Uno de cada tres usuarios del Trambes¨°s viaja sin pagar el billete
EL PA?S sigue a 750 viajeros del tranv¨ªa para comprobar el fraude - La mitad de los pasajeros de la l¨ªnea T5 se cuela - El incivismo cuesta 1,5 millones a TMB
Un billete sencillo en el Tram-bes¨°s cuesta 1,40 euros, pero muchos viajan gratis, y no por cortes¨ªa de la empresa. Son legi¨®n. EL PA?S empieza hoy una serie para radiografiar el fraude en el transporte p¨²blico del ¨¢rea metropolitana de Barcelona. Y los datos del Trambes¨°s, primera parada de este viaje, son contundentes: casi un tercio de los usuarios no paga. Algunos disimulan y sacan la cartera, pero la mayor¨ªa ni eso. No hace falta. No hay tornos ni barreras que franquear, nadie les mira mal y los revisores escasean. El Trambes¨°s es un coladero.
Redactores de EL PA?S viajaron durante 14 horas en dos de las tres l¨ªneas del Trambes¨°s: la T4 (Ciutadella-Estaci¨® de Sant Adri¨¤) y la T5 (Gl¨°ries-Gorg). La T6 (Estaci¨® de Sant Adri¨¤-Gorg) no ha sido incluida porque su recorrido, salvo una parada, es la suma de dos tramos de la T4 y la T5. Han sido controlados 748 pasajeros tomados al azar en distintas franjas horarias y paradas. De ellos, 225 no validaron el billete, lo que arroja un fraude del 30,1%. Sorprende a¨²n m¨¢s la gran diferencia entre la T4 y la T5: mientras que en la primera s¨®lo se colaron 71 de los 480 pasajeros observados (14,8%), en la segunda fueron el 57,4% (154 de 268).
Los datos obtenidos, pese a tratarse de una muestra, son muy relevantes y est¨¢n lejos del 3,05% de fraude en 2009 que reconoci¨® el Departamento de Pol¨ªtica Territorial y Obras P¨²blicas en una reciente respuesta en el Parlament. Los datos oficiales se?alan que en 2009 usaron (pagando) el Trambes¨°s 7,68 millones de personas, lo que dio a Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) unos ingresos de 3,37 millones de euros. Los datos recogidos indican que los usuarios reales son 3,3 millones m¨¢s y que el fraude causa a TMB unas p¨¦rdidas de 1,5 millones de euros al a?o.
Son las 11.05 del jueves 18. En una de las ¨²ltimas paradas de la T5 se suben 11 personas. Ninguna paga. Pasado el mediod¨ªa, un hombre obeso, vestido con ch¨¢ndal, corre detr¨¢s del tranv¨ªa. La conductora le ve y espera, pero ni este buen gesto le anima a pagar.
En la l¨ªnea que acaba en Badalona no se ven iPhones ni ordenadores port¨¢tiles; el bip de las m¨¢quinas de cobrar suena con menos frecuencia y la ropa de los pasajeros es humilde. Aqu¨ª nadie intenta disimular. En la tarde del viernes, se le pregunta a una mujer de mediana edad por qu¨¦ no ha abonado el trayecto. Arropada por un plum¨®n, con una mochila al hombro, responde lac¨®nica: "Porque tenemos crisis, hija".
A pesar de que TMB proh¨ªbe a sus trabajadores hablar con periodistas sin permiso (la empresa tambi¨¦n ha eludido ofrecer su versi¨®n o comentar los datos recogidos), los que han querido hacerlo reconocen que hay un problema de control de pasajeros. "Aqu¨ª se cuela mucha gente", admite un conductor. Pero no es su tarea revisar qui¨¦n paga y qui¨¦n no.
En la respuesta parlamentaria, la ATM asegura que los revisores del Trambes¨°s controlaron en 2009 a 201.000 pasajeros (el 2,62% del total), de los que 6.100 viajaban sin billete. Esto supone que apenas se imponen 16 multas de media al d¨ªa (50 euros cada una; aunque, si se paga al instante, se reduce a la mitad).
Esta chocante contradicci¨®n entre los datos oficiales y el fraude generalizado se explica, seg¨²n trabajadores y usuarios del Trambes¨°s, por el laxo control en las 27 estaciones: hay pocos revisores y su forma de trabajar permite esquivarles con facilidad. Es decir, la muestra que constituyen los 201.000 viajeros controlados por los revisores tiene un claro problema de sesgo.
"El problema est¨¢ en que s¨®lo hay 10 revisores para vigilar las tres l¨ªneas", explica un conductor. Otra trabajadora a?ade que el Trambaix (que discurre por la Diagonal hacia el Baix Llobregat) cuenta con m¨¢s revisores que el Trambes¨°s, a pesar de que en este ¨²ltimo "se cuela mucha m¨¢s gente". "Creo que lo de los revisores es algo para la galer¨ªa", a?ade. En el Trambaix, que EL PA?S tratar¨¢ ma?ana, hay 16 revisores.
"Te da tiempo a bajar"
Mario, sevillano de 29 a?os, lleva dos cogiendo el tranv¨ªa todos los d¨ªas. Con una sonrisa, asegura que nunca paga. Dice que nunca ha sido multado y ofrece una raz¨®n simple: "Si ves que est¨¢n los revisores, te da tiempo perfectamente a bajar. Me los encuentro muchos d¨ªas, pero siempre son los mismos. Si los ves en otra parada, ya sabes que no te va a tocar".
Pasada la una de la tarde del jueves, dos revisores suben a un vag¨®n, acompa?ados de dos guardias de seguridad privada. No se bloquean las puertas para que nadie salga. Tampoco ellos solicitan los t¨ªtulos de transporte uno a uno a todos los pasajeros. En el tiempo que permanecen en el tren, los que entran pagan. Sin embargo, varias personas que esperaban en la parada echan un vistazo dentro y no suben. Es evidente que los inspectores cumplen una funci¨®n disuasoria. Pero si alguien no ha abonado el trayecto, puede bajarse en la siguiente estaci¨®n y volver a hacer lo mismo en otro tren.
La T4 se dirige de ma?ana hacia el F¨®rum. A lo largo del trayecto, se cuelan hombres y mujeres de todo tipo: encorbatados, j¨®venes estudiantes, madres con sus hijos y se?oras mayores. Extranjeros y espa?oles. La marabunta del fraude.
"Los que pagamos somos unos primos"
3Teresa, una mujer de unos 50 a?os, espera la llegada del tranv¨ªa en un banco. Lo coge cuatro veces al d¨ªa. Aunque no tiene estad¨ªsticas a mano, da en el clavo con los n¨²meros. "Aqu¨ª, la mitad no paga", dice. Su actitud es una mezcla de resignaci¨®n y enfado. "Como no hay control, al final sientes que t¨² eres la ¨²nica que paga", explica, y a?ade que a los revisores "no se les ve mucho".
Pilar coge todos los d¨ªas el tranv¨ªa para ir a trabajar. Cuando se le menciona el tema del fraude, contesta enfadada: "No s¨¦ qu¨¦ quieres que te diga. Los que pagamos somos unos primos". En su opini¨®n, las personas que pagan lo hacen por costumbre, y los que no pagan una vez, no lo hacen nunca.
No existe un ¨²nico perfil entre los viajeros que tanto molestan a Teresa y Pilar. M¨¢s bien se cuela gente de todo tipo. De camino al F¨®rum, se ve a ejecutivos y estudiantes hacerlo. Hacia Gorg, son los colectivos m¨¢s humildes los que masivamente se apuntan a la moda de no pagar.
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