Los certificados de conocimiento del espa?ol se armonizan
La red SICELE aunar¨¢ los criterios de calidad y formar¨¢ a los profesores
El espa?ol es ya la segunda lengua m¨¢s hablada en el mundo, (328,5 millones de personas), por detr¨¢s del chino (1.212,5 millones) y por delante, por primera vez, del idioma vehicular internacional, el ingl¨¦s (328 millones). Lo dicen los datos, actualizados el pasado octubre, proporcionados por la prestigiosa revista Ethnologue. Languages of the world. Sin embargo, los diplomas que certifican el conocimiento del espa?ol -idioma que estudian 14 millones de personas- no tiene el peso de los ex¨¢menes de Cambridge, el TOEFL o el Instituto Franc¨¦s.
Conscientes de esta carencia, las autoridades hispanas han impulsado el Sistema Internacional de Certificaci¨®n del Espa?ol como Lengua Extranjera (SICELE), una red de instituciones de ense?anza superior de pa¨ªses de habla hispana y del Instituto Cervantes (www.siecle.com). La intenci¨®n es que ¨¦sta se comprometa a la armonizaci¨®n, la transparencia y la coherencia en el reconocimiento mutuo de las certificaciones. "Hasta ahora a un estadounidense que hab¨ªa obtenido el diploma en Espa?a (DELE) no le serv¨ªa de nada si quer¨ªa estudiar en Argentina", cuenta Francisco Moreno, director acad¨¦mico del Cervantes y secretario ejecutivo del SICELE. Un marco con el que se pretende ganar en prestigio, calidad, globalidad, sinergias y proyecci¨®n internacional.
El origen del proyecto, que toma los est¨¢ndares de calidad de la Uni¨®n Europea, se remonta a 2004, cuando las autoridades educativas apoyaron en el III Congreso de la Lengua de Rosario (Argentina) crear un sistema com¨²n, que no una ¨²nica certificaci¨®n. "Las necesidades no son las mismas. En M¨¦xico, por ejemplo, est¨¢n enfocadas a los estudiantes estadounidenses", subraya Moreno. Su estrategia pasa por elaborar los ex¨¢menes, editar y verificar los materiales, formar a los examinadores y calificadores o analizar los resultados.
Mientras que en Espa?a apenas el 14% de los cursos se imparten en facultades, en Hispanoam¨¦rica los porcentajes son los contrarios. "Los universitarios giran en Chile en torno al 80%", calcula Giovanni Parodi, director de Programas de Postgrado en Ling¨¹¨ªstica de la Universidad Cat¨®lica de Valpara¨ªso (Chile). "La ense?anza formal empez¨® hace 10 o 15 a?os. Unos 3.000 alumnos estudian en nuestras universidades cada a?o, un n¨²mero que no para de crecer desde hace cinco a?os", prosigue Parodi. "Nuestra seguridad ciudadana influye mucho. La mayor¨ªa son estadounidenses que vienen por un semestre y viven con una familia chilena".
"Cada vez hay m¨¢s alumnos y se necesitan m¨¢s examinadores cualificados con nivel internacional", remarca Moreno. Al DELE, el certificado de Espa?a, se presentan unas 50.000 personas al a?o y superan las pruebas un 80% bajo la atenta mirada de 500 examinadores. "Queremos que existan diplomas espec¨ªficos para el sector sanitario, tur¨ªstico y de negocios. Porque no necesita tener los mismos conocimientos alguien que trabaja en las emergencias de un hospital de Chicago que alguien que aprende por diversi¨®n".
A pesar del terremoto, que oblig¨® a suspender el V Congreso de la Lengua en Valpara¨ªso, la reuni¨®n del SICELE se celebr¨® y en ella se presentaron sus estatutos, que ser¨¢n ratificados en la Asamblea de Rectores de Guadalajara (M¨¦xico) el pr¨®ximo junio. Hay quien propone que el Cervantes se convierta en un organismo panhisp¨¢nico, pero la idea no parece muy viable. O as¨ª lo asegur¨® en Valpara¨ªso su directora, Carmen Caffarel: "Ser¨ªa un proyecto que para nada lo descarto. Hay un inconveniente legal, porque el Instituto Cervantes es un organismo adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol y es la representaci¨®n de Espa?a en los puntos donde estamos".
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