Estabilizaci¨®n
Hace poco m¨¢s de 50 a?os, el Gobierno tecnocr¨¢tico de Franco tuvo que imponer el c¨¦lebre Plan de Estabilizaci¨®n exigido por la OCDE y el FMI como ¨²nica forma de superar la grave crisis econ¨®mica que arruinaba la econom¨ªa espa?ola a causa del fracaso de la autarqu¨ªa. Pues bien, diez lustros despu¨¦s, el Gobierno democr¨¢tico de Zapatero de nuevo tiene que adoptar un Plan de Estabilidad, tambi¨¦n recomendado por la OCDE y el FMI pero esta vez exigido adem¨¢s por la Comisi¨®n Europea, como ¨²nica forma de superar la crisis econ¨®mica que hoy paraliza la econom¨ªa espa?ola a causa del estallido de la burbuja inmobiliaria. Se me dir¨¢ que semejante comparaci¨®n resulta odiosa, lo cual es cierto. Pero a pesar de las insalvables diferencias entre aquella situaci¨®n y ¨¦sta, lo cierto es que el paralelo puede plantearse por analog¨ªa aunque s¨®lo sea en t¨¦rminos formales. Algo que adem¨¢s conviene hacer por sus indudables efectos pedag¨®gicos.
El plan de Bruselas choca con la desconfianza de los ciudadanos y el boicoteo de oposici¨®n y sindicatos
Veamos. La crisis de la segunda mitad de los 50 estuvo causada por el aumento incontenible de la deuda p¨²blica acumulada, imposible de financiar a causa tanto del d¨¦ficit fiscal como del d¨¦ficit exterior, que amenazaban con provocar la bancarrota de la Hacienda espa?ola. Exactamente igual que ahora. Y la causa de aquel insostenible desequilibrio externo fue la falta de competitividad de la econom¨ªa espa?ola, estrangulada por 15 a?os de autarqu¨ªa improductiva. Pero tambi¨¦n ahora ocurre lo mismo, dado que nuestro d¨¦ficit soberano se debe sobre todo a la falta de competitividad exterior, dada la improductividad de nuestra econom¨ªa tras 15 a?os de monocultivo inmobiliario. Respecto a las soluciones que entonces y ahora nos recomiendan los organismos internacionales (adem¨¢s de devaluar la peseta para ganar competitividad, lo que hoy resulta imposible), tambi¨¦n son las mismas: romper con la burbuja aut¨¢rquica, reducir el d¨¦ficit fiscal (elevando los impuestos y recortando el gasto p¨²blico) y liberalizar el mercado de trabajo congelando sueldos y salarios.
Como se sabe, el Plan de Estabilizaci¨®n de 1959 alcanz¨® gran ¨¦xito, tras dos a?os de grave recesi¨®n y duros sacrificios por parte de la poblaci¨®n espa?ola, que sufri¨® extraordinarios incrementos de un rampante desempleo s¨®lo aliviado por la emigraci¨®n a Europa como ¨²nica v¨¢lvula de escape. Y ahora habr¨¢ que hacer lo mismo pero sin poder contar con el auxilio de una devaluaci¨®n competitiva. Por tanto, el Plan de Estabilidad que nos impone Bruselas s¨®lo podr¨¢ aplicarse con ¨¦xito a costa de duros sacrificios por parte de la poblaci¨®n espa?ola. Y esta vez ya no puede emigrarse al exterior como en los a?os 60, sino que por el contrario ha de costearse el desempleo de dos millones de inmigrantes atra¨ªdos por la burbuja inmobiliaria. ?Tendr¨¢ este Gobierno autoridad moral suficiente para exigirnos sacrificios a los espa?oles, logrando que nos apretemos efectivamente el cintur¨®n?
Cabe dudarlo. Y las dudas provienen de dos razones al menos. Ante todo surgen de la menguada confianza que la ciudadan¨ªa mantiene en las autoridades, empezando por el propio presidente Zapatero y siguiendo por sus vicepresidentes y ministros, cuyo cr¨¦dito pol¨ªtico se ha reducido al m¨ªnimo. Y para pedir sacrificios hay que tener tanta credibilidad como la del presidente griego Yorgos Papandreu al menos, que todav¨ªa goza de elevadas cotas de confianza ciudadana tras haber ganado las recientes elecciones. Lo cual sugiere la conveniencia de una alternancia pol¨ªtica en Espa?a para que otro nuevo Gobierno m¨¢s legitimado que el actual est¨¦ en condiciones de demandar sacrificios a la ciudadan¨ªa. Pero tampoco en esto hay esperanzas, pues el jefe de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, todav¨ªa goza de menor credibilidad que Zapatero (adem¨¢s de estar deslegitimado por el caso G¨¹rtel), por lo que tambi¨¦n habr¨¢ de fracasar cuando nos pida sacrificios a todos.
Y la segunda raz¨®n que hace dudar de la capacidad del Gobierno para imponer un draconiano Plan de Estabilidad es el activo boicoteo que va a sufrir este Plan por parte tanto de la oposici¨®n como de los sindicatos. Por cuanto respecta a estos ¨²ltimos, que creen vivir todav¨ªa en el espl¨¦ndido aislamiento de la autarqu¨ªa, ya han dictado un expl¨ªcito veto que imposibilita tanto la congelaci¨®n salarial como la doble reforma del mercado de trabajo y el sistema de pensiones. Y por lo que se refiere a la oposici¨®n, ya hemos presenciado esta semana pasada su expl¨ªcito sabotaje en forma de rebeli¨®n fiscal a la imprescindible subida del IVA: una medida exigida por Bruselas que ellos aplicar¨¢n en cuanto ganen las elecciones, pero que ahora sabotean con taimada deslealtad para hacer abortar el Plan de Estabilidad.
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