43 a?os de hechos consumados
Una telara?a de 120 colonias jud¨ªas, zonas de seguridad y ¨¢reas militares controla el 60% de Cisjordania - El objetivo es impedir un Estado palestino
El muro de hormig¨®n; las alambradas; las torretas de cemento gris; las carreteras segregadas; los controles militares y los caminos cortados por bloques de granito, barreras met¨¢licas o mont¨ªculos de arena dibujan el paisaje ondulado de la Cisjordania ocupada, coronado todo ello por las coquetas colonias jud¨ªas y sus casas de tejado de ladrillo rojo. Casi 43 a?os despu¨¦s de la conquista del territorio, m¨¢s de medio mill¨®n de colonos lo habitan -unos 200.000 en Jerusal¨¦n Oriental- insertados entre 2,5 millones de palestinos.
Pueblan 120 asentamientos, muchos dispersos, otros agrupados en tres grandes bloques: Ariel, Maale Adum¨ªn y Gush Etzion. En este ¨²ltimo, basti¨®n del sionismo religioso, naci¨® la aventura de una colonizaci¨®n que dispone de una maquinaria espl¨¦ndidamente engrasada por el fanatismo mesi¨¢nico y el apoyo de unos gobiernos que nunca se han enfrentado, o no han querido, a los m¨¢s extremistas. El primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, los considera sus "hermanos".
Los asentamientos violan la resoluci¨®n 242 del Consejo de Seguridad de la ONU
Sim¨®n Peres redact¨® en 1967 las l¨ªneas maestras de la colonizaci¨®n
Gobernaba Israel Levy Eskhol cuando el 8 de junio de 1967, horas despu¨¦s de que Jerusal¨¦n fuera conquistada por el Ej¨¦rcito israel¨ª, David Ben Guri¨®n aseguraba: "Ahora controlamos Jerusal¨¦n, lo que supone uno de los m¨¢s grandes acontecimientos. Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es construir barrios, asentar jud¨ªos en el barrio jud¨ªo de la ciudad vieja. Si hay casas ¨¢rabes vac¨ªas, colocaremos a jud¨ªos en ellas. Lo mismo es extensible a Hebr¨®n. Estoy convencido de que la gente ir¨¢". Y fueron. Los colonos llamaron y exigieron raudos al primer ministro Eshkol permiso para construir comunidades en lo que los jud¨ªos denominan Judea y Samaria.
Son cuatro d¨¦cadas de hechos consumados y violaci¨®n de la resoluci¨®n 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Nunca se perdi¨® el tiempo. Sim¨®n Peres redactaba, all¨¢ por septiembre de 1967, las l¨ªneas maestras de la pol¨ªtica del Rafi, el partido que hab¨ªa creado junto a su mentor, Ben Guri¨®n. Peres abogaba por la construcci¨®n de barrios en el norte, sur y este de Jerusal¨¦n, y a?ad¨ªa: "Los lugares abandonados en 1948 ser¨¢n renovados". As¨ª se hizo. En Hebr¨®n, Kfar Etzion, Kedum¨ªn o Elon Moreh los l¨ªderes fan¨¢ticos que a¨²n hoy encabezan la colonizaci¨®n no escond¨ªan sus deseos. Durante cuatro d¨¦cadas, los religiosos-sionistas encabezaron un plan que siempre cont¨® con el impulso del derechista Likud, bajo la batuta de Ariel Sharon. Pero tambi¨¦n del laborismo, que compiti¨® para erigirse en abanderado de la expansi¨®n colonial.
D¨ªas despu¨¦s de aquella guerra ya se escuchaban voces que alertaban del riesgo de apoderarse de Cisjordania. Pero la euforia ceg¨® a gran parte de los dirigentes israel¨ªes. "La Jerusal¨¦n unificada permanecer¨¢ en territorio de Israel... Como fase interina, la situaci¨®n militar permanecer¨¢ en Cisjordania...". El comunicado del Gobierno del 19 de junio de 1967 no fue del todo premonitorio. La ocupaci¨®n militar pronto dej¨® de ser transitoria.
Adem¨¢s de las 120 colonias, otro centenar de diminutos asentamientos son hogar hoy d¨ªa de j¨®venes religiosos educados en la promesa de redimir la tierra sagrada de Israel, desde el Jord¨¢n hasta el Mediterr¨¢neo. Son la punta de lanza de un movimiento radical que niega toda posibilidad de compromiso con los palestinos. "La tierra de Judea y Samaria fue otorgada por Dios a los jud¨ªos. Punto", suelen afirmar. Tampoco se esfuerzan demasiado en hacer saber sus intenciones a los gobernantes israel¨ªes.
Llegan con su caravana a una colina o la ladera de una monta?a y montan su casa prefabricada. Meses despu¨¦s disfrutan de luz y agua y, por supuesto, de protecci¨®n del Ej¨¦rcito. Son asentamientos ilegales, seg¨²n el propio Gobierno israel¨ª, que varias veces ha prometido desmantelarlos. Sin embargo, han florecido como hongos.
Esa mara?a de colonias, los espacios de seguridad a su alrededor y las zonas militares cerradas se comen hasta el 60% del territorio de Cisjordania, de extensi¨®n similar a La Rioja. Los Acuerdos de Oslo la bautizaron como zona C. ?reas bajo completo dominio israel¨ª donde los palestinos no pueden construir. El territorio en el que la Autoridad Palestina ejerce el poder se limita al 20%. Nada de soberan¨ªa. Redadas casi a diario del Ej¨¦rcito israel¨ª, enormes dificultades para desplazarse a estudiar o a los hospitales, problemas a menudo insalvables para viajar al extranjero, destrucci¨®n de cultivos y asaltos de colonos a pueblos han dejado de ser novedad. La actividad econ¨®mica, siempre al comp¨¢s de los acontecimientos pol¨ªticos y los altercados violentos, tropieza con el laberinto burocr¨¢tico y la arbitrariedad de los mandos militares y de cualquier soldado de guardia en un puesto aislado. Un tormento para la poblaci¨®n palestina.
?Es posible fundar un Estado palestino sin desmantelar gran parte de este entramado? Imposible. ?Aceptar¨ªa un l¨ªder palestino un Estado sin Jerusal¨¦n Oriental como capital? No ha nacido ese dirigente. Mientras, los funcionarios siguen dise?ando planes urban¨ªsticos para asentar a jud¨ªos en los barrios ¨¢rabes de la ciudad santa. A veces, como sucedi¨® con el anunciado durante la visita del vicepresidente de EE UU, Joseph Biden, salen a la luz en el momento menos oportuno. O, tal vez, en el momento deseado.
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