mucho la reacci¨®n de chicas jovencitas que ven¨ªan a ver la funci¨®n y terminaban ahogadas en llanto. Al principio no lo entend¨ªamos muy bien, pero luego concluimos que en Cinco horas con Mario est¨¢ latente la insatisfacci¨®n continua de esa mujer y las adolescentes ya saben de frustraciones y saben lo que quieren conseguir.
Por muchos a?os que viva nunca le agradecer¨¦ lo suficiente lo que signific¨® para m¨ª Miguel. Me ayud¨® mucho a salir de donde estaba personalmente y profesionalmente mi vida cambi¨® a partir de ese mon¨®logo. Por un lado me regal¨® el soporte, que es el texto en el que uno se apoya y puede trasladar poniendo el alma en ello. Adem¨¢s lo he representado en muy diferentes etapas de mi vida. En el terreno personal recuerdo tantas cosas....
Hoy, no s¨¦ porque, vienen mucho a mi memoria mis encuentros con ¨¦l en el Festival de Cine de Valladolid, donde compart¨ªamos pel¨ªculas y caf¨¦s con leche. Tambi¨¦n recuerdo una tertulia maravillosa, divertida e impagable que tuvimos en una de aquellas comidas que hicimos juntos en casa de Alfonso Mil¨¢, tras el estreno de cinco horas con Mario en Barcelona. Yo me desmay¨¦ al cuarto de hora de representaci¨®n. Miguel pens¨® que me hab¨ªa muerto, se asust¨® much¨ªsimo. El caso es que descans¨¦ en casa de Alfonso donde el ven¨ªa siempre y se organizaban tertulias hasta altas hora. Hubo una en la que habl¨®, con toda inteligencia y sensibilidad, mientras los dem¨¢s nos tronch¨¢bamos, de cu¨¢les eras las mejores maneras de defecar y qu¨¦ posturas eran las m¨¢s saludables. ?l dec¨ªa hacer de vientre. Miguel defendi¨® en todo momento que lo m¨¢s sano era hacerlo en el campo. Los primeros a?os que represent¨¦ a su Carmen ¨¦l estaba siempre preocupado por mi cabeza ya que dec¨ªa que estaba muy implicada en ese trabajo.
Lola Herrera protagoniz¨® la versi¨®n teatral de 'Cinco horas con Mario'.
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