La 'leal oposici¨®n'
Uno de los legados esenciales de la pr¨¢ctica parlamentaria inglesa del siglo XIX a la democracia contempor¨¢nea es la idea de la "leal oposici¨®n". Porque para el buen funcionamento de las instituciones democr¨¢ticas es esencial que haya una o varias fuerzas pol¨ªticas que, desde fuera del ejercicio oficial del poder, pero dentro de la lealtad a las instituciones, est¨¦n dispuestas a ofrecer alternativas pol¨ªticas, program¨¢ticas y de equipos al partido o coalici¨®n que circunstancialmente dirige la acci¨®n del gobierno. Una herencia que alguien ha definido como el prototipo mismo de la acci¨®n pol¨ªtica civilizada, y que los ingleses han mantenido hasta nuestros d¨ªas, dej¨¢ndonos situaciones tan diferentes a las que se producen en otras latitudes como aqu¨¦lla en la que, en plena guerra de Irak y tras la muerte de un buen n¨²mero de soldados brit¨¢nicos, el portavoz de la oposici¨®n de su Majestad en Westminster inici¨® su turno en la sesi¨®n de control al primer ministro Blair traslad¨¢ndole su m¨¢s sincera solidaridad y la de su partido por los duros momentos que personalmente deb¨ªa de estar pasando.
El PSdeG act¨²a con deslealtad a sus propios representados cuando el inter¨¦s general est¨¢ en juego
Sin embargo, el ejercicio de la oposici¨®n pol¨ªtica al gobierno democr¨¢tico admite otras variantes. Hace a?os, justo cuando en Espa?a pudo empezar a hablarse de estas cosas, S¨¢nchez Agesta distingu¨ªa en sus Principios de Teor¨ªa Pol¨ªtica entre la oposici¨®n como "relaci¨®n pol¨¦mica entre grupos que tienden a excluirse o anularse rec¨ªprocamente" y la oposici¨®n como "definici¨®n de una fuerza pol¨ªtica, de entre un contexto pluralista, que participa de la acci¨®n del poder, verificando su regularidad, discutiendo sus orientaciones e influyendo en sus decisiones a trav¨¦s del ejercicio de las distintas formas de control". Esta ¨²ltima, ciertamente, tiende a ser mucho m¨¢s ¨²til a los ciudadanos y al sistema, pues al implicar la participaci¨®n en la acci¨®n del poder desde fuera del gobierno, no s¨®lo manifiesta lealtad a las instituciones, sino, y sobre todo, a los intereses comunes o generales de la comunidad pol¨ªtica a la que se representa.
Transcurrido, tambi¨¦n, un a?o desde que en Galicia quienes gobernaban pasaron a la oposici¨®n, llama la atenci¨®n el diferente modo en que cada una de las fuerzas que integraban el bipartito est¨¢n ejerci¨¦ndola. Y as¨ª, mientras que la fuerza pol¨ªtica que program¨¢tica e ideol¨®gicamente se encuentra m¨¢s distante de la aceptaci¨®n del sistema, el BNG, puede llegar a actuar con lealtad a quien representa en aquellos temas en los que est¨¢ en juego un inter¨¦s general (como ocurre con las cajas de ahorros) sin que ello implique dejaci¨®n de la defensa de sus convicciones (caso del proyecto de decreto sobre el gallego en la ense?anza); la fuerza pol¨ªtica que program¨¢tica e ideol¨®gicamente se encuentra m¨¢s pr¨®xima a la configuraci¨®n actual de nuestro sistema pol¨ªtico, el PSdeG, act¨²a con deslealtad a sus propios representados cuando ese inter¨¦s general est¨¢ en juego (de nuevo las cajas) llegando, incluso, a hacer dejaci¨®n de sus propias convicciones (como todo indica que sucede en relaci¨®n con el equilibrio entre las dos lenguas oficiales en la ense?anza).
Una situaci¨®n parad¨®jica que quiz¨¢s encuentre su causa ¨²ltima en las diferentes culturas organizativas de Bloque y PSdeG, una vez que ambas fuerzas pol¨ªticas decidieron resolver la cuesti¨®n del liderazgo en un brev¨ªsimo plazo de tiempo y sin apenas haber encajado del todo el golpe de la derrota (en contraste con lo que hizo quien pas¨® por el mismo trance hace cinco a?os); pero que tambi¨¦n puede tener que ver, si hacemos caso de las reveladoras declaraciones de uno de los militantes m¨¢s experimentados del socialismo gallego, a la existencia de una novedosa bicefalia que reparte entre dos personas el poder org¨¢nico y el intelectual. Ambos l¨ªderes, org¨¢nico e intelectual, del socialismo gallego har¨ªan bien en recordar la reflexi¨®n que, al respecto, nos dej¨® Juli¨¢n Mar¨ªas: "La oposici¨®n autom¨¢tica a todo produce fatiga. Se la da por descontada. Su universalidad la hace peligrosamente igualitaria: se tratan por igual las cosas importantes y las minucias y las an¨¦cdotas. Se llama la atenci¨®n del lector o del oyente, de manera extremada, sobre algo que apenas tiene inter¨¦s, que es una insignificancia; y esto lleva a resbalar sobre asuntos de enormes consecuencias". Resbalones que pueden llevarles a alcanzar, como consecuencia adicional y extrapolando la definici¨®n del profesor S¨¢nchez Agesta, el grandioso ¨¦xito de acabar autoanul¨¢ndose o autoexcluy¨¦ndose.
Pedro Puy es viceportavoz parlamentario del PP.
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