Los l¨ªmites del pacto

La decisi¨®n del Gobierno de aplazar la aprobaci¨®n de las medidas econ¨®micas contra la crisis acordadas con los partidos pol¨ªticos deber¨ªa considerarse como una excelente oportunidad para que la vicepresidenta Salgado y los ministros de Fomento e Industria, Blanco y Sebasti¨¢n, que forman la comisi¨®n negociadora anticrisis, reflexionen sobre el objetivo y el contenido del pacto que se pretende firmar con la oposici¨®n. Pero el Gobierno est¨¢ m¨¢s preocupado por conseguir el m¨¢ximo apoyo al documento con 54 medidas (nada menos) que ahora quiere plasmar en un real decreto. Est¨¢ claro que Salgado, Blanco y Sebasti¨¢n tem¨ªan no contar con ese apoyo y por esa raz¨®n se abre una nueva negociaci¨®n al menos hasta el 9 de abril.

El Gobierno se est¨¢ enredando otra vez en una madeja de presiones e intereses que le alejan progresivamente del objetivo inicial: un pacto de Estado con implicaci¨®n de los grandes partidos en las medidas inmediatas y de largo alcance para reducir con urgencia el desempleo y reforzar la solvencia de las finanzas p¨²blicas espa?olas en el exterior. Hasta ahora, lo ¨²nico que ha hecho la comisi¨®n anticrisis es trasladar los debates econ¨®micos desde el Congreso al palacio de Zurbano; all¨ª, siguiendo los mismos m¨¦todos que en la plaza de las Cortes, se han conseguido acuerdos parciales (aplicar el IVA reducido a la rehabilitaci¨®n de vivienda y superreducido para dependencia, nuevas l¨ªneas financieras del ICO); y all¨ª han aparecido las mismas ma?as negociadoras de los partidos, que conceden o imponen medidas fragmentarias a cambio de ventajas para sus clientes y electores. Con el agravante del desconcierto pol¨ªtico que producen los anuncios de acuerdo, los desmentidos, las prisas de hoy y los aplazamientos de ma?ana.

Pero conseguir un apoyo parlamentario sobre decisiones que pueden aprobarse en el ejercicio parlamentario habitual no es un pacto contra la crisis. Si Rodr¨ªguez Zapatero quiere uno, necesita que el PP y los dos o tres grandes partidos del pa¨ªs respalden p¨²blicamente y se comprometan con el Plan de Austeridad (tambi¨¦n en la Administraci¨®n central) y apoyen las reconversiones y fusiones de las cajas de ahorros, paradas por la resistencia de los poderes auton¨®micos. Nada de eso se ha hecho hasta hoy ni se espera que se haga; el PP no va a conceder esa ventaja. Una votaci¨®n favorable m¨¢s en el Congreso con la ayuda pol¨ªtica de CiU y quiz¨¢ el PNV es mejor que nada, pero no es un pacto de Estado.