Sarkozy ante s¨ª mismo
La forma efectista de gobernar del presidente penaliza al centro-derecha en las elecciones
La segunda vuelta de las elecciones regionales francesas ha corroborado la tendencia que apuntaba en la primera: la izquierda logra una rotunda victoria sobre el centro-derecha del presidente Sarkozy. Con el trasfondo de una abstenci¨®n del 48%, y de un preocupante avance de la ultraderecha de Le Pen, el Partido Socialista, Europa Ecol¨®gica y el Frente de Izquierda han sumado un 54% de los votos frente al 36% de la UMP. As¨ª, 23 de las 26 regiones quedan en manos de la izquierda, lo que supone una inmejorable plataforma para que los socialistas recompongan sus filas.
El entorno del El¨ªseo ha reconocido su decepci¨®n, aunque ha realizado una lectura mec¨¢nica y superficial de los resultados. En contra de lo que han sugerido los l¨ªderes de la UMP, la severidad del castigo no se explica s¨®lo por la crisis econ¨®mica y la desafecci¨®n hacia el presidente y su Ejecutivo que suele producirse a mitad de mandato. A esos factores hay que sumar el que seguramente ha constituido la influencia m¨¢s determinante: el rechazo de una forma de gobernar que, al mismo tiempo que mantiene al presidente en un constante primer plano y siempre en pugna consigo mismo, pone mayor ¨¦nfasis en los golpes de efecto en torno a las reformas que en las reformas mismas.
La derrota del centro-derecha ha dejado en evidencia la debilidad de las l¨ªneas estrat¨¦gicas m¨¢s audaces adoptadas por Sarkozy. La cooptaci¨®n de figuras destacadas del Partido Socialista para relevantes tareas de Gobierno ha servido para deteriorar la capacidad de oposici¨®n del centro-izquierda, pero al precio de empujar el voto hacia los extremos. Y en el caso de la ultraderecha, el intento de capitalizar sus principales temas de campa?a, como la inmigraci¨®n o la identidad nacional, ha reforzado a Le Pen. De la agenda del populismo, son siempre los populistas los principales beneficiarios.
Es prematuro, en cualquier caso, extrapolar los resultados de estas elecciones a las legislativas o las presidenciales. No s¨®lo porque la victoria no ha correspondido ¨²nicamente al Partido Socialista, sino al conjunto de la izquierda, mientras que la derecha se ha dividido; sino porque Sarkozy tiene tiempo para reaccionar, distribuyendo parte de su protagonismo personal entre sus ministros: algo que ayer pareci¨® dispuesto a ensayar aunque est¨¢ por ver si los peque?os cambios anunciados en su Gobierno responden a ese dise?o.
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