Pensiones
Hay un error muy extendido sobre la Seguridad Social. Mucha gente piensa que el dinero que pagamos en las cuotas es el mismo que luego ha de sufragar nuestras pensiones. Como si fuera una hucha en cuya ranura metemos mes a mes la aportaci¨®n correspondiente y que se rompe el d¨ªa de la jubilaci¨®n. No es as¨ª. El sistema est¨¢ montado como un impuesto. Una carga impositiva con la que pagamos lo que cobran los pensionistas de ahora y que nos otorga el derecho de cobrar cuando nos jubilemos nosotros.
Esa diferencia es algo m¨¢s que un matiz, porque al no haber hucha, el cobro de la pensi¨®n depender¨¢ de los trabajadores que est¨¦n en activo. Por ello es necesario desterrar del debate la idea de que el dinero que aportamos est¨¢ ah¨ª esperando a que cumplamos los a?os. Es b¨¢sico para no cometer la estupidez de olvidar que, si queremos tener la garant¨ªa de cobrar, las cuentas tienen que cuadrar, y que si no salen, por muchos derechos que invoquemos, lo tendremos bien jodido.
Resulta indecente que haya empresas ofertando jubilaciones a los trabajadores de 48 a?os
A m¨ª tampoco me entusiasma que alarguen la edad de jubilaci¨®n a los 67 a?os, pero me gusta a¨²n menos no tener la seguridad de que voy a cobrar. Bien es verdad que meter dos a?os m¨¢s de clavo es una medida demasiado dura para ponerla en pr¨¢ctica sin antes intentar otras f¨®rmulas que optimicen el sistema. Por mencionar lo m¨¢s obvio, resulta indecente que haya empresas ofertando jubilaciones a los 48 a?os, y para qu¨¦ hablar de ese ERE escandaloso de una empresa p¨²blica como Televisi¨®n Espa?ola. Gracias a actuaciones como ¨¦sa, la edad media de jubilaci¨®n en t¨¦rminos reales est¨¢ muy por debajo de los 65 a?os.
Existen mil f¨®rmulas para penalizar las jubilaciones anticipadas y estimular el alargamiento de la vida laboral. Habr¨¢ mucha gente que quiera jubilarse cuanto antes, pero tambi¨¦n son muchos los que quisieran seguir trabajando mientras puedan.
Los incentivos vigentes son rid¨ªculos y el sistema p¨²blico deber¨ªa articular m¨¦todos flexibles que permitan a los trabajadores permanecer el mayor tiempo posible en el mercado laboral sin pasar, como ahora, del todo a la nada.
La Administraci¨®n debe facilitar la vida y el trabajo a los ciudadanos, nunca constituir un obst¨¢culo como ahora ocurre. Todo esto tiene que ir al Pacto de Toledo sin demagogias ni posiciones electoralistas. Un necesario ejercicio de responsabilidad que ha de escapar de controversias tan est¨¦riles como la suscitada en torno a los planes de pensiones. Que el ministro de Trabajo no estuviera fino recomendando en estas circunstancias la contrataci¨®n de un plan privado no obsta para que sea manifiestamente recomendable. Es el mejor instrumento para derivar la capacidad de ahorro hacia los a?os en los que apenas podamos generar recursos. Nada menos que 10 millones de espa?oles tienen contratados este tipo de productos. Una vez que se ha pagado la vivienda, los planes de pensiones son ya la ¨²nica posibilidad de rebajar la factura de Hacienda. D¨¦cima a d¨¦cima, la esperanza de vida en Espa?a va subiendo cada a?o y nuestro denodado empe?o en resistirnos a la muerte exige un mayor esfuerzo de previsi¨®n.
Con m¨¢s jubilados y menos trabajadores, es dif¨ªcil que al sistema p¨²blico de pensiones le puedan cuadrar los n¨²meros. Habr¨¢ que hacer de nuevo las cuentas con las ¨²ltimas proyecciones demogr¨¢ficas y pir¨¢mides de poblaci¨®n; lo dem¨¢s ser¨ªa enga?arnos a nosotros mismos. Y si queremos mayores garant¨ªas, la soluci¨®n es la hucha, ahorrar y capitalizar el ahorro en un buen plan de pensiones. Desde hace dos a?os, mucho antes de que hablaran de aumentar la edad de jubilaci¨®n, la contrataci¨®n de planes se viene incrementado casi un 30%. El sentido com¨²n no escasea tanto como parece.
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