Irak lucha contra la divisi¨®n religiosa
La victoria del laico Iyad Alaui en las legislativas muestra que muchos iraqu¨ªes, al margen de su etnia y su credo, quieren un Estado abierto y pluriconfesional
Ni el anuncio de los resultados electorales, ni la publicaci¨®n de la lista de los nuevos diputados, acaban con el suspense en Irak. La ventaja de dos esca?os que Iyad Alaui le saca al primer ministro Nuri al Maliki no garantiza que el l¨ªder de Iraquiya vaya a encabezar el pr¨®ximo Gobierno. Los votos que Alaui ha obtenido en el sur del pa¨ªs indican que es algo m¨¢s que "el candidato de los sun¨ªes", pero la divisi¨®n ¨¦tnico-religiosa del pa¨ªs es a¨²n demasiado evidente. La ilusi¨®n del Irak laico y pluriconfesional que sus vecinos ¨¢rabes y Occidente ven en la elecci¨®n de Alaui choca con la necesidad de negociar.
"Al ganar m¨¢s esca?os de los esperados en el sur y casi tantos como Al Maliki en Bagdad, Alaui ha demostrado que es algo m¨¢s que el candidato de los sun¨ªes", interpreta Reidar Visser, investigador del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales.
Los iraqu¨ªes urbanos y educados votaron contra los partidos afines a Teher¨¢n
El primer ministro Al Maliki ya ha impugnado el resultado electoral
Un simple vistazo a los datos deja claro que Iraquiya ha obtenido mejores resultados en las provincias del sur que el Estado de la Ley en las del norte. La lista encabezada por Alaui saca 12 diputados en las nueve provincias casi exclusivamente chi¨ªes (destacando tres en Basora y otros tantos en Babilonia), en tanto que la del primer ministro s¨®lo logra un esca?o en el resto del pa¨ªs (excepci¨®n hecha de la capital), en Diyala, una provincia de poblaci¨®n mixta sun¨ª y chi¨ª.
Alarmados por los lazos de las coaliciones chi¨ªes con el vecino Ir¨¢n, muchos iraqu¨ªes urbanos y educados han dado su voto a Alaui, que jug¨® la carta de una coalici¨®n amplia centrada en la identidad nacional, m¨¢s que en la confesi¨®n religiosa. Pero aunque eso indique la existencia de bolsas no confesionales entre una comunidad chi¨ª que nunca ha sido monol¨ªtica y pueda darle mayor credibilidad a nivel nacional, el Irak plural y laico que anhelan las canciller¨ªas ¨¢rabes y occidentales en Bagdad, es m¨¢s un deseo que una realidad.
"Las divisiones ¨¦tnico-religiosas son todav¨ªa muy visibles", asegura en un e-mail Joost Hiltermann, especialista en Irak del International Crisis Group. Aunque admite que Alaui era el ¨²nico candidato laico cre¨ªble tras el apoyo de Al Maliki al comit¨¦ de desbaazificaci¨®n que descalific¨® a cientos de candidatos sun¨ªes, insiste en que "perdura el sectarismo". "La mayor¨ªa de los chi¨ªes han votado por partidos chi¨ªes, los kurdos por partidos kurdos, y los sun¨ªes por Iraquiya". Un hecho que sin duda a?ade dificultades al pacto pol¨ªtico. Para empezar, ni siquiera est¨¢ claro que Alaui vaya ser el primero llamado a formar Gobierno. La ley establece que el presidente (que primero tiene que ser elegido por la nueva Asamblea Nacional) encargue esa tarea "al mayor bloque del Parlamento". Hasta ahora se hab¨ªa interpretado que ese bloque era el que obten¨ªa m¨¢s esca?os en las elecciones. Una sentencia del Supremo dada a conocer la v¨ªspera del anuncio de los resultados establece que tambi¨¦n puede ser el que se forme despu¨¦s de los comicios, si es mayor que aquel.
Esa eventualidad reaviva las posibilidades de Al Maliki, que ha impugnado los resultados, si logra recomponer la alianza chi¨ª que en coalici¨®n con los kurdos le llev¨® al poder en 2005. Parte de aquella se ha presentado de forma independiente como Alianza Nacional Iraqu¨ª, agrupando al Consejo Supremo Isl¨¢mico de Irak (la formaci¨®n de Al Hakim), los sadristas, el Congreso Nacional Iraqu¨ª de Ahmed Chalabi y otros grupos menores. Los 70 esca?os que ha conseguido la convierte en la tercera fuerza del pa¨ªs, con especial peso de los sadristas (40 diputados). Sin embargo, estos, que culpan a Al Maliki de la p¨¦rdida de Basora, dif¨ªcilmente van a aceptar que repita como primer ministro. Y no parece dispuesto a ceder el cargo para permitir la continuidad de la coalici¨®n.
Las opciones no son mayores para Alaui, quien nada m¨¢s anunciarse los resultados se declar¨® abierto "a negociar con todas las fuerzas pol¨ªticas". Si finalmente recibe el encargo de formar Gobierno, Hiltermann opina que "le ser¨¢ muy dif¨ªcil tener ¨¦xito". "Aunque es un pragm¨¢tico que podr¨ªa lograr un acuerdo con los kurdos y algunas facciones chi¨ªes, uno de los principales componentes de su electorado son los nacionalistas ¨¢rabes (sun¨ªes) que no tolerar¨ªan una alianza con los kurdos a menos que estos hagan concesiones imposibles sobre Kirkuk y otras ¨¢reas en disputa", explica.
En esas condiciones, alcanzar la mayor¨ªa simple de 163 esca?os suena a misi¨®n imposible. Pero adem¨¢s hay otras reglas m¨¢s all¨¢ de la pura aritm¨¦tica. "Ni Al Maliki ni Alaui pueden permitirse formar un Gobierno sin los kurdos o sin apoyo sun¨ª, incluso si es posible num¨¦ricamente, ser¨ªa pol¨ªticamente insostenible", advierte Marina Ottaway, directora del programa de Oriente Pr¨®ximo en el think-tank Carnegie Endowment for International Peace, en su an¨¢lisis de los resultados electorales.
Incluso en el caso de "un Gobierno a la Malaui", una coalici¨®n entre las listas de Al Maliki y Alaui, o al menos entre los grupos clave de ambas formaciones, Hiltermann duda que ninguno de ellos vaya a convertirse en primer ministro. Mal que les pese a ambos, y sus diferencias personales parecen el mayor obst¨¢culo para esa coalici¨®n dado que sus plataformas pol¨ªticas son las m¨¢s cercanas en algunos problemas constitucionales, el precio para formar Gobierno tal vez sea su renuncia al tim¨®n de mando.
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