Una bancarrota moral
El te¨®logo Karlheinz Deschner, cat¨®lico en tiempos, empez¨® en 1970 a escribir en Alemania la Historia Criminal del Cristianismo, proyectada para 10 vol¨²menes, de los que han aparecido nueve. Tendr¨¢ que ampliar el relato, si la jerarqu¨ªa romana no toma por los cuernos su actual crisis de moralidad. Hasta ahora, Deschner ha descrito los m¨¦todos de delincuencia en el comercio y las finanzas, en la educaci¨®n, en la propagaci¨®n de la ignorancia y la superstici¨®n, o en la explotaci¨®n de una moralidad sexual disparatada.
En 1971 fue acusado de difamar a la Iglesia cat¨®lica. Gan¨® el proceso. Hoy se estar¨¢ regocijando, tras documentarse sin ning¨²n g¨¦nero de dudas de que la Iglesia cat¨®lica ha encubierto durante d¨¦cadas a cl¨¦rigos pederastas y maltratadores.
Lo que ahora publica The New York Times sobre la implicaci¨®n del papa Ratzinger en tanto encubrimiento era un secreto a voces, con testimonio documental. Se trata de una carta que el entonces prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisici¨®n) mand¨® en 2001 a los obispos de Estados Unidos exigi¨¦ndoles secreto sobre las investigaciones que involucraban a sacerdotes en abusos sexuales. Exig¨ªa, adem¨¢s, que todas las pesquisas "preliminares" hechas por eclesi¨¢sticos fuesen enviadas a su oficina en el Vaticano. Esta escandalosa misiva ya fue usada en un juicio contra una iglesia de Tejas y contra el propio Ratzinger, por obstrucci¨®n a la justicia.
En cualquier organizaci¨®n esta oleada de esc¨¢ndalos ser¨ªan percibidos como una bancarrota moral. La Iglesia cat¨®lica es distinta. Siempre encuentra motivaciones ajenas al asunto principal. Se ha podido leer estos d¨ªas a cuento de los abusos producidos en Alemania. Un prelado incluso acudi¨® a la matem¨¢tica. De los 210.000 casos de abusos denunciados en ese pa¨ªs desde 1995, s¨®lo 94 afectan a personas de la Iglesia cat¨®lica. Como el porcentaje que sale es de un 0,044, la jerarqu¨ªa apela a una disculpa sucia: "El anticlericalismo de los medios de comunicaci¨®n".
Detr¨¢s de este tipo de justificaciones se alza la idea de que la Iglesia cristiana sigue siendo una Sociedad Perfecta (as¨ª la defini¨® el BOE espa?ol en 1953), por encima de c¨®digos y de castigos en la Tierra. Sus jerarqu¨ªas, por tanto, estar¨ªan sometidas a una ley superior y, en todo caso, al Derecho Can¨®nico. Los abusos sexuales ser¨ªan en ese contexto s¨®lo un pecado, no un delito. Bastar¨ªa con confesarlos y arrepentirse, para dejarlos atr¨¢s.
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