Fabra ingres¨® 5,3 millones sin justificar en seis a?os, seg¨²n el informe pericial
Las operaciones sospechosas investigadas, en su mayor¨ªa entregas en efectivo y cheques al portador, sumaron 70 veces el salario del presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n
La investigaci¨®n judicial abierta por presuntos delitos contra la Administraci¨®n P¨²blica (cohecho, tr¨¢fico de influencias y prevaricaci¨®n) y fraude fiscal contra Carlos Fabra, presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n y l¨ªder provincial del PP, encara la recta final. Los peritos judiciales est¨¢n rematando su informe sobre el marasmo de ingresos y cuentas corrientes (cerca de un centenar) del dirigente pol¨ªtico y sus familiares directos.
Seg¨²n fuentes conocedoras de tales pesquisas, el resultado de las investigaciones, que ha contado con el apoyo de Hacienda, no puede ser m¨¢s devastador para la imagen de este pol¨ªtico del PP. Al contrario que en otros casos, el partido no ha sancionado ni obligado a dimitir de sus cargos institucionales a Fabra, a quien presta todo el apoyo desde hace a?os a pesar de su imputaci¨®n judicial y las evidencias en su contra.
Los bancos tardaron m¨¢s de dos a?os en detallar sus movimientos
Hacienda detect¨® un desfase de 600.000 euros en su patrimonio en 1999
En el periodo auditado figuran 240 entregas de dinero en met¨¢lico
Tambi¨¦n ingres¨® en sus cuentas m¨¢s de 130 cheques por 2,7 millones de euros
Durante los seis a?os auditados, Fabra obtuvo abultados ingresos sin aparente justificaci¨®n. Ni guardaban relaci¨®n con sus fuentes de ingresos conocidas -un salario como presidente de Castell¨®n cifrado en 1999 en 73.000 euros-, ni ten¨ªan que ver con cuentas institucionales, ni su forma de entrega (en efectivo o con talones al portador) parec¨ªan responder a la econom¨ªa de un cargo p¨²blico.
En definitiva, "se ha repetido, a?o tras a?o, el modus operandi de 1999, a?o en el que Fabra ya fue acusado de delito fiscal", explican fuentes al corriente de esta investigaci¨®n. Y en estos casos se invierte la carga de la prueba: es a ¨¦l a quien le toca justificar esos ingresos que no declar¨® a Hacienda, y esto puede dar lugar a un delito fiscal por cada a?o investigado, aclaran las mismas fuentes.
Fabra, a trav¨¦s de sus cuentas personales o familiares, registr¨® en el periodo auditado (1999-2004) m¨¢s de 240 entregas de dinero en met¨¢lico por un monto de casi 1.800.000 euros, cuando su sueldo oficial acumulado como presidente en la Diputaci¨®n en ese tiempo no super¨® los 500.000.
Es decir, por esta v¨ªa ya ingres¨® unas cantidades equivalentes a 24,6 veces su salario de todo un a?o. La t¨¦cnica no era de mero goteo de cantidades discretas. En ocasiones, de una sola vez recib¨ªa fajos de billetes por valor de 65.000, 41.000, 39.500, 32.000 ¨® 31.000 euros... Con una semana de diferencia, en diciembre de 2002, ingres¨® sendas sumas de 26.000 euros. Sus dos ch¨®feres ya han confesado que ingresaron por orden de Fabra dinero en met¨¢lico en sus cuentas.
Pero no acaban aqu¨ª los ingresos bajo sospecha que han sido analizados por los peritos a instancias de la juez del caso. A lo largo de los seis a?os investigados, Fabra ingres¨® en sus cuentas m¨¢s de 130 cheques, muchos de ellos al portador, por un valor de m¨¢s de 2.700.000 euros. Es tanto como decir que ingres¨® casi 37 veces su sueldo anual por esta v¨ªa.
Hay un tercer canal que nutre las cuentas del presidente de la Diputaci¨®n y l¨ªder del PP de Castell¨®n: las transferencias bancarias. En el periodo investigado, sum¨® cerca de 80 operaciones de ese tipo con un monto total de casi 800.000 euros. Es decir, 11 veces su salario anual.
Por ¨²ltimo, registra una treintena de abonos que suman casi 30.000 euros. En total, las operaciones de ingreso sospechosas y supuestamente ajenas a sus retribuciones oficiales superan los 5,3 millones de euros. Suman tanto como 73 veces el salario oficial anual de Fabra.
El informe pericial pone fin a seis a?os de investigaci¨®n de unas cuentas presuntamente vinculadas a Fabra que han supuesto el examen tambi¨¦n de las de sus parientes m¨¢s cercanos: su esposa, Amparo Fern¨¢ndez Blanes, y sus hijos Borja, Claudia y la diputada Andrea Fabra.
Pero no ha sido la lentitud de la Justicia ni de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n lo que ha eternizado esta causa sino la falta de respuesta de los bancos, que tardaron dos a?os en informar de las cuentas y movimientos del clan Fabra. Y tras requerirse mediante registro el soporte de cientos de operaciones sospechosas en 2008, hasta primeros de 2009 no se entreg¨® lo fundamental de esos papeles, que luego hubo que cruzar con los datos de Hacienda. Por fin, el rastro aportado por dichos documentos ha permitido interrogar a los supuestos recaderos de los sobres de Fabra -por ejemplo, sus ch¨®feres- y a los empleados bancarios que estaban al corriente de esta operativa. Esto ha cerrado el c¨ªrculo: el dinero ingresado en las cuentas de Fabra no respond¨ªa a donativos an¨®nimos sino que era ordenado y conocido por ¨¦l, a tenor de las confesiones judiciales ya prestadas por los intervinientes en tales operaciones.
Con el informe pericial en la mano, el fiscal anticorrupci¨®n encargado del caso, Luis Pastor, podr¨¢ empezar a perfilar sus conclusiones acusatorias sobre el presidente del PP castellonense. El bosque del centenar de cuentas de Fabra se ha despejado. Y la supuesta doble vida econ¨®mica de este dirigente popular, tambi¨¦n.
Un tren de vida que ya sali¨® a la luz con el informe de Hacienda sobre 1999, que detect¨® un desfase patrimonial de 600.000 euros. A¨²n no se sab¨ªa que quienes le ingresaban el dinero eran sus ch¨®feres. Los dos han confirmado que el dinero se lo daba el propio Fabra en sobres sin ning¨²n distintivo ni membrete.
Las operaciones sospechosas acreditadas se refieren exclusivamente a ingresos de Fabra y su esposa. Por tanto, en principio, no ha salido ninguna irregularidad que salpique a las cuentas o el patrimonio de sus hijos. Las operaciones sospechosas analizadas son el resultado final de excluir todos los ingresos justificables de Fabra. Y, por supuesto, de dejar aparte las cuentas institucionales de las que era apoderado.
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