Hijo de la belleza y de la tragedia
Alexandre Diego reconstruye en una novela la vida de sus padres, la actriz Jean Seberg y el escritor Romain Gary, que se suicidaron con un a?o de diferencia
La sombra de los padres es siempre dif¨ªcil de esquivar. M¨¢s si son el escritor Romain Gary (dos veces premio Goncourt) y la actriz Jean Seberg. Y a¨²n m¨¢s si se suicidan con apenas un a?o de diferencia. "He intentado exorcizar todo eso, pero en realidad he estado m¨¢s de 20 a?os en la c¨¢rcel de la depresi¨®n", cuenta Alexandre Diego Gary, hoy en una especie de libertad provisional e hijo ¨²nico de ese glamuroso matrimonio que dur¨® apenas nueve a?os. Ten¨ªa 17 cuando, en 1979, su madre decidi¨® dejarlo todo. Tras tomar un supuesto c¨®ctel de f¨¢rmacos y alcohol su cuerpo apareci¨® en el interior de un Renault 5 blanco: muerte en extra?as circunstancias. Y 18, cuando su padre, que a¨²n conservaba el arma de su paso por la Resistencia francesa, se dispar¨® en la boca.
"Intent¨¦ exorcizarlo, pero he pasado 20 a?os en la c¨¢rcel de la depresi¨®n"
"Mi madre era inmensamente bella y de generosidad sin l¨ªmites"
Esa catarsis, se llama S. o la esperanza de vida (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores), breve y bello v¨®mito, apenas disimulado con juegos de seud¨®nimos y espejos entre el hombre marcado y el hoy ?liberado? "Adem¨¢s de no querer hacer una autobiograf¨ªa, necesitaba que el personaje fuera doble para que afloraran aspectos que de otro modo no hubieran salido: digo cosas por primera vez".
Habla pausado, con la dulzura y la educaci¨®n de los que han quedado hu¨¦rfanos pronto de ternura, sudoroso, con el rostro ligeramente abotargado y rojizo, rastros de una vida disoluta y enferma. Graf¨®mano desde adolescente, cree que la S del t¨ªtulo de su libro abarca "silencio, soledad y suicidio y un poco la forma zigzagueante del caminar de un cangrejo, adelante y atr¨¢s".
Tras dudar si convocar a sus padres para no caer en "la gran org¨ªa de los muertos", Gary recuerda en el libro a sus progenitores en el gran piso del Fauburg Saint-Germain atestado de libros, cuadros y muebles. Al padre en su despacho, donde entraba a las ocho de la ma?ana a escribir; a la madre atada a la cama de un hospital psiqui¨¢trico para que no se suicidara, que so?aba, como ¨¦l, con tener un purasangre, a la que ve¨ªa muy poco por lo que llamaba "mam¨¢" a Eugenia, la ni?era espa?ola, "mi verdadera madre". Eso s¨ª, estaba dispuesto a matar por ella: tir¨® a una piscina un ni?o que no sab¨ªa nadar s¨®lo porque Jean le hab¨ªa hecho m¨¢s caso que a ¨¦l en una fiesta infantil. "Era mi respuesta a que estuviera siempre fuera de casa; pero se lo perdono todo: era de una belleza alucinante, un talento y, sobre todo, de una generosidad sin l¨ªmites".
?Tiene, 30 a?os despu¨¦s, una explicaci¨®n a su suicidio? "Mi madre estaba siendo perseguida por el FBI y la CIA por su apoyo a los Panteras Negras: su relaci¨®n con miembros de aquella gente fue el principio del final; adem¨¢s, esperaba un hijo, intent¨® suicidarse y lo perdi¨®
[lo mostr¨® para que se viera que no era negro] y eso termin¨® con sus nervios".
De alguna manera, Alexandre Diego esperaba la muerte de su madre: "Cualquier d¨ªa lo va a lograr", le alert¨® una vez su padre. ?l lo acabar¨ªa haciendo apenas 16 meses despu¨¦s. "Hac¨ªa a?os que le rondaba por la cabeza, con la tensi¨®n del affaire ?mile Ajar
[falsa identidad con la que gan¨® por segunda vez el Goncourt en 1975, con el posterior esc¨¢ndalo]; creo que si no lo hizo antes fue para no dejarme con mi madre. 'Mis deberes para contigo ya est¨¢n hechos', me dijo cuando cumpl¨ª 16 a?os; y me emancip¨® para que me hiciera cargo legal de su obra". ?Por qu¨¦ se rompi¨® la pareja? "Mi madre siempre tuvo una actitud incontrolable, tambi¨¦n se cruz¨® Clint Eastwood..., pero creo que hasta el final so?aba con reconstruirla. Muchas veces llamaba a casa y luego se iba corriendo antes de que abri¨¦ramos la puerta; si mi padre no retom¨® la situaci¨®n fue, en parte, porque tem¨ªa que, sin querer, mi madre me hiciera da?o".
Alexandre Diego estuvo casi dos a?os sin salir de casa: lo del padre fue un mazazo. Desde que ten¨ªa 15 a?os quiere ser escritor. Pero le asalta una duda: "Me da miedo no poder escribir nada m¨¢s; estoy con una historia de un amor perdido, pero siguen persigui¨¦ndome ciertas im¨¢genes, que me obligan a parar y a escribirlas en un cuadernillo... Quisiera haberme liberado de todo ese pasado". Madera, estil¨ªsticamente, tiene. "Esa fraseolog¨ªa corta y esas im¨¢genes son de Hemingway y de Faulkner, mis autores preferidos; ahora leo mucho a Tabucchi y a Lobo Antunes". ?Y qu¨¦ hay de su padre en esa voluntad moral que destila S. o la esperanza de vida? "Hay fragmentos en que yo mismo reconozco su influencia, lo siento a mis espaldas; en ese libro, aunque sea tan descarnado, hay una ¨¦tica. De ¨¦l tomo prestado que un hombre es un proyecto en construcci¨®n; un d¨ªa seremos por fin hombres". S¨ª, un d¨ªa.
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