La Xunta cede ante Caixanova para lograr una fusi¨®n de cajas en Galicia

El proceso para que las cajas de ahorros gallegas se fusionen parece un lodazal. Por ahora lo ¨²nico cierto es un escueto compromiso de un folio que lleva la firma del director de Caixa Galicia, Jos¨¦ Luis M¨¦ndez (28 a?os en el cargo), y del presidente de Caixanova, Julio Fern¨¢ndez Gayoso (44 a?os en la caja de Vigo).

El lunes ambos acordaron iniciar los contactos para analizar "la posible confluencia en un proyecto com¨²n". Adem¨¢s del breve texto de un estilo deliberadamente ambiguo, M¨¦ndez y Gayoso tampoco se hicieron la foto cuando el presidente auton¨®mico, Alberto N¨²?ez Feij¨®o (PP), lo hizo p¨²blico. Finalizada la Semana Santa, los consejos de cada caja tendr¨¢n que dar luz verde a la decisi¨®n que han tomado sus ejecutivos tras muchas reuniones de tapadillo con la Xunta como ¨¢rbitro. El paso siguiente es la creaci¨®n de un comit¨¦ negociador que siente las bases del protocolo de uni¨®n y exponga el plan econ¨®mico.

Una comisi¨®n negociadora estudiar¨¢ el protocolo de fusi¨®n

Los alcaldes de Vigo y A Coru?a se pelean ya por la sede de la caja ¨²nica

El preacuerdo llega cuando casi nadie daba un duro por la fusi¨®n gallega, un proyecto ansiado por el Gobierno del PP en la Xunta con el respaldo de sindicatos y empresarios de la comunidad aut¨®noma. La viguesa Caixanova se neg¨® desde el principio a sentarse con su vecina de A Coru?a. Se mantuvo firme hasta que las presiones del Banco de Espa?a y las hipot¨¦ticas cesiones de poder inclinaron la balanza hacia ella, la caja m¨¢s peque?a pero supuestamente la m¨¢s saneada.

Para hacer cambiar de opini¨®n a su presidente, de 79 a?os y sin ninguna intenci¨®n de retirarse, el Gobierno de Alberto N¨²?ez Feij¨®o estar¨ªa dispuesto a ceder en la mayor¨ªa de sus reclamaciones. El objetivo, dicen fuentes del Partido Popular, es "salvar la uni¨®n", que en un principio se plante¨® como una operaci¨®n "equilibrada y paritaria" que dar¨¢ lugar a la quinta caja de Espa?a en tama?o. La ¨²ltima declaraci¨®n institucional del presidente gallego abandon¨® la letan¨ªa sobre la "paridad", repetida durante meses, para destacar otros objetivos: al menos que sea "viable y posible".

No parece f¨¢cil. Para que le salgan los n¨²meros y no se hunda en el intento, Caixanova exige un adelgazamiento brutal de la entidad resultante con la venta de, al menos, 12.000 millones en activos. En consecuencia, ambas tendr¨ªan que poner en el mercado gran parte de la red comercial, cerca de 500 oficinas, negocio incluido, de las casi 1.400 que suman en la actualidad.

No han trascendido las bajas en la plantilla resultante del nuevo escenario, pero fuentes conocedoras de la operaci¨®n estiman que superar¨¢n las 1.300 que se planteaban al principio. Casi se da por descontado que el director general de Caixanova, Jos¨¦ Luis Pego, estar¨ªa al mando de la caja fusionada.

Aunque el escollo fundamental est¨¢ en Madrid y no depende ni de la Xunta ni del acuerdo entre las dos cajas. Caixanova ha solicitado m¨¢s de 2.000 millones de euros para reforzar el balance de la entidad resultante y pagar las numerosas prejubilaciones que son necesarias. El Banco de Espa?a le ha advertido de que el dinero saldr¨¢ del Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria (FROB), con tipos de inter¨¦s por encima del 7% y plazos de devoluci¨®n que nunca superar¨ªan los cinco a?os. "Es un remedio demasiado caro", aseguran desde la ¨®rbita de Fern¨¢ndez Gayoso. Las condiciones que plantea la caja viguesa para aceptar el proyecto superan con creces las que la propia Xunta daba por v¨¢lidas en enero, cuando dio a conocer una auditor¨ªa (de la consultora KPMG) que esbozaba la fusi¨®n.

Otro de los grandes obst¨¢culos en los que podr¨ªa haber cesiones es la Ley de Cajas de Galicia, que entr¨® en vigor en enero. Fue el primer intento del Gobierno gallego (con el apoyo de los nacionalistas del BNG y el rechazo del PSOE) para ampliar el control del Parlamento sobre las cajas y, de paso, torcer la voluntad de Caixanova modificando el equilibrio de poder actual.

Se aprob¨® a toda prisa en diciembre de 2009 para introducir por primera vez la presencia de representantes de la C¨¢mara aut¨®noma en los ¨®rganos de decisi¨®n de las cajas. Entre otras cosas, establec¨ªa el cese inmediato de los consejeros que superasen los 70 a?os de edad (caso del presidente y los dos vicepresidentes de Caixanova). Su aplicaci¨®n se frustr¨® cuando el Gobierno central la recurri¨® ante el Tribunal Constitucional. Si ahora, como parece, el presidente de Caixanova impone su condici¨®n de pilotar el proceso, la norma reci¨¦n nacida deber¨ªa modificarse.

A esa pregunta contest¨® ayer con evasivas el consejero de Presidencia, Alfonso Rueda. Preguntado por si el preacuerdo incluye un pacto sobre la ley, lejos de negarlo desliz¨® que "se explora la posibilidad de una uni¨®n de las cajas y para eso habr¨¢ que tener un mont¨®n de factores en juego".

Factores que tambi¨¦n est¨¢n en las ciudades. Los alcaldes socialistas de Vigo y A Coru?a ya se est¨¢n peleando por la sede de la nueva caja aun antes de que las negociaciones comiencen. Abel Caballero, en defensa de Caixanova, interpreta que el acuerdo supone la absorci¨®n de la grande por parte de la peque?a. En A Coru?a, su compa?ero de partido, Javier Losada, ha advertido a la Xunta que no tolerar¨¢ que su ciudad se quede sin caja.