Sobrevivir al vampiro
Robert Pattinson asegura haber encontrado la soluci¨®n para pasar desapercibido: dejarse barba. "Funciona. El otro d¨ªa, en un bar, un t¨ªo me dijo que me parec¨ªa al tipo de Crep¨²sculo. Que ten¨ªa que ir a ver las pel¨ªculas", explica. Da apuro desenga?arle. Hoy luce barba rubia y gorra de b¨¦isbol. Un uniforme anti paparazzi cl¨¢sico que dif¨ªcilmente le har¨¢ invisible.
Este londinense de 23 a?os ha tenido que digerir la fama a marchas forzadas. Hasta hace un par de a?os viv¨ªa de las rentas que le dio el peque?o papel de Cedric Diggory, el guapito de Hogwarts, en dos de las pel¨ªculas de Harry Potter. Era un chico de colegio caro, con una familia estable, que pasaba el rato en pubs y tocando la guitarra. A punto estaba de dejar la interpretaci¨®n cuando le llamaron para un casting en Los ?ngeles de la esperada adaptaci¨®n de la saga vamp¨ªrica de Stephenie Meyer.
"Cuando te acuestas con alguien a quien amas, siempre quieres dar algo m¨¢s que sexo"
Cinco mil candidatos aspiraban a ser el irresistible chupasangres Edward Cullen. La directora Catherine Hardwicke no se qued¨® con ninguno: "Vi montones de chicos guapos. ?se era el problema. Parec¨ªan el t¨ªpico ni?o mono de instituto. Ninguno daba la impresi¨®n de venir de otro tiempo o de otra ¨¦poca", ha declarado Hardwicke.
Pattinson no hab¨ªa le¨ªdo Crep¨²sculo y no ten¨ªa ni idea del culto alrededor de las novelas. Compr¨® un billete de avi¨®n de su bolsillo y durmi¨® en casa de su agente. Se tom¨® un valium antes de la prueba, pero algo conect¨® entre ¨¦l y la ya contratada Kristen Stewart. "Cuando se conocieron, pudimos sentir una qu¨ªmica muy fuerte. Pura electricidad", coment¨® Hardwicke. Pattinson consigui¨® el papel. Ni se imaginaba lo que se le vendr¨ªa encima.
De la noche a la ma?ana, se vio perseguido por mujeres gritonas, acosado por fot¨®grafos, inmerso en verdaderas estampidas. Tuvo que aprender a vivir encerrado en hoteles y a salir s¨®lo de noche. Iron¨ªas de la vida, interpretar a un vampiro le hizo vivir como uno: "Nunca se me hab¨ªa ocurrido plantearlo as¨ª, pero es cierto. Es incre¨ªble la histeria y exageraci¨®n que pueden desatarse", asegura con los ojos muy abiertos, como si atestiguaran horrores inenarrables.
La particularidad del efecto Pattinson es su alcance intergeneracional. A las predecibles seguidoras adolescentes se unen grupos de adultas desatadas, las llamadas Twilight Moms, que gracias a Edward y Bella (los enamorados encarnados por Pattinson y la mortal Stewart) reviven las fantas¨ªas y calores de la pubertad. Hasta las m¨¢s curtidas profesionales no pueden resistirse: Camilla Long, ¨¢cida periodista del diario The Times, anunci¨® emocionada en Twitter que consigui¨® robar un beso al actor durante una reciente entrevista.
"Las m¨¢s piradas son las de veintitantos, las que todav¨ªa se creen adolescentes", explica el actor entre risas. Enseguida recula: "La verdad es que hay pocas que est¨¦n realmente locas. He tenido contadas malas experiencias. Son s¨®lo chicas que acampan durante d¨ªas para hacer vida social. Para ellas soy algo as¨ª como una excusa. Es gente que viene de pueblos y viaja a la gran ciudad por primera vez". Pronuncia "gente" como si se refiriera a criaturas extraterrestres. "Se sienten seguras porque se rodean de personas con sus mismas aficiones".
Pero la s¨²bita notoriedad tambi¨¦n trae consecuencias positivas. El gancho de Crep¨²sculo le ha convertido en uno de los profesionales mejor pagados del cine. Seg¨²n la lista de Vanity Fair, en 2009 gan¨® unos 18 millones de d¨®lares, lo que le sit¨²a dos puestos por encima de Brad Pitt en el top de ingresos en Hollywood. Y seg¨²n la actriz Anna Kendrick (que ha pasado de amiga mojigata de Bella en Crep¨²sculo a flamante nominada a un Oscar por Up in the air), el brit¨¢nico es el ¨²nico actor que puede poner celoso a George Clooney.
En persona, Pattinson es un educado veintea?ero de risa nerviosa, todav¨ªa avergonzado de ser el centro de atenci¨®n. Tiende a definir muchas cosas como "raras" y, como a todo buen brit¨¢nico, el autobombo y los aspavientos le resultan embarazosos. Mucho se ha escrito sobre su supuesta fobia a la ducha, pero en esta ocasi¨®n tiene un aspecto fresco y huele a limpio.
Presenta su ¨²ltimo trabajo, Recu¨¦rdame, un drama rom¨¢ntico situado en el Nueva York anterior al 11-S. Interpreta a un ni?o bien torturado por el pasado que se enamora de una compa?era de universidad (Emilie de Ravin, la mam¨¢ primeriza de Perdidos). Pronto descubrir¨¢ que les unen tragedias similares. Eligi¨® el proyecto atra¨ªdo por su realismo: "Acept¨¦ antes de empezar Crep¨²sculo. Sab¨ªa que ten¨ªa que hacer varias pelis de una saga fant¨¢stica y me gust¨® la idea de un personaje y una historia tan reales. Verla es como observar un pedazo de la vida de una familia".
Recu¨¦rdame no ser¨¢ el t¨ªtulo que muestre una nueva faceta de Pattinson. El actor pasa los 113 minutos de metraje puliendo una expresi¨®n de angustia existencial parecida a la del sensible vampiro Edward. Y fumando como un carretero. "Que un protagonista fume es ins¨®lito. Pero lo que resulta m¨¢s raro es que ¨¦sa ser¨¢ la parte m¨¢s pol¨¦mica del filme. Para m¨ª es un detalle realista. Todos los chicos de veintipocos a?os fuman". Pattinson admite reticente que ¨¦l tambi¨¦n es fumador.
En Recu¨¦rdame, ?por fin!, hay sexo con su coprotagonista. Sin embargo, es improbable que estas escenas consigan poner a las espectadoras tan cardiacas como los momentos de pasi¨®n no consumada de Crep¨²sculo. Pattinson no not¨® la diferencia: "Para m¨ª es algo parecido. Tienes que mostrar las mismas emociones. Cuando realmente amas a una persona y te acuestas con ella, siempre quieres dar algo m¨¢s que sexo". En la esquina, su representante carraspea: ?un gesto censor o mera casualidad?
Su primera experiencia sexual —cinematogr¨¢fica— tuvo lugar en Sin l¨ªmites, una producci¨®n rodada en Espa?a que indaga en la relaci¨®n entre Dal¨ª y Lorca. El Pattinson prevamp¨ªrico interpret¨® al pintor surrealista y declar¨® que las escenas de sexo, "rodadas en abierto con los el¨¦ctricos espa?oles ri¨¦ndose para sus adentros", le resultaron inc¨®modas. Tambi¨¦n inform¨® de que el presupuesto era tan bajo que los actores no ten¨ªan "ni tr¨¢ileres". Se le pidieron explicaciones y una disculpa.
En el mundo de Robert Pattinson, donde todo se saca de quicio y las nimiedades se convierten en exclusivas, es ¨²til aprender el arte de decir sin decir y explicar sin mojarse. Y es que, pese a la ausencia de esc¨¢ndalos en su corta carrera, de que su pasado hasta puede calificarse de aburrido, los mentideros se las arreglan para producir un constante goteo de noticias.
La m¨¢s persistente es que mantiene un tormentoso romance con su pareja en Crep¨²sculo, Kristen Stewart. La directora aviv¨® las especulaciones declarando a Time que hab¨ªa aconsejado a Pattinson no involucrarse sentimentalmente con Stewart, por entonces menor de edad. "No quer¨ªa responsabilidad sobre algo que finalmente sucedi¨®". Ambos actores niegan que est¨¦n o hayan estado juntos.
Puede que su pr¨®xima pel¨ªcula d¨¦ un poco de variedad a sus titulares. Rueda junto a Uma Thurman Bel Ami, una adaptaci¨®n de la novela de Guy de Maupassant. "Nunca hab¨ªa le¨ªdo literatura francesa, y ahora estoy muy interesado. Es incre¨ªble que la novela sea de 1885 y todav¨ªa resulte moderna". Pattinson pondr¨¢ cara a Georges Duroy, un seductor sin escr¨²pulos que trepa en la alta sociedad parisi¨¦n. Est¨¢ emocionado con ser el malo de la pel¨ªcula: "Es una comedia muy oscura, del tipo que normalmente no encuentras. La historia me resulta muy divertida. Aunque probablemente los dem¨¢s no le vean la gracia".
Ha firmado un contrato de cuatro pel¨ªculas de Crep¨²sculo. La tercera, Eclipse, se estrenar¨¢ el 30 de junio, y se baraja que el ¨²ltimo libro, Amanecer, se divida en dos filmes. Si la cosa se alarga en exceso, Pattinson puede quedarse tan estancado como su vampiro centenario de 17 a?os. ?No querr¨ªa un cambio, estudiar, hacer otra cosa? "A lo mejor?", dice con el tono de quien se abruma con la toma de decisiones. "No s¨¦ si quiero actuar toda mi vida".
Recu¨¦rdame se estrena el 31 de marzo en Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.