Ratzinger call¨® ante las denuncias contra el abusador de 200 ni?os
El Papa fue alertado por un obispo de EE UU cuando dirig¨ªa el Santo Oficio - El Vaticano alega que no actu¨® porque el pederasta era anciano y enfermo
El Vaticano aparece cada d¨ªa m¨¢s superado por la crisis de la pederastia clerical. La exclusiva publicada ayer por The New York Times sobre el difunto sacerdote Lawrence Murphy, quien abus¨® durante a?os de unos 200 ni?os sordos en Wisconsin y nunca fue denunciado ni expulsado de la Iglesia, interpela directamente al Papa y a su n¨²mero dos y secretario de Estado, Tarcisio Bertone.
Los documentos publicados parecen probar que los dos altos cargos vaticanos intentaron tapar el caso cuando dirig¨ªan la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. En 1996, el entonces prefecto Joseph Ratzinger dej¨® sin respuesta dos cartas sobre el asunto enviadas por el arzobispo de Milwaukee. En ellas se contaban los abusos cometidos por Murphy, que trabaj¨® como educador de ni?os sordos entre 1950 y 1974.
El sacerdote Murphy confes¨® los hechos, pero muri¨® sin ser castigado
Las v¨ªctimas claman: "Nunca se ha enviado a un cura a la c¨¢rcel"
Ocho meses despu¨¦s de que Ratzinger recibiese las cartas, su n¨²mero dos, Bertone, orden¨® a los obispos comenzar un juicio can¨®nico secreto que pod¨ªa haber llevado a la expulsi¨®n de Murphy. Pero poco despu¨¦s paraliz¨® la orden. Escribi¨® a Ratzinger pidi¨¦ndole que le dejara morir en paz. La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, dirigida por Ratzinger entre 1981 y 2005, tiene desde 2001 la competencia exclusiva sobre los abusos.
"Intento de golpear"
Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, explic¨® que el Vaticano decidi¨® no castigar a Murphy porque cuando conoci¨® las acusaciones el cura estaba "muy enfermo". Y record¨® que Raztinger s¨®lo fue informado del caso a finales de los noventa, m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de que la investigaci¨®n civil al pederasta hubiera terminado sin resultados. L'Osservatore Romano neg¨® las imputaciones y acus¨® a The New York Times de "un evidente e innoble intento de golpear, a toda costa, a Benedicto XVI y sus colaboradores".
Seg¨²n Lombardi, Murphy no fue expulsado "porque en casos similares el derecho can¨®nico no prev¨¦ castigos autom¨¢ticos, sino que recomienda que se emita una sentencia que no excluya la pena m¨¢s grande, la dimisi¨®n del estado clerical". Lombardi reiter¨® adem¨¢s que "las normas de la Iglesia no han prohibido nunca denunciar los abusos a menores a las autoridades judiciales", y traslad¨® as¨ª la responsabilidad a los obispos locales.
La afirmaci¨®n pone el acento en el gigantesco problema que vive el Vaticano. La Santa Sede castiga desde 2001 con la excomuni¨®n a quienes traicionen al Papa revelando los casos investigados por el Vaticano. La pena se ejecuta latae sententiae, es decir sin proceso, y es s¨®lo revocable por el Pont¨ªfice. Por el contrario, los abusos se castigan con penas variables, que dependen de la gravedad: suspensi¨®n temporal, prohibici¨®n, privaci¨®n y, en los casos peores, dimisi¨®n del estado clerical, la m¨¢xima pena can¨®nica.
La instrucci¨®n Crimen Sollicitationis, revisada en 2001 por Ratzinger y Bertone mediante la carta titulada De delictis gravioribus (Sobre los delitos m¨¢s graves), orden¨® a los obispos abrir investigaciones de abusos en cuanto hubiera indicios suficientes y comunicarlas a Roma; y ampli¨® el plazo de prescripci¨®n de los delitos de pederastia: los diez a?os anteriores empezaban a correr cuando la v¨ªctima cumpl¨ªa 18 a?os. La intenci¨®n era "perfeccionar las normas procesales y las sanciones" para adaptarlas a los nuevos c¨®digos. No aumentaron ni la transparencia ni las condenas ni las denuncias a la justicia ordinaria. En los ¨²ltimos ocho a?os, seg¨²n las cifras oficiales facilitadas hace unos d¨ªas, el Vaticano ha investigado a 3.000 sacerdotes acusados de pederastia, y ha suspendido del estado clerical a unos 300, mientras otros 300 han pedido la dispensa aceptando su culpa.
Cuando se le dice que se trata de cifras rid¨ªculas, Charles J. Scicluna, promotor de justicia (fiscal) del ex Santo Oficio, se pone a la defensiva y explica que la prudencia extrema preside los procesos can¨®nicos. "El sistema can¨®nico es muy garantista, protege al m¨¢ximo los derechos y la intimidad de los acusados. Cuando un culpable se arrepiente de sus actos, se le absuelve de forma autom¨¢tica; si no conoce la pena que le espera, no puede incurrir en esa pena.... Pero eso no significa que hayamos evitado que en los casos m¨¢s graves actuara la justicia civil, no ser¨ªa justo decir eso".
"Me parece una solemne estupidez, sabemos hace tiempo que tenemos un gran ignorante al frente del equipo legal de la Congregaci¨®n", afirma el sacerdote y profesor de derecho can¨®nico Filippo di Giacomo. "Es in¨²til esconderse tras el dedo. La realidad es la que es. Los obispos no han observado la ley can¨®nica. En Irlanda como en Roma. Lo ha dicho el Papa. Am¨¦n".
Indignado, Di Giacomo a?ade: "La tolerancia de la Curia hacia los abusos tiene una ra¨ªz evidente: la desverg¨¹enza de muchos de sus miembros. Si el llamado lobby de terciopelo, es decir el grupo rosa, hubiera decidido menos nombramientos de altos funcionarios, quiz¨¢ se habr¨ªan cumplido m¨¢s las normas y habr¨ªa habido menos comprensi¨®n hacia la pedofilia. La sodom¨ªa y la pederastia han sido vistos como un elemento de cooptaci¨®n dentro de los muros vaticanos. Es sabido que hay cardenales y obispos, argentinos, estadounidenses, italianos, alemanes, de vida afectiva para nada casta ni heterosexual, y secretarios de cardenales que han sido trasladados de Nueva York, Guatemala y Chile o de vuelta a Colombia tras ser cazados por la polic¨ªa pecando contra el sexto mandamiento en compa?¨ªa masculina. Ese ambiente ayuda muy poco a comprender los informes que llegan a la Congregaci¨®n. Pero la culpa no es de Ratzinger. No tiene la colaboraci¨®n de casi nadie. Est¨¢ rodeado de cobardes".
Roberto Mirabile, presidente de Caramelo Bueno, asociaci¨®n italiana de v¨ªctimas de la pederastia en activo desde hace 13 a?os, piensa tambi¨¦n que el Papa es hoy el ¨²nico miembro de la Curia que lucha contra los abusos. "Ni los obispos en sus di¨®cesis, ni siquiera el tribunal de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe han enviado a un solo cura a la c¨¢rcel por un crimen ped¨®filo. Al rev¨¦s", concluye, "se han limitado a trasladar a los culpables, permitiendo que los criminales continuaran abusando impunemente y convirti¨¦ndose en c¨®mplices con el agravante de la autoridad moral".
Ayer, algunas v¨ªctimas del padre Murphy protestaron contra el Papa a pocos metros de la plaza de San Pedro, en territorio italiano, junto a miembros de la asociaci¨®n SNAP. "Benedicto XVI, siendo jefe de la congregaci¨®n, ignor¨® repetidas peticiones de tres obispos para expulsar del clero al abusador en serie Lawrence Murphy", dec¨ªa uno de los carteles. Los manifestantes fueron arrestados por la polic¨ªa cuando hablaban con algunos periodistas. M¨¢s tarde fueron puestos en libertad. En contraste, por la tarde unas 70.000 personas abarrotaban San Pedro en la jornada mundial de la juventud, arropando al Pont¨ªfice al final de un d¨ªa amargo para ¨¦l.
El infierno en Verona
Sin tiempo para digerir los horrores, otro espantoso caso de abusos masivos a ni?os sordomudos, muy similar al ocurrido en Wisconsin, volv¨ªa ayer al primer plano en Italia. Sucedi¨® entre 1955 y 1984 en los Institutos Provolo de Verona. Durante 30 a?os, varios educadores religiosos de esa instituci¨®n caritativa cat¨®lica para ni?os con problemas auditivos abusaron de decenas de v¨ªctimas, ni?os y ni?as, todos ellos sordomudos. Se trata del esc¨¢ndalo m¨¢s grave de pederastia clerical conocido en Italia, y fue desvelado hace un a?o por la revista L'Espresso, que document¨® decenas de sevicias, algunas de ellas cometidas incluso bajo el altar y en el confesionario. La denuncia fue firmada por 67 ex alumnos, aunque se cree que las v¨ªctimas pueden ser muchas m¨¢s. Los abusados nombraron a 25 curas y religiosos presuntos ped¨®filos: de ellos, 13 viven todav¨ªa y siete siguen alojados en el Instituto.
El silencio, el disimulo y la ocultaci¨®n marcaron inicialmente la respuesta de la di¨®cesis de Verona, que intent¨® negar la historia y lleg¨® a acusar a las v¨ªctimas en p¨²blico de mentir y de querer chantajear a la Iglesia; hasta que finalmente, a petici¨®n de Roma, se abri¨® una investigaci¨®n. Ahora, la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe tiene finalmente en su poder el sumario. Pero la asociaci¨®n de v¨ªctimas sigue criticado la actuaci¨®n del obispo, Giuseppe Zenti, y lamenta que ninguno de ellos ha sido escuchado durante la instrucci¨®n.
Seg¨²n L'Espresso, ninguno de los acusados ha sido alejado a¨²n del centro escolar, que frecuentan centenares de ni?os y j¨®venes. El ¨²nico expediente de expulsi¨®n se abri¨® contra un cura que cont¨® a la revista los abusos que hab¨ªa cometido.
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