La Fura divide La Scala
Mil¨¢n vive estos d¨ªas una particular "hora espa?ola" en el terreno art¨ªstico. Con pocas horas de diferencia se ha abierto al p¨²blico una exposici¨®n sobre Goya y el mundo moderno, y se ha presentado La Fura dels Baus, versi¨®n Carlus Padrissa, en La Scala con una obra de Wagner. Ni Goya ni La Fura dejan indiferentes, pero la pol¨¦mica se ha inclinado en esta ocasi¨®n del lado oper¨ªstico.
Parad¨®jicamente, Padrissa y su equipo se han volcado con esta nueva producci¨®n wagneriana con Zubin Mehta de responsable musical. Tal vez de esa fruct¨ªfera identificaci¨®n entre Mehta y Padrissa provenga una de las cuestiones m¨¢s dif¨ªciles de aceptar por el p¨²blico oper¨ªstico tradicional: la ambientaci¨®n del wagneriano Tannh?user en la India y concretamente en el Rajast¨¢n. Lo justifica Padrissa por la pervivencia actual de los peregrinos a orillas del Ganges, en una atm¨®sfera espiritual de resonancias medievales, m¨¢s aut¨¦nticamente pura, si se quiere, que las peregrinaciones religiosas de nuestros d¨ªas en el mundo occidental. Adem¨¢s, la explosi¨®n colorista de los naranjas, amarillos, fucsias, del vestuario oriental, daba a la representaci¨®n un tono explosivamente sensual y est¨¦ticamente bell¨ªsimo. La estructura dramat¨²rgica se mantiene a la perfecci¨®n y el personaje central se debate entre el deseo carnal y el ansia espiritual, mostr¨¢ndose el conflicto con criterios de universalidad y transparencia narrativa. ?D¨®nde salta, pues, el conflicto? Pues seguramente en el deseo de mostrar el mundo moderno de India y, en concreto, en la inclusi¨®n de unas coreograf¨ªas bollywoodienses en pleno concurso de los maestros cantores de Wartburg. Es la ¨²nica nota de humor que el espect¨¢culo tiene. Un sector del p¨²blico no se lo perdon¨® a La Fura.
TANNH?USER DE WAGNER
Director musical: Zubin Mehta. Direcci¨®n de escena: La Fura dels Baus / Carlus Padrissa. V¨ªdeo: Franc Aleu. Con Robert Dean Smith, Anja Harteros, Roman Trekel y Julia Gertseva. Nueva producci¨®n. Teatro de La Scala. Mil¨¢n, 17 de marzo.
La bacanal del comienzo de la ¨®pera, una escena tan dada a los excesos, transcurre con un esteticismo estilizado, fruto de una combinaci¨®n de im¨¢genes de v¨ªdeos, alusiones acu¨¢ticas y grupos de desnudos en combinaciones elegantes, con unos cuerpos de mujer deslumbrantes. Una mano robotizada de Roland Olbeter, de 11 metros de altura, con significados varios, act¨²a de hilo conductor. A veces es la fuerza del destino, otras es la mano acusadora del Papa, subrayada con unas breves im¨¢genes de su visita a Nicaragua y su desencuentro con Ernesto Cardenal. El trabajo videogr¨¢fico de Franc Aleu es sencillamente apabullante, tanto tecnol¨®gica como creativamente. En cuanto al vestuario de Chu Uroz es colosal en colorido y manejo de los brillos. Con todos ellos, la est¨¦tica gal¨¢ctica y po¨¦tica de La Fura luce en todo su esplendor. Escenas como la lluvia de hojas oto?ales al comienzo del tercer acto o la bajada de los cielos de las lavanderas al lago formado por las l¨¢grimas de amor de Elisabeth son verdaderamente inolvidables.
El director Zubin Mehta, como en ¨¦l es habitual, realiz¨® una lectura extrovertida y "mediterr¨¢nea", llena de luces, colores y contrastes, en las ant¨ªpodas de los planteamientos m¨¢s reflexivos e interiorizados que utiliza en sus acercamientos a Wagner otro director habitual de La Scala como Barenboim. La orquesta del teatro respondi¨® espl¨¦ndidamente, 24 horas despu¨¦s de una prestaci¨®n colosal de Desde la casa de los muertos, de Janacek, con Esa Pekka Salonen. Tiene mucho m¨¦rito esa flexibilidad.
La gran triunfadora de la noche en los veredictos del p¨²blico fue, no obstante, la soprano Anja Harteros como Elisabeth. La divisi¨®n de opiniones alcanz¨® al tenor Robert Dean Smith como Tannh?user, a Roman Trekel como Wolfram y a Julia Gertseva como Venus. Y, por supuesto a La Fura, abucheada por un sector del p¨²blico con la misma o mayor intensidad que era aclamada por otro. En l¨ªneas generales fue una representaci¨®n de gran inter¨¦s a pesar de las deficiencias en el terreno vocal. El grado comunicativo de Mehta compens¨® con creces su ausencia de trascendencia. En cuanto a La Fura, es admirable que posea una est¨¦tica propia en un mundo de tanta uniformidad conceptual. Es una est¨¦tica en la que conviven lo friqui con las nuevas tecnolog¨ªas, la imaginaci¨®n visual con el respeto a la m¨²sica original. Cada espectador se fue a su casa con su opini¨®n propia. Es una de las grandezas de la ¨®pera, capaz de levantar unas pasiones que hoy d¨ªa son escasas en otro tipo de espect¨¢culos. Y en pleno frenes¨ª de bravos y buuus acab¨® siendo ovacionada una esplendorosa Sofia Loren que se encontraba en un palco al lado de Giorgio Armani. La Scala, ay, La Scala.
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