La fama en 140 caracteres
La red social Twitter convierte a personas an¨®nimas en conocidos reporteros - La celebridad puede durar 15 minutos o proporcionar recursos econ¨®micos
"Hay un avi¨®n en el Hudson". Una breve frase presentaba la primera fotograf¨ªa del avi¨®n de US Airways que ameriz¨® de emergencia en el r¨ªo Hudson, en Nueva York, en enero del a?o pasado. La fotograf¨ªa no era de una agencia. Ni siquiera del Gobierno. El autor era un pasajero de un ferry que pasaba por all¨ª. Janis Krums, un let¨®n residente en Sarasota (Florida), mir¨® el avi¨®n en medio del r¨ªo, cogi¨® su iPhone, hizo la foto y la subi¨® a la red social Twitter. Casi 7.000 personas intentaron verla al mismo tiempo. Cuarenta minutos despu¨¦s, la cadena MSNBC lo entrevistaba como uno de los testigos. Ha recibido premios por la fotograf¨ªa y se ha convertido en un emblema del periodismo ciudadano en los tiempos de Internet. No anhela un futuro medi¨¢tico. "Cualquiera lo puede hacer", afirma a trav¨¦s de un correo electr¨®nico.
Justin 'cuelga' las frases de su padre y tiene m¨¢s de 1,2 millones de fieles
Krums es una twitcelebridad, personas de a pie que se hacen famosas gracias a un momento de gloria en Twitter. Comenta que la imagen no fue comprada por ninguna agencia, pese a que varios sitios de medios de comunicaci¨®n la reprodujeron profusamente. Aun as¨ª, no se lamenta. "Cuando tom¨¦ la foto, mi principal preocupaci¨®n eran los pasajeros del avi¨®n. No estaba pensando en c¨®mo vender la imagen", asegura, de nuevo, a trav¨¦s de un correo electr¨®nico.
Hablar de twitcelebridades no es exagerado. Justin Halpern, un estadounidense de 29 a?os, utiliz¨® Twitter para colgar las frases de su padre, Samuel, un m¨¦dico jubilado de 74 a?os. Cada una es una perla. "?H¨¦roe de guerra? Yo era m¨¦dico. Mi trabajo era decir 'hijo, eso es lo que ocurre cuando te vas de putas. Pon un poco de crema ah¨ª". "Cuando abr¨ª la cuenta pens¨¦ que nadie conoc¨ªa a mi padre, as¨ª que nadie m¨¢s lo entender¨ªa", recuerda Justin. Se equivoc¨®. Su cuenta tiene m¨¢s de 1,2 millones de seguidores. Sus frases han inspirado un libro que publicar¨¢ HarperCollins y la CBS lanzar¨¢ una serie protagonizada por William Shatner (Star Trek).
Sarah Killen, de 21 a?os, no ha conseguido un contrato para hacer un libro pero ya goza de la fama ef¨ªmera de Twitter. Ella, junto con otros 600.000 usuarios de la red social, eligi¨® seguir al presentador de TV norteamericano Conan O'Brien, que hab¨ªa sido elegido para conducir The Tonight Show, el espacio nocturno del legendario Johnny Carson, pero que fue abruptamente despedido en enero de este a?o tras s¨®lo cinco meses en el programa. O'Brien decidi¨® seguir (la jerga en Twitter para a?adir un perfil a la p¨¢gina principal de cada usuario), al azar, a uno de sus seguidores. "Sarah Killen, tu vida est¨¢ a punto de cambiar", escribi¨®. Unos d¨ªas despu¨¦s, los seguidores de Sarah, que antes de la recomendaci¨®n del presentador sumaban una decena, se multiplicaron por miles. Incluso fue entrevistada por la CNN. La joven aprovech¨® la atenci¨®n. Su madre, Venita, promueve una carrera para recaudar fondos para la investigaci¨®n del c¨¢ncer de mama. De la noche a la ma?ana recaud¨® m¨¢s de 3.000 d¨®lares. "Es impresionante. Pens¨¦ que nos llevar¨ªa meses reunir ese dinero, y lo conseguimos s¨®lo en un d¨ªa", explica Killen.
?C¨®mo se consigue esa fama? El bloguero Joshua Allen responde en menos de 140 caracteres. "Cada frase en Twitter debe de conseguir una de tres cosas: que ligues, que destruyas un matrimonio o que hagas llorar a un ni?o gordo". Allen vive en Denver (EE UU) y su p¨¢gina promueve sus textos y m¨²sica. Suma 30.000 seguidores. El dise?ador web Jason Kottke es m¨¢s tradicional. "Hay que ser divertido y breve. No hay por qu¨¦ colgar qu¨¦ tomaste por almuerzo o si tu avi¨®n se ha retrasado", afirma. Su blog, Kottke.org, es uno de los pioneros. Fue fundado en marzo de 1998. Su p¨¢gina, dedicada a pel¨ªculas, m¨²sica y medios de comunicaci¨®n, le proporcion¨® miles de visitantes desde el inicio, la atenci¨®n de The Newyorker y de The New York Times y premios por su labor bloguera. Tanto fue el ¨¦xito que Kottke decidi¨® cobrar por el acceso a su blog en 2003. Se arrepinti¨® en menos de un a?o. "No pude desarrollar un culto a la personalidad lo suficientemente s¨®lido como para mantener a suscriptores", afirma. El blog, sin embargo, subsisti¨®. Ahora se mantiene gracias a donaciones voluntarias de sus lectores. Kottke renunci¨® a su trabajo y vive de Internet desde hace cinco a?os.
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