Jon estaba... muerto
Con su muerte y rocambolesca desaparici¨®n, el etarra Anza se convirti¨® en el ¨²ltimo m¨¢rtir de la causa terrorista por la que mat¨® y vivi¨® dos d¨¦cadas preso
Cuando en agosto de 2009, un cad¨¢ver corpulento, envuelto en una lona, fue hallado en una sima de Azkoitia (Guip¨²zcoa), los responsables del Ministerio del Interior tuvieron el coraz¨®n en un pu?o durante varias horas. Su aspecto era similar al del etarra Jon Anza, desaparecido durante casi un a?o hasta que su cuerpo fue encontrado el jueves.
Mientras los radicales martilleaban d¨ªa y noche con una pregunta -Non dago Jon? [?D¨®nde est¨¢ Jon?]- en pintadas, camisetas y pancartas, sembrando dudas en ¨¢mbitos anta?o impermeables a sus consignas, el cuerpo de Anza descansaba en una morgue de Toulouse, con una X en el apartado de su nombre. Todo debido a un incre¨ªble error burocr¨¢tico que la fiscal¨ªa francesa atribuye al Hospital de Purpan en Toulouse. Anza dio as¨ª con su muerte un ¨²ltimo servicio a la causa de ETA.
Su cuerpo estuvo diez meses marcado con una 'X' en la morgue
Interior temi¨® lo peor cuando se encontr¨® un cad¨¢ver parecido en Guip¨²zcoa
El fallecido en Azkoitia result¨® ser un vecino de Erandio que muri¨® supuestamente por un ajuste de cuentas de drogas, pero el momento fue bastante ilustrador de hasta qu¨¦ punto la izquierda abertzale rentabiliz¨® a su nuevo icono, un donostiarra nacido en 1962 que vivi¨® 20 de sus 47 a?os entre rejas. En total habr¨ªa acumulado 101 a?os por los distintos delitos que cometi¨®, entre ellos el asesinato de Leopoldo Garc¨ªa Mart¨ªn, un subteniente de la polic¨ªa jubilado de 73 a?os, casado y con una hija, al que remataron de un tiro en la cabeza en el Alto de Mirakruz en San Sebasti¨¢n. ETA Militar se atribuy¨® el atentado.
Anza termin¨® en la c¨¢rcel un s¨¢bado de carnaval, en febrero de 1982, en el barrio donostiarra de El Antiguo. Esperaba en un coche robado el paso de un guardia civil con sus compa?eros del comando Lau Haizeta. El azar quiso que la polic¨ªa encontrara al propietario del veh¨ªculo atado a un ¨¢rbol y desbaratara la operaci¨®n. Conoci¨® los penales de Carabanchel, Alcal¨¢-Meco, Puerto II, Herrera, Daroca, Bonxe, Puerto I y Ceuta. A mediados de los noventa fue enviado fuera de la Pen¨ªnsula, a Tenerife, junto a los m¨¢s refractarios a la reinserci¨®n. Estuvo siempre entre los m¨¢s conflictivos, secundando largas huelgas de hambre en protesta por su r¨¦gimen penitenciario. La tregua de ETA de 1998 propici¨® que el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le enviara a la Pen¨ªnsula junto a una veintena de reclusos. Volvi¨® a Puerto I, cerca de C¨¢diz, donde cumpli¨® condena hasta salir libre el 18 de octubre de 2002.
"Las cosas no han cambiado nada, y si lo han hecho, ha sido a peor", declar¨® a Gara una vez fuera. Ajeno a los cambios vividos en la comunidad aut¨®noma durante dos d¨¦cadas, de poco sirvi¨® que cuando sali¨® de la c¨¢rcel ya no patrullaran las calles ni la Guardia Civil ni la polic¨ªa: "Ver a los zipaios [de la Ertzaintza] reprimiendo demuestra perfectamente cu¨¢l es la estructura pol¨ªtica que viene con el Estatuto de autonom¨ªa". "Algunos hemos salido de la c¨¢rcel peque?a, pero como pueblo seguimos presos", sentenci¨®, encerrado en su mundo y con los suyos d¨¢ndole la raz¨®n.
Ya en libertad, se implic¨® como pocos en el movimiento en favor de los presos de ETA y fue situado en el llamado aparato pol¨ªtico internacional de la banda. Berl¨ªn, Rotterdam, cualquier encuentro de radicales de izquierda era para ¨¦l una buena ocasi¨®n para convencer a quien pusiera la oreja de que lo sucedido en Euskadi era equiparable a lo sufrido por los kurdos o los palestinos.
Se instal¨® primero en su barrio de San Sebasti¨¢n, Intxaurrondo. Tres a?os despu¨¦s, se mud¨® a Ahetze, cerca de San Juan de Luz, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. Consigui¨® trabajo en Sokoa, una cooperativa que fabrica sillas de oficina en la que la polic¨ªa localiz¨® en 1986 documentaci¨®n, dinero y armas de la organizaci¨®n terrorista. En paralelo segu¨ªa sirviendo de enlace entre los distintos aparatos de la banda. En los ¨²ltimos a?os, se le diagnostic¨® un c¨¢ncer. Un tratamiento con cortisona le hab¨ªa hinchado la cara y un tumor benigno cerebral afectaba su nervio ¨®ptico, seg¨²n su familia.
El 18 abril se despidi¨® de su pareja en la estaci¨®n de tren de Bayona y no se supo m¨¢s de ¨¦l hasta que ETA, en un gesto in¨¦dito, revel¨® que Anza era uno de sus miembros y que acud¨ªa a Toulouse para entregarle a sus dirigentes una importante suma de dinero. Mientras tanto, la izquierda abertzale, que siempre entendi¨® que las causas necesitan m¨¢rtires, se aferraba a su nuevo s¨ªmbolo para resucitar el fantasma de la guerra sucia. Despu¨¦s de que Gara, citando "fuentes de toda solvencia", publicara que "un cuerpo policial espa?ol habr¨ªa enterrado a Jon Anza en suelo franc¨¦s" en octubre de 2009, los peri¨®dicos franceses se interesaron por la extra?a desaparici¨®n de Anza. Le Monde revel¨® un antecedente, que aunque radicalmente distinto del caso Anza, sirvi¨® para alimentar la teor¨ªa de que pod¨ªa haber muerto durante un interrogatorio policial: Juan Mari Mujika denunci¨® que fue retenido durante varias horas por supuestos polic¨ªas espa?oles. La fiscal¨ªa sigui¨® el rastro de cuatro tel¨¦fonos m¨®viles de Espa?a, pero Interior le respondi¨® que no pod¨ªa identificarlos porque eran tarjetas de prepago. Jacques Massey, un periodista franc¨¦s entrevistado por Lib¨¦ration, atribuy¨® la filtraci¨®n a Gara a elementos de la Ertzaintza vinculados al nacionalismo. La fiscal de Bayona, Anne Kayanakis, no quiso descartar a¨²n la hip¨®tesis de que Anza muriera a manos de la polic¨ªa, pero aclar¨® que todos sus intentos para conseguir informaci¨®n sobre esta conjetura han sido infructuosos: "Nunca recibimos testimonios precisos".
Aunque parte de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n agitada hasta ahora queda invalidada, las incertidumbres en torno al clamoroso fallo de la investigaci¨®n dejan mucho margen de maniobra para elucubrar. La autopsia del lunes aclarar¨¢ el motivo de su muerte, pero los 11 d¨ªas transcurridos entre su salida de Bayona y su reaparici¨®n en Toulouse siguen siendo un misterio.
La 'desaparici¨®n' de Jon Anza
- 18 de abril de 2009. Jon Anza coge un tren a Bayona en direcci¨®n a Toulouse. All¨ª ten¨ªa que reunirse con miembros de ETA para entregarles una importante suma de dinero procedente de extorsiones, pero no acude a la cita.
- 20 de abril. El presunto etarra ten¨ªa un billete de tren para regresar a Toulouse, pero no lo utiliza.
- 24 de abril. Jon Anza, enfermo de c¨¢ncer, no se presenta a la cita m¨¦dica prevista para ese d¨ªa. Su familia comienza a buscarle en varios hospitales.
- 29 de abril. Anza es encontrado en parada cardiorrespiratoria en una calle de Toulouse. Los servicios de emergencia le reaniman y es ingresado en el hospital, pero no recupera la consciencia. Llevaba encima dos billetes de tren y 500 euros en met¨¢lico.
- 11 de mayo. El presunto etarra muere. Al no llevar ning¨²n documento de identificaci¨®n, guardan su cad¨¢ver en el dep¨®sito del hospital de Toulouse.
- 15 de mayo. La familia de Anza denuncia p¨²blicamente su desaparici¨®n.
- 20 de mayo. La polic¨ªa env¨ªa una circular a todos los hospitales de Francia para saber si tienen un paciente o un cuerpo con las caracter¨ªsticas de Anza.
- 19 de mayo. ETA denuncia en un comunicado al diario Gara que Anza no acudi¨® al encuentro previsto con la banda terrorista, para la que llevaba una importante cantidad de dinero. Culpa a la polic¨ªa de su desaparici¨®n.
- 4 de junio. El Hospital de Toulouse comunica que no tiene a nadie en su dep¨®sito con el perfil de Jon Anza.
- 16 de junio. Rubalcaba sospecha de que ETA revelara que Anza no acudi¨® a una cita en la que iba a entregarles dinero y sugiere que puede haber desaparecido con la cantidad. Exculpa totalmente a las fuerzas de seguridad.
- 8 de febrero de 2010. El juez Andreu, tras una solicitud de la fiscal¨ªa francesa para que la Audiencia Nacional recabe datos sobre el presunto etarra, pide a la polic¨ªa que informe de si existe alg¨²n cad¨¢ver no identificado en fechas cercanas a la desaparici¨®n de Jon Anza.
- Principios de marzo. Un funcionario del Instituto de Medicina Legal de Toulouse le habla a un amigo polic¨ªa sobre un cuerpo sin identificar en la morgue. El agente llama a la comisar¨ªa de Bayona. Los cabos se atan el 11 de marzo.
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