El inter¨¦s del amor

Lo malo de las buenas cr¨ªticas es que elevan las expectativas del p¨²blico potencial, cuando lo mejor es siempre ir al teatro sin esperar nada. En su tercera incursi¨®n esc¨¦nica, Elvira Lindo se divierte y nos divierte hablando de c¨®mo los afectos suelen entreverarse de intereses, de lo funcionales que pueden ser las parejas cuando comparten profesi¨®n y de las sorpresas que da la vida. Samuel, coprotagonista de Algo m¨¢s inesperado que la muerte, es un escritor cuya carrera se ha revalorizado a edad muy tard¨ªa gracias a los buenos oficios de Eulalia, su atractiva y joven compa?era sentimental.

Juan Antonio Quintana, veterano actor todoterreno, es un Samuel socarr¨®n, de vuelta de todo, que deja planchado literalmente a Jorge, ex amante de Eulalia, cuando le invita a cenar en su casa a condici¨®n de que no intente contarle de qu¨¦ va su ¨®pera prima: si Jorge acepta el convite es porque estaba aguardando una ocasi¨®n semejante para reconquistarla. Dibujado este tri¨¢ngulo escaleno, la autora traslada la acci¨®n de su comedia al pisito de Tere, jovenc¨ªsima chica de la limpieza, que ha citado a Eulalia para confesarle que su octogenario marido se la est¨¢ pegando con ella.

Tere es un personaje t¨ªpico del teatro c¨®mico espa?ol: la mosquita muerta que se las sabe todas, y las mata callando como pronto se ver¨¢. Imag¨ªnense que la sor Mar¨ªa de Melocot¨®n en alm¨ªbar hubiera ahorcado los h¨¢bitos y con el bot¨ªn de los cacos se hubiese comprado un pisito en San Blas, y tendr¨¢n el vivo retrato de la Tere. Los dos largos di¨¢logos que mantiene con su se?ora, tan divertidos, est¨¢n escritos para ella: as¨ª se los serv¨ªan a Lina Morgan. No me refiero a su calidad, que aqu¨ª es otra, sino al hecho de que fueron escritos para el lucimiento de una muy buena int¨¦rprete. Carmen Ruiz los redondea. Colocarlos as¨ª, sin anticipar un ¨¢pice su intenci¨®n, manteniendo a su personaje absolutamente ajeno a la comicidad que despliega, es una faena de vuelta al ruedo.

Esperanza Elipe raya a la misma altura de su partenaire en el papel de la ex gacetillera elegante y arribista, concebida a imagen (distorsionada por la ficci¨®n) de la pareja joven de alg¨²n gran escritor contempor¨¢neo entrado en a?os: un personaje absolutamente opuesto a los que le hemos visto en su larga trayectoria en la sala Cuarta Pared. David Luque completa con ejemplar econom¨ªa gestual y emocional un cuarteto felizmente homog¨¦neo. Ikerne Jim¨¦nez los ha vestido a todos a favor, y Josep Maria Mestres, su director, los ha mantenido sujetos sin cortarles recorrido. La escenograf¨ªa de Gabriel Carrascal, eficaz, podr¨ªa ser m¨¢s atractiva.

Como los actores defienden con inteligencia suma unos di¨¢logos con chispa, encauzados en una estructura dram¨¢tica l¨®gica por Borja Ortiz de Gondra, coadaptador de la novela original de Lindo, la funci¨®n se pasa volando. Sin darnos cuenta, se precipita un final al que, francamente, le falta desarrollo o un remate: quiz¨¢ un simple flash que materialice ese golpe de estado dom¨¦stico anunciado por la criada.