Para vivir
Si uno deja de fumar no es para vivir m¨¢s a?os, sino para vivir mejor ahora mismo y no tener que resollar como una foca al subir veinte pelda?os. Si uno come en peque?a cantidad comida sana y no ingiere grasa animal, hamburguesas con carne de perro y gallinejas fritas con aceite de motor, no es para adelgazar o bajar la tripa, sino para respetar el propio cuerpo y no someterlo a la humillaci¨®n de tener que digerir semejante basura. Si en lugar de apoltronarse ante el televisor para recibir indefenso su descarga diaria de esti¨¦rcol, uno se mueve, camina una hora al d¨ªa o se machaca en el gimnasio, no es para exhibir en la cama un pecho de lagarto o presumir de bolas ante las amigas en el bar, sino para sentirse flexible y no verse obligado a gemir una blasfemia al salir de taxi o al levantarse del sof¨¢. Si se renuncia a habitar espacios cerrados que huelen a aliento f¨¦tido, y se inspira aire fresco y limpio hasta el fondo de los pulmones, esta actitud s¨®lo tendr¨¢ sentido si adem¨¢s de purificar las c¨¦lulas con ox¨ªgeno verde, uno busca que la naturaleza entre a formar parte del esp¨ªritu. No fumar, comer sano y hacer ejercicio, sirve para ofrecerse al placer de ahora mismo, puesto que la eternidad cabe entera en el d¨ªa de hoy, sin esperar a ma?ana. Mientras uno vive de forma saludable sigue siendo inmortal. Los ¨²ltimos a?os que te resten de tu paso por esta tierra, si te has convertido ya en un desecho humano, puedes regal¨¢rselos al sepulturero. Estas reglas s¨®lo ata?en al cuerpo, pero hay que acompa?arlas de una sencilla disciplina espiritual si se pretende llegar m¨¢s all¨¢. El ambiente degradado por los insultos que se infieren mutuamente los pol¨ªticos es mucho m¨¢s venenoso que el ¨®xido de carbono. Proh¨ªbete respirar ese aire. Al¨¦jate del pesimista que s¨®lo busca amargarte el d¨ªa, y usa tu nuca como basurero ps¨ªquico para depositar en ella su frustraci¨®n. Nunca discutas con el creyente que lleva el fuego del infierno incluso en el mechero. Su fanatismo es peor que la carne de perro. Gu¨¢rdate del que pretende darte lecciones con una verdad absoluta o con un bate b¨¦isbol. Son dos formas de partirte la cabeza. Y si un moralista con halitosis te se?ala con el dedo, huye y no te detengas hasta que veas que en el horizonte arden las palmeras.
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