C¨®mo evitamos perder los papeles
Ten¨ªamos en la oficina un compa?ero que era dado a las explosiones emocionales. Las discusiones con ¨¦l (leg¨ªtimas discusiones de trabajo, nada personal) sol¨ªan terminar con manifiestas p¨¦rdidas de papeles, en las que los reproches, las salidas de tono y hasta los insultos se suced¨ªan sin control. Lo sab¨ªamos, y conoc¨ªamos la se?al: un temblor en el labio y en las manos que indicaban que estaba a punto de explotar.
?l no lo pasaba bien, y me consta que hac¨ªa lo posible (como hacemos todos los que somos dados a este tipo de explosiones) por controlarse. Lo cierto es que poco a poco la gente dej¨® de sentirse c¨®moda trabajando con ¨¦l. Porque lo dicho en una explosi¨®n emocional, por m¨¢s que entendamos que lo es, dicho queda. Y en ning¨²n caso es neutro para las relaciones. En su caso, los que hab¨ªan vivido sus explosiones en directo no ten¨ªan ganas de repetir la experiencia, y esto hizo que renunciaran a trabajar con ¨¦l a pesar de su sobrado talento, y que con el tiempo se fuera quedando solo.
"Reaccionar ante algo inmediatamente es una mala estrategia. Qued¨¢rselo dentro es otra estrategia igual de mala o peor"
El "efecto gaseosa". Todos sabemos lo que ocurre cuando agitamos violentamente una botella de gaseosa y seguidamente abrimos el tap¨®n. No hay forma humana de controlar el pegajoso l¨ªquido que sale a presi¨®n salpic¨¢ndolo todo. El estropicio est¨¢ servido.
Nuestras emociones son como la gaseosa. Si algo las agita y de forma inmediata dejamos que salgan fuera, saltan por los aires causando estropicios. Cuando discutimos, cuando recibimos mensajes que nos remueven, nuestro interior se convierte en un c¨²mulo de sentimientos agitados, que si abrimos la botella provocamos desastres de los que nos arrepentimos de inmediato y que causan da?os en nuestras relaciones.
Las respuestas en caliente nunca van a ser ni mesuradas ni constructivas. Es esencial encontrar mecanismos que nos ayuden a mantener el control y a posponer la r¨¦plica inmediata. Una gaseosa agitada no puede abrirse al instante. Si la dejamos reposar, al cabo de un cierto tiempo podremos abrirla. Mantendr¨¢ todav¨ªa cierta presi¨®n, pero si lo hacemos con cuidado no pasar¨¢ nada. As¨ª, ante algo que nos agita debemos intentar evitar las reacciones inmediatas. Hay que tomarse un poco de tiempo y dejar que "baje un poco la presi¨®n" para, recuperada la serenidad, responder cuidadosamente. S¨®lo as¨ª evitaremos palabras que desear¨ªamos no haber pronunciado y da?os irreversibles en nuestras relaciones. Hay que contar hasta 10 antes de responder, como dec¨ªan las abuelas. O hasta 100, o hasta 1.000 si es necesario.
Una reacci¨®n natural
"Enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el prop¨®sito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo"(Arist¨®teles)
Ser¨ªa deseable poder siempre actuar con serenidad ante las palabras de los dem¨¢s. Pero lo cierto es que muchas veces las circunstancias "nos pueden". Esto es as¨ª porque cuando nos sentimos atacados, dejamos de actuar conscientemente y es nuestro cerebro l¨ªmbico quien toma el control. El cerebro l¨ªmbico es como un piloto autom¨¢tico que act¨²a para defendernos cuando estamos en peligro, y como tal s¨®lo sabe hacer dos cosas: atacar o huir. ?stas son las dos clases de reacciones que tenemos generalmente con los prontos: o reaccionamos violentamente con toda clase de reproches (atacar) o dejamos plantado al otro sin m¨¢s explicaciones (huir). En cualquiera de los dos casos es importante entender que no acabamos de ser conscientes de nuestro comportamiento. El piloto autom¨¢tico (el cerebro l¨ªmbico) nos conduce m¨¢s all¨¢ de nuestra voluntad. Por esto, cuando recuperamos la serenidad y volvemos al control consciente en nuestro cerebro, la mayor¨ªa de las veces nos sorprendemos nosotros mismos de las reacciones que hemos tenido, y pagar¨ªamos por no haber dicho o hecho lo que acabamos de decir o hacer.
Entendido este proceso, la clave no est¨¢ en limitar nuestras respuestas autom¨¢ticas, cosa que est¨¢ fuera de nuestras posibilidades. La clave est¨¢ en reconocer los estadios previos a la p¨¦rdida de control consciente para que ¨¦sta no se produzca. Es en este instante anterior, en el que a¨²n podemos tomar nuestras decisiones, cuando debemos actuar y evitar el desastre. El autocontrol debe producirse en fase de alarma, porque cruzado el l¨ªmite ya no lo podremos ejercer.
No "quedarse las cosas dentro"
"Los sentimientos son como el vapor que se acumula en el interior de una olla. Si se guardan dentro, pueden acabar haciendo saltar la tapadera" (John Powell)
Podemos controlar los prontos en esta fase de alarma, evitando nuestra reacci¨®n descontrolada. Pero ello no significa que nos quedemos dentro los sentimientos. Que nos los traguemos sin ninguna acci¨®n por nuestra parte. Porque los sentimientos que no se comunican, que no salen fuera, se van acumulando. Y cuando salen -es inevitable que lo hagan tarde o temprano-, lo hacen en el peor momento y del modo m¨¢s inoportuno. Es, por tanto, aconsejable abrir la botella de vez en cuando y dejar que salga la presi¨®n acumulada. Encontrar el momento y la disposici¨®n mental para poder hablar las cosas y no guard¨¢rselas. Para dialogar con quienes nos han herido, o para responder serenamente a quienes nos han atacado. No es bueno hacer como si nada hubiera pasado y pasar p¨¢gina, porque las emociones no se extinguen por s¨ª solas. Al contrario: les damos vueltas y m¨¢s vueltas, las alimentamos interiormente, hasta el punto de crear peque?os monstruos que saldr¨¢n a la luz el d¨ªa menos pensado. As¨ª como ante algo que nos hiere la inmediatez en la reacci¨®n es siempre una mala estrategia, el no hablar del tema nunca y qued¨¢rselo dentro es una estrategia igual de mala o peor.
El trabajo de fondo. Podemos trabajar en el autocontrol para evitar las explosiones emocionales, identificando nuestros s¨ªntomas de alarma y tomando las decisiones oportunas antes de la explosi¨®n. Pero para superarlas definitivamente tenemos que ir un paso m¨¢s all¨¢ y aprender de ellas. En el origen de una explosi¨®n emocional, o de un pronto, siempre encontraremos algo que nos hiere. Un reproche, un insulto, un comentario malintencionado?, alguna cosa que vivimos como una agresi¨®n. Es importante, adem¨¢s de no perder el control, analizar y entender por qu¨¦ este comentario nos hiere, y trabajar intensamente sobre ello. ?ste es el trabajo que de verdad erradicar¨¢ nuestra tendencia a las explosiones emocionales y el que supondr¨¢ el verdadero crecimiento.
Lo que nos hace vulnerables a las explosiones emocionales no es s¨®lo la falta de autocontrol. Es sobre todo la percepci¨®n de sentirnos atacados, y en donde nos sentimos especialmente atacados es en aquellas cosas en que nos sentimos inseguros. As¨ª, el reproche que nos hace saltar nos est¨¢ dando una inequ¨ªvoca pista de unas ¨¢reas de nuestra vida en las que nos sentimos inseguros y sobre las que debemos trabajar.
Podemos aprender mucho de los prontos, porque nos est¨¢n ense?ando nuestras vulnerabilidades y nos muestran los aspectos en los que como personas todav¨ªa podemos crecer.
Para evitar las explosiones emocionales
Las explosiones no son buenas ni para quien las recibe ni para quien cae en ellas. Esto es lo que podemos hacer para llegar a controlarlas:
1. Descubra los s¨ªntomas de agitaci¨®n: cada uno tenemos nuestros s¨ªntomas de alarma: acaloramiento, respiraci¨®n entrecortada, aceleraci¨®n del ritmo cardiaco? Si aprendemos a reconocerlos, podemos identificarlos a tiempo.
2. Busque "mecanismos de escape": si identificamos que estamos a punto de estallar, hemos de buscar salidas r¨¢pidas que nos aparten emocionalmente de lo que nos agita. Con cualquier excusa, podemos salir a la calle, salir del despacho, abandonar un minuto una reuni¨®n y respirar hondo, beber algo? son peque?os trucos para no reaccionar inmediatamente.
3. Gestione el tiempo de respuesta: la respuesta inmediata tiene muchas posibilidades de resultar desmesurada. Planifique la respuesta dando tiempo para que "baje la presi¨®n".
4. Analice lo que le remueve: cuando algo nos afecta es por alguna raz¨®n. Adem¨¢s de controlar puntualmente el comportamiento, es importante buscar la raz¨®n oculta de esta afectaci¨®n y resolverla. El trabajo no termina en el autocontrol. Hay que buscar el crecimiento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.