Las miserias de lo oculto
En 1987, Princeton University Press publicaba el primer volumen de The Collected Papers of Albert Einstein. Conten¨ªan una sorpresa: 51 cartas que Albert Einstein y Mileva Maric, su futura esposa (se casaron en 1903), intercambiaron entre 1897 y 1902. Hab¨ªan sido puestas poco antes a disposici¨®n de los editores por los herederos de uno de los dos hijos de Einstein y Maric, Hans Albert (1904-1973). La correspondencia val¨ªa su peso en oro (y no es met¨¢fora: en noviembre de 1996, Christie's de Nueva York las vendi¨® por 442.500 d¨®lares). Las misivas que se intercambiaron los dos enamorados permit¨ªan conocer detalles preciosos acerca de las lecturas e ideas de Albert, todav¨ªa lejos de su explosi¨®n creadora de 1905. Pero la gran noticia resid¨ªa en un dominio m¨¢s ¨ªntimo: las cartas mostraban que en alg¨²n momento a comienzos de 1902 Mileva tuvo una hija de Albert, denominada en sus escritos "Lieserl", de cuya existencia no se hab¨ªa tenido noticia antes.
La chica Einstein
Philip Sington
Traducci¨®n de Mar¨ªa Fern¨¢ndez Soto
Alfaguara. Madrid, 2009
491 p¨¢ginas. 19,50 euros
Por entonces, la "hija desconocida" de Einstein pod¨ªa estar a¨²n viva. Se hicieron esfuerzos por encontrarla, por averiguar si hab¨ªa sido dada en adopci¨®n o si hab¨ªa muerto al poco de nacer. Hasta la fecha no existen respuestas a estas preguntas... salvo las imaginadas, como en esta excelente novela de Philip Sington, La chica Einstein.
Como el t¨ªtulo sugiere, Sington da vida a "Lieserl", convirti¨¦ndola en uno de los dos personajes centrales de su novela (el otro es un psiquiatra). Aunque importantes, no son ¨¦stos, naturalmente, los ¨²nicos mimbres en que se basa esta entretenida historia, que busca combinar elementos narrativos tan viejos como la humanidad: el misterio y el amor. As¨ª, tambi¨¦n desempe?an papeles destacados en ella el momento hist¨®rico en el que se sit¨²a la trama (el de la Alemania nazi), la teor¨ªa de la relatividad general einsteniana y personajes reales. Adem¨¢s de Einstein y Mileva, aparecen dos que merece la pena mencionar: Max von Laue, un f¨ªsico de Berl¨ªn muy apreciado por Einstein, y el otro hijo de Einstein y Maric, Eduard (1910-1965).
Tras el divorcio de sus padres, Eduard, un joven intelectualmente muy dotado, padeci¨® trastornos emocionales. En 1932 sufri¨® un ataque de esquizofrenia, siendo internado en un centro psiqui¨¢trico, la cl¨ªnica Burgh?lzli de Z¨²rich (que aparece en La chica Einstein). Inicialmente no se qued¨® all¨ª, pero el a?o siguiente volvi¨® a ser ingresado, finalmente de forma permanente. Einstein, ya un exiliado de la Alemania nazi, visit¨® a Eduard por ¨²ltima vez en mayo de 1933, cuando hizo una breve visita a Suiza desde su refugio en B¨¦lgica, Le Coq sur Mer (que tambi¨¦n se menciona en la novela), pocos meses antes de viajar a Estados Unidos, pa¨ªs que ya nunca abandon¨®.
Para cualquiera que se haya acercado a la biograf¨ªa de Einstein, la figura de Eduard y las relaciones que mantuvo con su padre constituyen motivo de inter¨¦s. Recordemos que un esquizofr¨¦nico no es una persona que viva permanentemente alienada del mundo. Con frecuencia son personas conscientes y sensibles, as¨ª que: ?qu¨¦ pens¨® Eduard del comportamiento que tuvo con ¨¦l su mundialmente famoso progenitor? Desgraciadamente, no sabemos mucho de esto. Carl Seelig (1894- 1962), un adinerado escritor y cr¨ªtico de arte suizo que public¨® en 1952 una magn¨ªfica biograf¨ªa de Einstein, debi¨® saber bastante, ya que para obtener m¨¢s informaci¨®n sobre Einstein, y con el permiso de ¨¦ste, visit¨® en la cl¨ªnica a Eduard y, siendo como era un hombre compasivo, hizo lo que el gran f¨ªsico nunca quiso hacer: continu¨® visitando hasta su propia muerte a Eduard. Sin embargo, apenas dej¨® constancia en su biograf¨ªa, o en otros lugares, de lo que supo.
?Qu¨¦ nos queda, por tanto? Callar o imaginar. Y en este punto surge, salvadora o pecadora, la literatura, que no se ve constre?ida por la carencia de datos factuales, circunstancia que Sington ha aprovechado bien. La caracterizaci¨®n que ha construido de la personalidad y pensamientos de Eduard es uno de los aspectos m¨¢s logrados y sugerentes de su novela, o al menos los que los interesados en el mundo de Albert Einstein m¨¢s apreciar¨¢n. Y aunque de ellos s¨ª dispongamos de mucha m¨¢s informaci¨®n, las personalidades de que ha dotado a Einstein y a Maric, menos convencionales que las al uso habitualmente, no dejan de tener sus elementos de plausibilidad. Las miserias de "lo oculto", que sabemos no escasearon en la vida de Einstein (y no s¨®lo con su misteriosa y perdida hija), toman as¨ª protagonismo en su biograf¨ªa, aunque sea en la ficci¨®n.
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