"Gaza es un organismo iran¨ª"
1. Ben Guri¨®n siempre me dec¨ªa....
Cuando se atraviesa la puerta del despacho de Sim¨®n Peres resulta inevitable pensar que casi siete d¨¦cadas atr¨¢s, cuando el actual presidente de Israel comenz¨® a dar sus primeros pasos en pol¨ªtica -en movimientos juveniles de izquierda, primero, y luego en la Haganah, el embri¨®n del futuro Ej¨¦rcito-, el Estado de Israel no exist¨ªa todav¨ªa, Palestina estaba bajo mandato de los brit¨¢nicos y David Ben Guri¨®n, que le hab¨ªa encargado del suministro de armas antes de la proclamaci¨®n de independencia y luego le nombrar¨ªa el director m¨¢s joven del Ministerio de Defensa, todav¨ªa no se hab¨ªa convertido en el legendario primer jefe de Gobierno de Israel que llegar¨ªa a ser.
"Ahmadineyad quiere establecer una hegemon¨ªa persa en Oriente Pr¨®ximo. Usa el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª como excusa"
"Hay un conflicto oculto en marcha, y es Irak. Si Irak se une al bando iran¨ª, se desestabilizar¨¢ el equilibrio actual"
"Hoy, las relaciones secretas entre los distintos pa¨ªses son mucho m¨¢s reveladoras que las diplom¨¢ticas"
"Deber¨ªamos llamar a Ahmadineyad por su nombre: es un dictador, tiene la ambici¨®n de crear un imperio, es astuto"
"Barack Obama no tiene otra opci¨®n que liderar una salida al conflicto en Oriente Pr¨®ximo"
"Si estuvi¨¦ramos en contra de un Estado palestino, no estar¨ªamos intentando construirlo"
"Israel no tiene ni la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de obtener una resoluci¨®n justa en Naciones Unidas"
"Si dejamos de ser democr¨¢ticos, dejaremos de ser jud¨ªos (...) No vamos a volver a la esclavitud. Eso se acab¨®"
Desde entonces Peres ha pasado por cinco partidos pol¨ªticos diferentes, ha sido casi todo en los Gobiernos y en las oposiciones, ha ejercido de cara amable de Israel en el exterior, donde por lo general fue siempre m¨¢s apreciado que en su propio pa¨ªs, y ha sido diputado de forma ininterrumpida (excepto un breve periodo de tres meses) desde 1959 hasta su elecci¨®n como noveno presidente de Israel en 2007. El premio Nobel de la Paz (junto con Isaac Rabin y Yasir Arafat) en 1994 por los acuerdos de Oslo, de los que fue art¨ªfice principal, y su condici¨®n de referente para la izquierda israel¨ª durante tantos a?os componen una figura formidable, de una presencia f¨¦rtil y continua en la escena pol¨ªtica y diplom¨¢tica de Oriente Pr¨®ximo. La conversaci¨®n tiene lugar en sus oficinas en Jerusal¨¦n, en un despacho cuajado de libros, d¨ªas antes del ¨²ltimo altercado a cuenta de la construcci¨®n de nuevas viviendas para israel¨ªes en la parte ¨¢rabe de la ciudad, anunciada durante la visita del vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden.
Peres no ha perdido un ¨¢pice de su cordial vitalidad, pese a sus 89 a?os, ni de su curiosidad, y s¨®lo su complicada agenda le impide prolongar la charla m¨¢s all¨¢ del tiempo acordado, as¨ª como retomarla por la tarde como inicialmente me propone. Sus ayudantes, respetuosos pero firmes, se lo impiden. Y efectivamente, resulta tambi¨¦n inevitable evocar la dimensi¨®n hist¨®rica de Peres en la construcci¨®n de Israel y del Oriente Pr¨®ximo actual cuando, en un momento de la entrevista, reflexiona, bajando un tanto la voz: "Ben-Guri¨®n siempre me dec¨ªa...
2. Tambores de guerra
Bastan apenas unos d¨ªas en Israel, le expongo antes que nada a Peres, para escuchar con claridad los tambores de la guerra. Se extiende por Oriente Pr¨®ximo la idea de que la guerra es un cataclismo poco menos que inevitable y que, por utilizar aqu¨ª las mismas palabras que he escuchado a un inteligente analista pol¨ªtico israel¨ª durante una cena la noche anterior, "en no mucho tiempo habr¨¢ guerra; lo que no se sabe todav¨ªa es contra qui¨¦n, o contra cu¨¢ntos".
Los signos se est¨¢n multiplicando. El Ej¨¦rcito reparte m¨¢scaras de gas, los ejercicios militares se aceleran; el banco central acumula reservas de divisas sin que nadie se atreva a asegurar con certeza si, efectivamente, el pa¨ªs se prepara para una guerra o se trata de una maniobra del primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, para convencer al mundo de que detenga la carrera de los ayatol¨¢s so pena de que un ataque preventivo de sus fuerzas armadas acabe con el programa nuclear iran¨ª y, con toda seguridad, desencadene un conflicto que puede arrastrar a todo Oriente Pr¨®ximo a una conflagraci¨®n de consecuencias impredecibles.
La pesadilla de Israel se llama Mahmud Ahmadineyad. El presidente iran¨ª amenaza ritualmente con borrar Israel del mapa, lo que comprensiblemente evoca las peores memorias del Holocausto, y ha convertido Ir¨¢n en el problema n¨²mero uno del Estado jud¨ªo, por encima de cualquier otra consideraci¨®n o circunstancia. Pocos creen en Israel que las sanciones que Estados Unidos pueda pactar en las Naciones Unidas sirvan a su objetivo final: impedir que el r¨¦gimen iran¨ª ingrese en el club de las potencias at¨®micas. Y menos a¨²n conf¨ªan en que Obama act¨²e por la fuerza si las sanciones acordadas (caso de que se acuerde algo razonablemente disuasorio) fallan. Consecuencia de todo ello es que la regi¨®n entera se est¨¢ desestabilizando a velocidad de v¨¦rtigo y nuevas y peligrosas fracturas emergen con m¨¢s rapidez de lo que resulta posible taponar. ?Tambores de guerra?, le pregunto a Peres.
- Hay algunos cambios b¨¢sicos en Oriente Pr¨®ximo que son acontecimientos muy recientes. Uno es claramente el eje que sustituye al conflicto palestino-israel¨ª. Porque, dicho crudamente, el mundo ¨¢rabe -los sun¨ªes sobre todo- sospecha que los iran¨ªes quieren hacerse con el control de Oriente Pr¨®ximo. Ahmadineyad quiere establecer una hegemon¨ªa persa en Oriente Pr¨®ximo. Utiliza el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª como excusa, porque no tiene ninguna forma de convencer a los sun¨ªes como no sea con una pol¨ªtica antiisrael¨ª. Y luego est¨¢ Hezbol¨¢ en L¨ªbano, y Ham¨¢s en Gaza. Y hay un conflicto oculto en marcha, que puede tener un significado verdaderamente crucial, y es la cuesti¨®n de Irak. Si Irak se une a esta banda (y los chi¨ªes en Irak son muy importantes para Ir¨¢n), desestabilizar¨¢ el equilibrio actual. Por otro lado, Ir¨¢n va a tener una bomba...
Los pa¨ªses ¨¢rabes de Oriente Pr¨®ximo han convivido durante d¨¦cadas con la convicci¨®n de que Israel dispone de un arsenal at¨®mico. Y sin embargo, esas mismas naciones no se resignan ahora a aceptar una bomba at¨®mica chi¨ª. Egipto, Arabia Saud¨ª, Jordania: nadie quiere ver c¨®mo Teher¨¢n logra el arma nuclear. Los responsables israel¨ªes sostienen que la raz¨®n es simple: su pa¨ªs no mantiene ning¨²n conflicto con ellos; sus fronteras est¨¢n delimitadas o al abrigo de conflictos territoriales y en ¨²ltima instancia su organizaci¨®n pol¨ªtica, el car¨¢cter y la profesi¨®n de su fe o sus relaciones exteriores les resultan indiferente en tanto en cuanto no supongan una amenaza para Israel.
Todos esos pa¨ªses ¨¢rabes, sin embargo, temen a Teher¨¢n, un r¨¦gimen revolucionario dentro de sus fronteras, y fuera de ellas. La mera posibilidad de que el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s construya una bomba at¨®mica les causa escalofr¨ªos por su capacidad de influencia no s¨®lo en organizaciones (Hezbol¨¢, Ham¨¢s) percibidas como una amenaza a su estabilidad, sino tambi¨¦n en el coraz¨®n y las voluntades de millones de ciudadanos islamistas (moderados o no) que desconf¨ªan tanto de sus Gobiernos como ¨¦stos de ellos. ?Qu¨¦ sucede si, de todas formas, Ir¨¢n construye una bomba at¨®mica?
- Entonces todo Oriente Pr¨®ximo se volver¨¢ nuclear.
Antes de que ello suceda, si llega a suceder, lo que s¨ª existe ya es una guerra encubierta o de baja intensidad en la regi¨®n, una guerra que se libra tambi¨¦n por m¨¦todos convencionales, viejos como la guerra misma, y cuyas ¨²nicas trazas visibles son el reguero de asesinatos de enemigos de Israel, golpeados all¨ª donde cometen el error o muestran la debilidad de ponerse a tiro; como Imad Mughniyah, el jefe militar de Hezbol¨¢ y estrecho aliado de Teher¨¢n, liquidado en 2008 en Damasco mediante una bomba dentro del reposacabezas de su coche; o Mahmoud al Mahbouh, considerado el enlace de Ham¨¢s con la Guardia Revolucionaria de Ir¨¢n, eliminado en enero pasado por un nutrido equipo cuyas sincronizadas evoluciones en el hall, los ascensores y los pasillos del hotel Rotana de Dubai, grabadas por c¨¢maras de seguridad, fueron contempladas con rabia o admiraci¨®n, alternativamente, por millones de personas en todo Oriente Pr¨®ximo.
Hay algo m¨¢s que indicios de que Israel no est¨¢ solo en esa guerra, sino que dispone de cierto grado de colaboraci¨®n por parte de varios pa¨ªses ¨¢rabes que consideran que el islamismo radical amenaza la estabilidad de sus reg¨ªmenes tanto o m¨¢s que al Estado de Israel. El diario en ¨¢rabe
Al-Quds al-Arabi, editado en Londres, sugiri¨® que en el asesinato de Mughniyah colaboraron varios Estados ¨¢rabes. Y en medio de la conversaci¨®n con Peres, en respuesta a una pregunta sin relaci¨®n con los dos asesinatos que he citado antes, el presidente ofrece una rara reflexi¨®n sobre la colaboraci¨®n entre los servicios secretos de su pa¨ªs y los de sus vecinos, que ilustra cu¨¢n espesa es la red que se ha tejido en la regi¨®n y por qu¨¦ todo -Ir¨¢n, la bomba at¨®mica, Gaza, las conversaciones de paz, los palestinos de Fatah por un lado, los palestinos islamistas de Ham¨¢s por otro, L¨ªbano- forma un magma que no puede m¨¢s que abrasar todo lo que toca. Y por qu¨¦ en esta zona del mundo, quiz¨¢ con m¨¢s intensidad que en otras, nada es lo que parece.
- Hoy, las relaciones secretas entre los distintos pa¨ªses son mucho m¨¢s reveladoras que las diplom¨¢ticas. Tiene m¨¢s sentido y resulta mucho m¨¢s poderoso mantener relaciones entre las distintas organizaciones de inteligencia, porque ya no se lucha contra ej¨¦rcitos, sino con los servicios secretos. No se limita a un pa¨ªs. No se limita a una naci¨®n. Es una batalla de cerebros, m¨¢s que de tropas. Y no se trata de ganar despu¨¦s del enfrentamiento, sino antes. Esto es: descubrir algo significa ganar. Si no lo descubres, has perdido. No se lucha contra un ej¨¦rcito, se lucha contra una organizaci¨®n. Ni siquiera contra una organizaci¨®n, se lucha contra un poder establecido en distintos lugares, sin organizar, con tecnolog¨ªas modernas. Y si se fija usted en las relaciones formales en Jordania, Israel, Egipto y Palestina, es una cosa. Pero si profundiza, saben que su enemigo no es realmente... su enemigo es Ham¨¢s, y eso es otra cosa. As¨ª que se tiene constantemente esta especie de relaci¨®n encubierta por un lado, y luego las relaciones formales por otro.
El constante ascenso de Ham¨¢s desde su fundaci¨®n en 1987, su influencia creciente (especialmente desde que se hiciera con el control de Gaza en 2007), los sucesivos ataques terroristas contra Israel, tanto suicidas como mediante misiles, y su lucha a muerte con los palestinos de Fatah no han hecho m¨¢s que complicar a¨²n m¨¢s el ya de por s¨ª enrevesado tablero de Oriente Pr¨®ximo. En cuanto a su relaci¨®n con los ayatol¨¢s, Peres se muestra meridianamente claro:
- Gaza est¨¢ bajo el dominio de Ir¨¢n. Es un organismo iran¨ª. El dinero se lo dan ellos.
El problema, finalmente, consiste en qu¨¦ hacer con Ir¨¢n. Peres sostiene que convertir Ir¨¢n en un problema exclusivamente israel¨ª, del que la comunidad internacional pueda desentenderse llegado el momento del enfrentamiento abierto, constituir¨ªa un error, y en ello coincide al mil¨ªmetro con todas las opiniones que he podido recabar estos d¨ªas en Israel, tanto de altos responsables del Gobierno como de la oposici¨®n, como si de repente la sociedad israel¨ª al completo comprendiese que, en el momento supremo de la verdad, cuando llegue el cara a cara definitivo con Teher¨¢n, el mundo ha de sentirse comprometido con su destino. M¨¢s a¨²n si se considera que la comunidad internacional no podr¨¢ acordar las dos ¨²nicas sanciones que, seg¨²n se cree en Jerusal¨¦n, podr¨ªan doblegar a Ahmadineyad: un embargo total sobre la venta a Ir¨¢n de gasolinas y combustibles refinados (el pa¨ªs s¨®lo puede refinar el 40% del combustible que necesita), lo que producir¨ªa una par¨¢lisis total, y un embargo a la compra de crudo, lo que secar¨ªa sus fuentes de divisas.
- La pol¨ªtica respecto a Ir¨¢n deber¨ªa consistir de tres partes. Para m¨ª, la primera es la m¨¢s importante: no las sanciones econ¨®micas, sino las sanciones morales. Deber¨ªamos llamar a Ahmadineyad por su nombre: es un dictador, tiene la ambici¨®n de crear un imperio, es astuto, tiene una organizaci¨®n terrorista, amenaza con destruir a Israel, cuelga a su propia gente. Ser¨ªa incomprensible que no lo logr¨¢ramos. ?Casi se est¨¢ convirtiendo en un h¨¦roe cultural! Si esto ocurre, saldr¨¢ triunfante. Se supone que he de ser un pol¨ªtico pragm¨¢tico, lo s¨¦. Pero, siendo pragm¨¢tico, considero que el llamamiento moral es el m¨¢s poderoso, antes que todo lo dem¨¢s. El segundo punto son las sanciones econ¨®micas. Y luego, medidas de defensa contra los misiles iran¨ªes por todas partes, para que los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico o los pa¨ªses ¨¢rabes no sientan que la cat¨¢strofe se abalanza sobre ellos. Estados Unidos ha empezado por introducir misiles antibal¨ªsticos en el golfo P¨¦rsico. Y creo que todo Ir¨¢n deber¨ªa estar rodeado por estos misiles. Hay que cambiar dos cosas: hay que frenar la producci¨®n de la bomba, pero tambi¨¦n permitir al pueblo iran¨ª, alentarles, a que cambien el Gobierno, como se hace con todas las dictaduras. As¨ª que eso es lo que creo que se deber¨ªa hacer.
- ?Y si todo eso fracasa, se puede descartar un ataque preventivo de Israel?
- Mire, Israel no interviene ni act¨²a de forma unilateral. Creo que es algo que Israel no deber¨ªa tratar de monopolizar. El problema es m¨¢s amplio y m¨¢s profundo. El problema implica a todo Oriente Pr¨®ximo. Israel desempe?ar¨¢ su papel.
- ?Cree usted que el presidente Obama est¨¢ en situaci¨®n de liderar una salida al problema?
- No tiene otra opci¨®n.
- ?Perd¨®n?
- Que no tiene otra opci¨®n. ?l mismo anunci¨® un Plan A, un Plan B. Y ahora tiene un problema con su propia credibilidad. Creo que ¨¦l es consciente de ello. No le estoy criticando. Creo que pensaba que ten¨ªa que tomarse un poco de tiempo para animar a los rusos y a los chinos. Cree que ha tenido algo de ¨¦xito con los rusos, y son un ingrediente importante. Y no quiere fracasar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. As¨ª que creo que tardar¨¢ algunas semanas si quiere formar una coalici¨®n.
3. Los palestinos
- ?Por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil hacer las paces con los palestinos?
No soy yo quien hace la pregunta, sino el propio Peres. Y la genuina y hasta honesta sorpresa que parece encerrar la mera formulaci¨®n de este interrogante mide con precisi¨®n la descomunal distancia que separa a israel¨ªes y palestinos pese a todos los cambios que se est¨¢n produciendo en los ¨²ltimos meses. Peres no se ha preguntado por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil hacer las paces con los israel¨ªes. O por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil que israel¨ªes y palestinos hagan las paces. Se pregunta, pese a toda la experiencia de sus casi 90 a?os, por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil hacer la paz con los otros, la pregunta eterna de todo conflicto desde que se inventaron los conflictos.
El m¨¢s trascendente de estos cambios recientes es, sin duda, el anuncio de Netanyahu de que est¨¢ dispuesto a aceptar un Estado palestino, formulado en junio del a?o pasado en un discurso en la universidad de Bar-Ilan. Muchos observadores cr¨ªticos con Israel se?alan que las exigencias que Netanyahu detall¨® en aquel discurso son tantas y tan inaceptables para los otros que, en la pr¨¢ctica, nada ha cambiado para los palestinos, y que el primer ministro tan s¨®lo buscaba aplacar a un Obama que se hab¨ªa comprometido con el mundo ¨¢rabe en su famosa conferencia de El Cairo pronunciando en voz alta las dos palabras que Washington y el mundo esperaban de ¨¦l: Estado palestino.
Ese futuro Estado palestino, sean cuales sean sus posibilidades, es sin embargo una idea ampliamente aceptada tanto por la sociedad israel¨ª actual como por la clase pol¨ªtica, a derecha y a izquierda. Todo el mundo coincide en que los palestinos tienen que tener un Estado. Lo que antes era patrimonio de la izquierda resulta ahora una posici¨®n compartida por todo el espectro pol¨ªtico, que parece haber comprendido finalmente que Israel necesita fronteras definidas con Palestina y que las necesita con creciente urgencia. Altos responsables del Gobierno y de las distintas oposiciones aseguran en privado que en pocos a?os la demograf¨ªa dificultar¨¢ o impedir¨¢ definitivamente una soluci¨®n al conflicto. El porcentaje de alumnos ¨¢rabes o jud¨ªos ultraortodoxos aumenta sin cesar cada a?o en las escuelas israel¨ªes, sin contar con el reto que podr¨ªa suponer para el Estado jud¨ªo si dentro de unos a?os los palestinos renunciasen a pedir un Estado propio y comenzasen a batallar por la igualdad de derechos, empezando por el voto, en los territorios ocupados.
Todas las fuerzas pol¨ªticas (y Netanyahu tambi¨¦n) son conscientes de que, para alcanzar un acuerdo, ser¨¢ necesario hacer importantes concesiones territoriales (retirada de muchos asentamientos), emocionales (revivir las escenas de colonos llorando, rezando y abraz¨¢ndose a los soldados que se vieron en Gaza) e incluso, quiz¨¢ lo m¨¢s doloroso, hist¨®rico-b¨ªblicas (Judea y Samaria perdidas para siempre), pero se muestran seguros de que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n (entre un 65% y un 70%) apoyar¨ªa esta soluci¨®n a cambio, eso s¨ª, de que no vuelvan los refugiados y de la desmilitarizaci¨®n de la futura Palestina. El presidente israel¨ª percibe ese cambio hist¨®rico y se da cuenta de las implicaciones que supone, tanto para el proceso de paz como para la din¨¢mica pol¨ªtica interna en Israel.
- Se ha de entender que una soluci¨®n que prevea dos Estados es una revoluci¨®n para Netanyahu. Para m¨ª es natural, porque en ese debate hist¨®rico los revisionistas estaban a favor de la integridad de Israel. Hoy, sin embargo, el antiguo l¨ªder de ese campo, Netanyahu, asegura que la soluci¨®n de dos Estados para ¨¦l es la revoluci¨®n. Para m¨ª es normal. Hab¨ªa una distinci¨®n clara: la izquierda apoyaba la idea de dos Estados, y la derecha estaba en contra. Mire, Olmert, el anterior primer ministro, fue mucho m¨¢s lejos que la izquierda de Israel, y era de la derecha. La l¨ªder de la oposici¨®n, Tzipi Livni, es de la derecha. El primer ministro ha accedido a una soluci¨®n que prevea dos Estados. Se han acabado las definiciones antiguas. Hay una nueva situaci¨®n, y hay nuevos problemas y nuevas promesas.
- ?Y de parte de los palestinos?
- Lo que hizo Ben Guri¨®n, que no ten¨ªa precedente, fue construir un Estado sin fronteras. Y he hablado largo y tendido con los palestinos: "?Haced lo mismo! Construid un Estado y luego hablaremos de las fronteras". Ahora han empezado con Fayad. Est¨¢ construyendo un Estado. Pero los palestinos dicen que no conf¨ªan en que estemos dispuestos a dejarles que construyan un Estado. Tengo relaci¨®n con los palestinos, hablo con ellos, y les dije: "Mirad, lo que pasa es que juzg¨¢is todo por los discursos y los art¨ªculos". Si estuvi¨¦ramos en contra de un Estado palestino, no estar¨ªamos intentando construirlo. El hecho es que ahora estamos construyendo una fuerza defensiva. Estamos construyendo una econom¨ªa. Estamos desmantelando puntos de control. Estamos alentando a la gente a invertir. Estamos construyendo vuestras instituciones, elaborando vuestras constituciones. Si estuvi¨¦ramos en contra... ?Sabe? Yo habl¨¦ largo y tendido con Arafat. ?l me dec¨ªa: "Si el mundo ¨¢rabe nos apoyara como el mundo jud¨ªo os apoya a vosotros, no tendr¨ªamos problemas". Pero el apoyo era s¨®lo verbal, s¨®lo de palabra.
Sea cual sea el devenir que el futuro depare a esas negociaciones que a d¨ªa de hoy nadie sabe con certeza si llegar¨¢n siquiera a ver la luz, a pocos se les escapa que existe un descomunal agujero negro en el centro del conflicto que amenaza con engullir con una fuerza devastadora todos los esfuerzos por lograr la paz por ambos lados, que debilita la posici¨®n negociadora de Mahmud Abbas o la anula incluso, que pone en riesgo su incipiente proyecto de Estado y que ha llevado a las c¨²pulas pol¨ªticas de Israel y Egipto a coincidir en la singular conclusi¨®n de que ambos comparten fronteras con Ir¨¢n: Gaza, o m¨¢s espec¨ªficamente, el control de Gaza por parte de Ham¨¢s.
Los ataques suicidas que aterrorizaron a la ciudadan¨ªa israel¨ª, primero, y la utilizaci¨®n del territorio como base para lanzar miles de cohetes sobre ciudades, kibutzim, campos de cultivo y aparcamientos agotaron la paciencia de los sucesivos gobiernos israel¨ªes y llevaron al Ej¨¦rcito a lanzar una operaci¨®n en Gaza que durante tres semanas en el invierno de 2008-2009 caus¨® centenares de muertos, mujeres y ni?os incluidos, destruy¨® escuelas, hospitales y numerosas instalaciones civiles. Hubo informes sobre la utilizaci¨®n de f¨®sforo blanco y de abusos y excesos por parte de la tropa israel¨ª. La percepci¨®n en las opiniones p¨²blicas europeas fue mayoritariamente negativa hacia Israel, un clima que el informe del juez surafricano Richard Goldstone por encargo de Naciones Unidas no hizo m¨¢s que consolidar, al acusar de cr¨ªmenes de guerra a ambos lados, pero insistiendo en la mayor responsabilidad del bando israel¨ª.
- Despu¨¦s de la operaci¨®n que llevamos a cabo en Gaza, todo el mundo pregunta: "?Por qu¨¦ no consintieron que se creara un comit¨¦ de investigaci¨®n?". Y yo digo: "Esperen un momento. No consentimos el corolario que ustedes insin¨²an. Si quieren llevar a cabo una investigaci¨®n internacional, ?por qu¨¦ no empezar con Kosovo? Murieron 600 civiles y la Embajada china fue bombardeada. ?Por qu¨¦ no llevaron a cabo una investigaci¨®n? ?Por qu¨¦ no investigan lo que sucedi¨® en Afganist¨¢n o en Somalia o en Sud¨¢n o en Irak o en Chechenia? ?Por qu¨¦ quieren que seamos nosotros los primeros?". ?Sabe por qu¨¦? Porque hay una mayor¨ªa constituida en contra de Israel. ?sa es la ¨²nica raz¨®n. Si investigaran todo eso, ver¨ªan que lo que Israel hizo fue con un cuidado incre¨ªble. Ahora, hace un par de d¨ªas o tres, 27 civiles fueron asesinados en Afganist¨¢n. ?Dir¨ªa alguien que fue a prop¨®sito? Y ustedes tienen sus propios problemas con los terroristas en Espa?a, y saben lo que les han hecho. Para un pa¨ªs que cumple las leyes es extremadamente dif¨ªcil luchar contra una organizaci¨®n que no lo hace. Ustedes tambi¨¦n lo saben. Y nosotros tambi¨¦n nos preguntamos: "?Qu¨¦ quieren de nosotros? Salimos de Gaza. ?De qu¨¦ tipo de ocupaci¨®n est¨¢n hablando?". Sharon tuvo la valent¨ªa de sacar a todos nuestros colonos de Gaza. Tuvimos que movilizar a 45.000 polic¨ªas. Nos cost¨® 2.500 millones de d¨®lares. As¨ª que, ?por qu¨¦ nos est¨¢n lanzando misiles? ?Ocho a?os! Y todo el mundo dice: "Deber¨ªan haber utilizado otros medios". Y yo pregunto: "Vale, ?qu¨¦ otros medios creen que deber¨ªamos haber utilizado?".
- ?Se arrepiente de c¨®mo se llev¨® a cabo la operaci¨®n?
- Ojal¨¢ no hubi¨¦ramos tenido que llevarla a cabo. No ten¨ªamos ning¨²n otro objetivo que no fuera la defensa propia. No fuimos para volver a ocupar Gaza. No.
- ?Piensa que se cometieron errores?
- La guerra es un error que produce errores. La guerra no es un baile en un hotel de Viena. Eso son tonter¨ªas. He dicho varias veces que lo siento. Pero quiero a?adir una cosa m¨¢s, que es muy importante. Nosotros investigamos nuestros propios errores, y lo hacemos con consecuencias. Para investigar no necesito a una tercera parte. Pienso que si tuvi¨¦ramos que permitir la participaci¨®n de Gaddafi y la de Ahmadineyad, ?de qu¨¦ estamos hablando? Porque Naciones Unidas no es un tribunal, es un Parlamento en el que Israel no tiene ni la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de obtener una resoluci¨®n justa. Nunca la ha tenido.
- ?Qu¨¦ va a hacer Israel con Gaza en el futuro?
- ?se es su problema, no el nuestro. Nosotros s¨®lo queremos una cosa: que no haya m¨¢s misiles. Eso es todo. No estamos interesados en Gaza, ni en volver a ocuparla, ni en volver a administrarla. Y deberemos apoyar claramente la superioridad de Abu Mazen [Mahmud Abbas] en lo referente a Gaza. Es nuestro socio. Y que hagan lo que tengan que hacer.
- Los palestinos parecen confiar mucho en que Obama pueda presionar a Israel.
- Bas¨¢ndome en mi experiencia, en mi madurez: no espero que los palestinos sean anti-¨¢rabes. Y aconsejar¨ªa a los ¨¢rabes que no esperen que los estadounidenses sean anti-israel¨ªes. No deber¨ªan esperar algo as¨ª. No deber¨ªan. As¨ª que tenemos que negociar. Los pa¨ªses ¨¢rabes pueden realizar una gran contribuci¨®n. Europa puede realizar una gran contribuci¨®n. Pero las negociaciones se tienen que llevar a cabo entre las dos partes.
4. Coda: El discurso moral
?Cu¨¢nto tiempo puede un pa¨ªs vivir en guerra sin arruinar su democracia??Cu¨¢nto tiempo puede una sociedad sufrir los embates del terrorismo m¨¢s cruel sin ver c¨®mo se tambalea su estatura moral? Muchas voces en Israel y singularmente las de escritores como Amos Oz o David Grossman han alertado del dilema moral y del riesgo para la democracia al que se enfrenta la sociedad israel¨ª sin dejar de se?alar la general incomprensi¨®n de los europeos para con el sentimiento de vulnerabilidad y soledad ante la violencia que sufren los israel¨ªes.
Si ya resulta ciertamente inimaginable una vida humana, aislada, en t¨¦rminos individuales, sin conocer nunca la paz, ?c¨®mo marca a una sociedad no haber gozado de alivio en los ¨²ltimos cien a?os? ?Que generaciones enteras, abuelos, hijos, nietos no hayan tenido otra experiencia que la de la guerra, el enfrentamiento, la hostilidad de los vecinos? Las distorsiones morales son entonces inevitables e Israel no es una excepci¨®n: una cierta indiferencia de la mayor¨ªa con el sufrimiento de los palestinos; una cierta atrofia de la sensibilidad que, por ejemplo, lleva a bautizar la operaci¨®n contra Ham¨¢s en Gaza como Plomo Fundido, con sus resonancias de castigo cruel, de proporciones b¨ªblicas, aunque exista una explicaci¨®n en la tradici¨®n jud¨ªa que d¨¦ cuenta de tan singular elecci¨®n. Peres se muestra firme:
- Creo que somos democr¨¢ticos y morales.
La cuesti¨®n, naturalmente, es durante cu¨¢nto tiempo. Como ha se?alado Grossman con preocupaci¨®n, Israel es una naci¨®n de guerreros que elige guerreros para gobernarla y que piensan, antes que en otra cosa, en subyugar al contrario antes de hablar con ¨¦l. Y ese ciclo, que se ha sucedido a s¨ª mismo irremediablemente durante generaciones, parece que tiene los d¨ªas contados porque los fanatismos al alza en ambos bandos amenazan con ponerle fin de forma violenta. Peres, en los ¨²ltimos minutos de la conversaci¨®n, se muestra tambi¨¦n firme ante lo que quiz¨¢ represente el mayor desaf¨ªo intelectual y moral para un pol¨ªtico israel¨ª de su envergadura.
- Seguiremos existiendo y seguiremos siendo democr¨¢ticos. No tenemos otra opci¨®n. Si dejamos de ser democr¨¢ticos, dejaremos de ser jud¨ªos. Si se deja de existir, ser¨ªa despedirse, se acab¨®. Eso no es negociable en absoluto. Esto no es una reflexi¨®n en passant. As¨ª estuvimos viviendo 3.000 o 4.000 a?os. No vamos a volver a la esclavitud. Eso se acab¨®. Y nuestro problema y nuestro punto fuerte es que, a pesar de todas las im¨¢genes, el llamamiento moral es nuestra gu¨ªa. Y si tenemos que defender nuestra vida, defenderemos nuestra vida. Y algunas personas que no tienen que hacerlo nos critican. Ojal¨¢ este pa¨ªs fuera como Suecia. Entonces criticar¨ªa a Suecia.
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