Por qu¨¦ no hay m¨¢s opci¨®n que resolver la crisis griega
La principal responsabilidad de la crisis griega recae en Grecia, pero las autoridades de la zona euro tambi¨¦n tienen parte de culpa. Han permitido que un problema local degenere en una crisis sist¨¦mica de toda la zona. Los gobiernos no han indicado claramente que est¨¦n dispuestos a ayudar a Grecia. El Banco Central Europeo, a su vez, ha generado dudas sobre la idoneidad de la deuda del Gobierno griego como aval para la provisi¨®n de liquidez. Cuando la clasificaci¨®n de la deuda soberana griega qued¨® rebajada a BBB+, las instituciones financieras se deshicieron de los bonos del Estado griegos, lo cual precipit¨® la crisis. Incertidumbres similares penden como una espada de Damocles sobre los mercados de bonos del Estado de los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles de la zona euro.
A largo plazo, es posible que se necesite un Fondo Monetario Europeo
Si Grecia llega al impago, la epidemia afectar¨ªa a otros pa¨ªses europeos
A largo plazo, es posible que la zona euro necesite crear un Fondo Monetario Europeo. A corto plazo, es imprescindible que se ponga fin a la crisis de la deuda del Gobierno griego, por tres motivos. Primero, si se permite que la crisis griega desemboque en una situaci¨®n de impago, se corre el riesgo de generar una epidemia que afectar¨ªa a otros mercados de bonos del Estado de la zona euro.
Segundo, la epidemia contagiar¨ªa al sector bancario de la zona euro. Muchos bancos han empezado a recuperarse de la crisis bancaria solicitando pr¨¦stamos a corto plazo e invirtiendo en bonos del Estado. Una crisis de los bonos del Estado provocar¨ªa grandes p¨¦rdidas, y posiblemente otra crisis bancaria.
Tercero, la consecuencia podr¨ªa ser una fuerte subida de la rentabilidad de los bonos del Estado en varios pa¨ªses. Esto obligar¨ªa a los gobiernos a recortar las pol¨ªticas fiscales, lo que tendr¨ªa un efecto deflacionario y se correr¨ªa el peligro de sumir las econom¨ªas de la zona euro en una recesi¨®n a¨²n m¨¢s profunda despu¨¦s de una ligera recuperaci¨®n.
Las autoridades de la zona euro se enfrentan ahora a una elecci¨®n entre dos males. El primero se deriva del riesgo moral. El segundo mal surge a ra¨ªz de los efectos contagiosos que tendr¨ªa el permitir que Grecia incumpla los pagos relacionados con el sistema bancario y las pol¨ªticas macroecon¨®micas de la zona euro. Las autoridades tienen que elegir el mal menor, que en este caso es el segundo.
Aunque no cabe duda de que la crisis debe atajarse cuanto antes mejor, se ha cuestionado la legalidad y la capacidad financiera de la Uni¨®n para organizar un rescate econ¨®mico. La cl¨¢usula antirescate es mucho menos restrictiva de lo que suele afirmarse. Y Grecia es relativamente peque?a comparada con la zona euro en conjunto.
Otro elemento que falta es una posible declaraci¨®n del BCE acerca de su pol¨ªtica de garant¨ªas. Se mantiene la incertidumbre sobre lo que har¨¢ el BCE en los pr¨®ximos meses con la deuda p¨²blica griega. El BCE deber¨ªa indicar claramente que seguir¨¢ aceptando la deuda del Gobierno griego como garant¨ªa, independientemente de las clasificaciones elaboradas por los organismos pertinentes.
La experiencia que ahora tenemos con la pol¨ªtica del BCE respecto a la idoneidad de los bonos del Estado como aval para las inyecciones de liquidez nos lleva a la conclusi¨®n de que hay una necesidad urgente de que el BCE cambie de pol¨ªtica. M¨¢s concretamente, el BCE deber¨ªa interrumpir su pol¨ªtica de encargar los an¨¢lisis del riesgo de los pa¨ªses a organismos de clasificaci¨®n estadounidenses. Estos ¨²ltimos tienen un historial p¨¦simo. Depender de dichos organismos es simplemente inaceptable. Contribuye a desestabilizar los mercados financieros en general y la zona euro en particular. Est¨¢ claro que el BCE no deber¨ªa ser una fuente primaria de inestabilidad financiera en la zona euro. El BCE est¨¢ m¨¢s preparado que los organismos de clasificaci¨®n para la labor de analizar la solvencia de los Estados miembros de la zona euro. Cuenta con un conjunto de analistas altamente capacitados que son igual de competentes o m¨¢s que los que trabajan para los organismos de clasificaci¨®n.
A la larga, se necesita una reforma mucho m¨¢s profunda que deje claro que los miembros de la zona euro se toman en serio su deseo de preservarla. De lo contrario, pocas dudas puede haber de que la eurozona no tiene futuro.
Paul De Grauwe es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Katholieke Universiteit de Lovaina (B¨¦lgica). Traducci¨®n de News Clips.
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