Sin 'instinto asesino'

Enero de 2010. Abierto de Australia. En la zona reservada a los jugadores en el club de Melbourne, Rafael Nadal escucha unas palabras que toman pleno sentido muchas jornadas despu¨¦s, tal d¨ªa como el s¨¢bado pasado, cuando pierde 3-6, 6-4 y 7-6 (1) contra el croata Ivan Ljubicic en semifinales de Indian Wells: "Tranquilo, t¨² eso lo tienes. Otros no, y no se puede ense?ar. T¨², s¨ª. Y antes o despu¨¦s, volver¨¢", le vienen a decir, palabra m¨¢s, palabra menos.

Marzo de 2010. Torneo de Indian Wells. Reci¨¦n derrotado en semifinales, f¨ªsica y t¨¦cnicamente a tono, a¨²n con la sensaci¨®n de que Ljubicic -finalista contra Roddick- nunca debi¨® haber ganado, Nadal tuvo que enfrentarse a dos preguntas que ya iban impl¨ªcitas en aquella conversaci¨®n australiana. ?Ha perdido pulso firme cuando siempre le distingui¨® su decisi¨®n? ?Le est¨¢n faltando tranquilidad e instinto asesino en los momentos decisivos?

En los tres partidos perdidos este curso fue muy por delante en el marcador

"Es probable", contest¨® el n¨²mero tres despu¨¦s de cerrar su primer torneo tras m¨¢s de 40 d¨ªas de baja por lesi¨®n con unas notables semifinales en el torneo individual y el t¨ªtulo junto a Marc L¨®pez en el dobles. "Y puede que se deba", continu¨®; "a que he pasado unos momentos duros. Los ¨²ltimos ocho meses han sido dif¨ªciles. Esto es un proceso y tengo que seguir adelante despacio. No he sabido aprovechar mis oportunidades. Ha sido un importante accidente que me servir¨¢ para aprender a ser m¨¢s agresivo y convertir las oportunidades. Tengo la sensaci¨®n de haber jugado lo suficientemente bien como para ganar el torneo".

Nadal fue un d¨ªa el hombre de hielo. Compiti¨® por el mundo convertido en la reencarnaci¨®n de Bjorn Borg, un tenista despiadado con la precisi¨®n de un cirujano, imperturbable frente a cualquier circunstancia, inalterable por la tensi¨®n de los puntos clave. "Valora cada tanto, cada punto, en s¨ª mismo", dec¨ªa Emilio S¨¢nchez Vicario de aquel tenista. "Asume riesgos y es muy agresivo en los puntos importantes. Eso desorienta a los contrarios. Localiza bien los puntos importantes, que est¨¢n ah¨ª sueltos por el partido. En eso se sale de la tabla".

En 2010, por ahora, Nadal no se parece a aquel tenista: probablemente preso de la ansiedad de volver a ser el mismo tras sus lesiones, domin¨® los tres partidos que ha perdido este curso. Pas¨® contra el ruso Davydenko, en la final de Qatar, cuando desaprovech¨® dos puntos de partido tras ganar por 6-0 la primera manga. Volvi¨® a ocurrir en los cuartos del Abierto de Australia, ante el escoc¨¦s Murray, cuando perdi¨® dos sets en los que disfrutaba de break de ventaja. Y se repiti¨® ante Ljubicic cuando aquello era un paseo militar, una lecci¨®n de consistencia que se cortocircuit¨® a la hora del remate: 3-6, 2-3 y 0-40 a favor del espa?ol.

"Estuve m¨¢s nervioso que pasivo. Nunca deb¨ª llegar a ese 'tie-break", dijo. "Desde el comienzo de 2010, aqu¨ª he alcanzado mi mejor nivel. Antes, en pistas duras ganaba porque llegaba con una gran confianza, pero este a?o puedo jugar muy bien todos los torneos. Ahora, a trabajar duro para el torneo de Miami [a partir del mi¨¦rcoles]".