"A m¨ª s¨®lo me empujaron y golpearon; a mi compa?ero, adem¨¢s, le ataron"
Los etarras secuestraron al due?o del concesionario donde sustrajeron los coches
La operaci¨®n de ETA para robar coches de lujo en un concesionario campestre cerca de Par¨ªs acab¨® en desastre. La secuencia de hechos revela que la banda hab¨ªa preparado una vasta operaci¨®n criminal por fases, bien planificada hasta que en el camino del comando se cruz¨® la patrulla de Jean-Serge N¨¨rin, de 53 a?os, quien falleci¨® tras ser alcanzado por un balazo en un duro tiroteo casi nocturno.
- El secuestro. Seis de la tarde del martes. Tres etarras, dos hombres y una mujer, se presentan en casa del gerente del concesionario de coches de segunda mano Contact, situado entre Dammarie-les-Lys y Villiers en Bi¨¨re, a unos 60 kil¨®metros al sur de Par¨ªs. Los reci¨¦n llegados se identifican como miembros de ETA y se lo llevan maniatado a su negocio. El lugar estaba bien elegido: solitario, emplazado en medio del campo, conectado por una carretera rural de doble sentido. Los etarras retienen a los empleados. "A m¨ª s¨®lo me empujaron y golpearon; pero a mi compa?ero, adem¨¢s, le ataron", explicaba ayer uno de ¨¦stos.
- El asalto. Los etarras piden a los dos retenidos las llaves. El concesionario cuenta con unos 60 coches alineados en un recinto protegido por una valla de metal. Se inclinan por los de alta gama, sobre todo BMW, veh¨ªculos no habituales en el modus operandi de ETA. Roban seis, a los que se suman los usados por los terroristas para su desplazamiento. En el asalto participaron entre siete y ocho terroristas, algunos de los cuales ya esperaban en las inmediaciones del concesionario.
- El repostaje. Los etarras, cuando roban coches, suelen llevar un bid¨®n de gasolina, ante la eventualidad de que el dep¨®sito est¨¦ vac¨ªo. Lo usaron con los coches del concesionario casi sin combustible. El grupo se dirige a un camino rural sito a unos 400 metros que sirve para llegar a la localidad de Fortoiseau Le Br¨¦au. El camino, sin asfaltar, oculto, discurre al lado de un bosque de ¨¢rboles altos. All¨ª, ocultos, comienzan a rellenar los dep¨®sitos de los turismos reci¨¦n robados.
- La detenci¨®n. Siete y cuarto de la tarde. Mientras el comando est¨¢ echando gasolina, una patrulla transita por la zona. Son cuatro agentes policiales franceses que suelen vigilar esa zona, sobre todo a esas horas, debido a que cerca hay un centro comercial. Entre otras tareas, controlan la llegada de un furg¨®n blindado para recoger la recaudaci¨®n de los comercios. Al echar un vistazo al camino rural, ven salir un coche de alta gama de manera precipitada y peligrosa. Al fondo encuentran cuatro veh¨ªculos, cuatro individuos y los bidones. Van a por ellos. Algunos toman sus armas reglamentarias y piden a los etarras que se identifiquen. Nada pinta bien. Los agentes deciden detenerlos a todos. Parte de la patrulla los mantiene enca?onados, la otra parte pone los grilletes a Joseba Fern¨¢ndez Aspurz. Cuando empiezan a reducir al segundo dos coches entran en el camino.
- El asesinato. Los dos coches se plantan ante los agentes en un momento. No hay palabras. S¨®lo disparos y gritos. Entre dos y tres terroristas abren fuego intenso desde ellos. Los funcionarios repelen la agresi¨®n, pero una bala sorprende al agente Jean-Serge N¨¨rin en la axila. La herida es mortal de necesidad. Una hora despu¨¦s, hacia las ocho y media de la tarde, muere.
- La huida. M¨¢xima confusi¨®n en el camino rural. En el suelo permanece el etarra esposado mientras sus tres compa?eros huyen, dos de ellos a pie. Otro logra subir a uno de los dos coches, un Citro?n y un BMW. El robo ha acabado en desastre. Un agente muerto, un etarra detenido y entre siete y 10 huidos.
- El tel¨¦fono m¨®vil. Cuando la tragedia ya casi ha concluido, llega el momento de las pruebas. Las fuentes aseguran que la zona estaba cuajada de casquillos. Cuatro de los coches robados siguen en el camino. Los agentes hallan una pistola Magnum 357, la que sol¨ªa usar Harry el Sucio. A¨²n no se sabe si es el arma de la que parti¨® el disparo. Aspurz, seg¨²n las fuentes, lleva un m¨®vil. Nueve n¨²meros grabados. Se trata de una t¨¦cnica habitual. Los etarras utilizan un tel¨¦fono m¨®vil para cada una de estas operaciones y luego se deshacen de ¨¦l. Los n¨²meros grabados deben corresponder, dicen las fuentes, a los compa?eros del asalto. Por ello se calcula que los miembros del comando ser¨¢n 10 en total.
- La caza. Est¨¢ en marcha. El asesinato de un agente franc¨¦s y en suelo franc¨¦s por parte de ETA es un salto cualitativo que las fuerzas de seguridad de ese pa¨ªs sin duda no van a olvidar. Y ya han anunciado que pondr¨¢n todo su empe?o en la caza, aunque admiten que ¨¦sta no ser¨¢ f¨¢cil. Lo que las fuentes calculan es que los huidos ya habr¨¢n abandonado los pisos donde moraban y ser¨¢ dif¨ªcil seguirles. La decisi¨®n t¨¢ctica de disparar y matar puede convertirse en uno de los mayores errores estrat¨¦gicos de ETA. Da?a a la izquierda abertzale a ambos lados de la frontera y acaba con la incipiente solidaridad de algunos sectores con ese mundo, surgida tras la muerte de Jon Anza, cuyo cuerpo fue hallado en una morgue de Toulouse tras pasar un a?o en la c¨¢mara frigor¨ªfica.
- El precedente. No es el primer agente que muere por el terrorismo radical abertzale, s¨®lo el primero de ETA. En agosto de 1983 muri¨® tiroteado el gendarme franc¨¦s Ives Guirmnarra, de 32 a?os, casado y padre de dos hijos, en las proximidades de la localidad de Dax, en el departamento de Las Landas, por un comando que presumiblemente pertenec¨ªa a la organizaci¨®n Independentista vascofrancesa Iparretarrak. Los antiguos hermanos de armas de ETA al otro lado de la muga (frontera). Los etarras del norte.
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